Mala noche
En tiempos más dados al balance contable que a la reflexión, la comedia americana ha dado con el argumento irrefutable para confirmar su buen momento: los grandes estudios desplazan el género de su segunda división para ascenderlo a mascarón de proa. Tropic thunder (2008) preludió lo que Resacón en Las Vegas confirma: la comedia USA puede volver a soñar con grandes presupuestos y aspirar a la ampliación de lo que hasta ahora era sólo público adolescente.
La trayectoria de Todd Phillips, director de Resacón en Las Vegas, ayuda a explicar su singular toque de distinción en el seno del cine de consumo: fue uno de los impulsores del festival de cine underground de Nueva York, se implicó en la defensa del controvertido documental Chicken Hawk: men who love boys (1994) de Adi Sideman -en el que se daba voz a los miembros de NAMBLA, la asociación que aglutina las reivindicaciones de la comunidad pedófila estadounidense- y debutó en el terreno del documental de choque, con un visceral retrato del icono de la autodestrucción punk GG Allin -Hated (1994)- y con una inmersión en primera persona en la crueldad ritual de las fraternidades universitarias -Frat House (1998)-.
RESACÓN EN LAS VEGAS
Dirección: Todd Phillips.
Intérpretes: Bradley Cooper, Ed Helms, Zach Galifianakis.
Género: comedia. Dur.: 100 minutos.
El posterior cine de ficción de Phillips parece apoyarse en variantes de lo que exploraba ese último documental: las traumáticas negociaciones con la madurez de una masculinidad que preferiría eternizarse en una juerga perpetua. Scott Moore y Jon Lucas, tándem de guionistas con debilidad por el high concept, le ayudan a desmontar el rito de paso de la despedida de soltero como retroactiva búsqueda de sentido, en una propuesta que a ratos parece un Very bad things (1998) para toda la familia y que se erige en competente lección de eficacia cómica.