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Reportaje:

Será tu (nueva) peor pesadilla

En el rodaje de 'Intruders', la terrorífica segunda aventura internacional de Fresnadillo

Gregorio Belinchón

Clive Owen frena en seco y mira hacia el bosque. Sabe que alguien anda ahí, que el ser que amenaza a su familia se esconde entre los arbustos y los robles. Su respiración se calma, da la vuelta y regresa por el callejón, en realidad el inicio de un camino rural flanqueado por dos muros de piedras, que le lleva al lateral de su casa. Se toca el cuello extrañado. Al arrancar a caminar de fondo por fin se escucha una voz. "Cut!". Juan Carlos Fresnadillo ha mandado parar.

Porque, hoy por hoy, a Owen nadie le amenaza, salvo en el cine. Atardece en Londres. La parte inglesa del equipo técnico de Intruders felicita a todo español con el que se cruzan por las glorias futbolísticas. Fresnadillo y su productor, Enrique López-Lavigne, confiesan que vieron el partido junto a una de sus actrices, la holandesa Carice van Houten (El libro negro, Valkiria), rival directa. "En realidad, no hubo malos rollos". El director comenta aparte con Owen, mientras unos metros más allá Enrique Chediak, el responsable de la fotografía -que acaba de venir de trabajar con Danny Boyle-, mide y repite con sumo cuidado el movimiento de la cámara en un suave travelling. Owen repite un par de veces más la toma, variando el gesto en su cara. Fresnadillo vuelve a charlar con él, mientras algunos corredores de footing, auténticos, atraviesan por el parque regateando a los técnicos.

Nicolás Casariego, guionista del filme, apunta una palabra clave: sugestión
'Intruders' ahonda en la transmisión de los miedos de padres a hijos
Fresnadillo: "Los géneros son como un corsé, realzan tu figura"

Miedos infantiles

Si Intruders se rueda en Londres es porque Fresnadillo (Tenerife, 1967), candidato al Oscar con el corto Esposados y director de los largometrajes Intacto y 28 semanas después, sentía "que no podía ser en otro sitio". El filme habla, entre otras cosas, de los miedos infantiles: por un lado los de Juan, un niño de siete años que vive en un barrio humilde de Madrid, destrozado por las pesadillas que padece y que llevarán a su madre (Pilar López de Ayala) a buscar ayuda en un sacerdote (Daniel Brühl); por otro, los de Mia, una niña de 12 años que en Londres ve también en sus sueños a Carahueca, un monstruo que obligará a sus padres (Clive Owen y Carice van Houten) a consultar a una psicóloga. No hay ningún elemento que una a las dos familias, excepto la angustia que les está provocando el intruso. "Hemos sido meticulosos y encajado a cada familia en su ambiente social", apunta Enrique López-Lavigne, más que productor, hermano de aventuras cinematográficas de Fresnadillo.

A tanto trajín asiste entre divertido y distanciado Nicolás Casariego, escritor del guión junto a Jaime Marques, que pasa unos días en el rodaje. Casariego apunta una palabra para definir Intruders: "Sugestión". Cambio de plano, y el espigado Owen saluda a la prensa española: "Un placer". Estas serán las únicas palabras del británico: hoy no toca charla con la prensa. Vuelta al callejón, aunque la cámara, ahora, se aleja para convertirse en el punto de vista de Carahueca, que entre los matorrales y los árboles vigila escondido a su perseguidor. Owen, al fondo, corre y escruta en vano.

