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Prójimas anónimas
Columna
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Miss Simpatía

Luz Sánchez-Mellado

Horror. He visto a mi cuñado en la cola del AVE y después de ir detrás de él dos kilómetros en fila india haciéndome la sueca resulta que estamos en el mismo vagón. Uno en cada punta, eso sí, alabado sea Adif. Menos mal que el tren va petado, que si no se cambia de asiento y dos horas y media de cháchara no me las quita ni Dios. Lo malo es que ahora no puedo ni ir al bar a por agua. Mejor: si no bebo, no orino. Porque tampoco puedo levantarme al servicio. Sentada no soy nadie, pero de pie no paso inadvertida con esta delantera que me legó mi madre. Y menos para él. Por esas dos razones se casó con mi hermana, no es porque yo lo diga. Lo suelta él solito en cuanto huele el cava en bodas, bautizos y comuniones. El tío está forrado a base de vender fosas sépticas, pero en el fondo es un esteta.

Mi familia y mis amigos dicen que soy borde como yo sola, pero lo que pasa es que, cuando no trabajo, me relajo. Soy animadora de masas y tengo que estar todo el día como unas pascuas. Después de 12 horas sonriendo de oreja a oreja a diestro y siniestro llego a casa con la mandíbula de una pieza. Me duele la cara de ser tan guapa y tan maja, para algo fui Miss Simpatía en las fiestas de mi comarca. Sí, yo, qué pasa. Desde entonces he ensanchado, vale, pero todas tenemos un pasado. ¿No fue Cospedal Guapa de la Feria de Albacete y ahora se gana la vida repartiendo estopa?

Mi marido es más directo. Dice que soy una sociópata de psiquiatra. Yo no llegaré, pero él se pasa. Tiene amigos hasta en el infierno. Sobre todo ahí. Temiendo estoy que empiece la temporada. Entre la Liga, la Champions y la UEFA, día sí y día no llego a casa reventada y me encuentro a cinco tíos rebozándose en mi sofá viendo el partido del siglo en mi plasma. Yo ya ni saludo. Son ellos los que me tienen un respeto. Es verme y se me cuadran. Creen que no sé que me llaman la estirada. Por los liftings. Y por lo arisca. Peor es lo de sus santas. Al menos yo al mío lo tengo controlado en casa.

Bueno, ya estamos en Barna. En cuanto ha parado el tren he salido escopetada. Total, para nada. El tío de mis niños me ha trincado en la cola de los taxis y se me ha colado en el mío. Acabo de dejarlo en el paseo de Gracia, maldita la que me ha hecho. Que vuelve en el último AVE, como yo, me ha dicho. "En el golfo, pillina", y me guiña el ojo, el cretino, en cuanto vea a mi hermana se lo digo. Me enseña el billete y tenemos asientos pareados, a mí me da algo. Ahora mismo llamo a Renfe y exijo que me pongan en el otro extremo. Pobre del que me atienda. No sabe con quién ha dado.

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Sobre la firma

Luz Sánchez-Mellado
Luz Sánchez-Mellado, reportera, entrevistadora y columnista, es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y publica en EL PAÍS desde estudiante. Autora de ‘Ciudadano Cortés’ y ‘Estereotipas’ (Plaza y Janés), centra su interés en la trastienda de las tendencias sociales, culturales y políticas y el acercamiento a sus protagonistas.

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