Mientras preparan otra secuencia en la que el británico -que en sus últimas entrevistas no ha dejado de alabar el "talento latino", que ya conoció en Hijos de los hombres, de Alfonso Cuarón, y cuya carrera pide a gritos una película decente de nuevo- llegará de noche a la casa en medio de una lluvia torrencial, Fresnadillo explica algunas claves de Intruders, un rodaje de 12 semanas, de las que ocho fueron en Londres y cuatro se realizan en España (el equipo se encuentra ahora mismo en la localidad madrileña de Algete). "Ambas culturas, y sus respectivos idiomas, son muy distintas en sus concepciones y a la vez muy cercanas en la distancia y en que forman parte de Europa. En pantalla convergerán. Estuvimos año y medio trabajando con la estructura, porque en realidad hemos metido dos películas en una. Cada vez que ambas historias se toquen, cuando el espectador pase de una a otra, deben saltar chispas...". El canario ha estado varios años en Los Ángeles, levantando otros proyectos. "A la vez, trabajaba en esta historia, porque creo en compaginar filmes personales que me reten con otros más populares. Las dos facetas deben ser compatibles". 28 semanas después les dejó a él y a López-Lavigne un cierto regusto amargo, porque aquel filme de zombis abandonaba rápidamente la parte dramática en pos de la acción.

Y ahí entra Owen. Su nombre surgió muy rápido en la preproducción. "Y tuvimos la suerte de que le gustara el guión, de que le atrajera este héroe que se degrada y baja a los infiernos". El resto encajó poco a poco.

En Intruders hay otras reflexiones, como la de la importancia de la infancia en el carácter de las personas o "cómo los padres transmiten, sin ser conscientes muchas veces, sus miedos a sus hijos", apunta el director, que añade: "El personaje de Owen experimenta la sensación de no ser dueño de su vida, justo un sentimiento que se da cuando eres crío". En su carrera, Fresnadillo siempre ha jugado con dos conceptos: el legado y los padres. "Curiosamente, en los últimos años, el cine de género ha hablado mucho de esto. Porque el género, en el cine, es como un corsé: realza la figura".

Ya es noche cerrada en Londres. En un lado, tirado, yace un muñeco sin rostro: es Carahueca, abandonado allí por producción. Entre toma y toma, el tráfico en la calle se reanuda. Una conductora pregunta: "¿De qué va la película?". "Es un thriller protagonizado por Clive Owen, aunque es una película española". "Ah, muy bien. Por cierto, felicidades por el Mundial de fútbol". Mira, más de lo que nos ha dicho Owen.

Dibujo de Carahueca, el misterioso intruso que aterroriza a los personajes de <i>Intruders.</i>
Dibujo de Carahueca, el misterioso intruso que aterroriza a los personajes de Intruders.
Clive Owen (arriba), durante el rodaje en Londres de <i>Intruders,</i> de Juan Carlos Fresnadillo (abajo).
Clive Owen (arriba), durante el rodaje en Londres de Intruders, de Juan Carlos Fresnadillo (abajo).JORGE ALVARIÑO

Vente para Hollywood, Pepe

De Buñuel a Fresnadillo, la historia del salto de los realizadores españoles al competitivo mercado internacional ha conocido grandes éxitos y soberanos batacazos. Ahí va un tráiler de los próximos capítulos de esta historia:

- THE IMPOSSIBLE, de Juan Antonio Bayona. La reválida del realizador que sorprendió con El orfanato es una superproducción que se ha empezado a rodar en los estudios Ciudad de la Luz de Alicante con Ewan McGregor y Naomi Watts como protagonistas. Sus derechos de distribución ya han sido comprados nada menos que por la compañía responsable del éxito de la saga Crepúsculo. El argumento de esta historia parte de la recreación de las consecuencias del tsunami que asoló el océano Índico en 2004.

- BURIED, de Rodrigo Cortés. El próximo 24 de septiembre este gallego, reputado cortometrajista y director de El concursante, estrenará en 2.000 salas de Estados Unidos su nueva obra. Se trata del angustioso retrato de un soldado estadounidense secuestrado en Irak, interpretado por Ryan Reynolds, y su lucha por sobrevivir. Y lo hará después de triunfar entre la crítica del pasado festival de Sundance.

- POD, de Luis Berdejo. El cortometrajista más aventajado de su generación se fue en 2007 a Estados Unidos y estrenó las pasadas navidades The New Daughter, protagonizada por Kevin Costner e Ivana Baquero.

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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.
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