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Reportaje:reportaje

Tarifa, un futuro en el aire

Enclave único de la costa gaditana, el debate sobre la construcción de un gran puerto se cierne sobre su horizonte

Baja el sol en Bolonia, recodo privilegiado de la costa gaditana. Kalú y sus amigas han venido de Francia. Cuando recojan sus pareos saben que les espera una caravana de más de 10 kilómetros, unas dos horas paradas en la N-340, de vuelta al pueblo. "Preferimos apurar a perdernos las magníficas puestas de sol que se pueden contemplar desde aquí". Este municipio, el más grande de toda la provincia, tiene casi 18.000 habitantes censados. En verano, la población se triplica. Y un día de playa puede congregar hasta 90.000 personas. Poco, si lo comparamos con los epicentros turísticos mediterráneos. Pero una cantidad considerable, si se tiene en cuenta que ocupa dos parques naturales protegidos, el del Estrecho y el de los Alcornocales. No existe construcción de altura. Apenas una veintena de hotelitos, siete cámpings, cortijos reformados y casas diseminadas sirven como infraestructura para la temporada estival y preservan un paisaje idílico. En el horizonte se plantea la construcción de un gran puerto que triplicaría en tamaño al existente. Y la iniciativa tiene enfrente a los habitantes de Tarifa. ¿Corre este paraíso playero el riesgo de morir de éxito?"Hace 20 años aquí no quería venir nadie, ni los reclutas, y eso que llegaban obligados", bromea el documentalista José Luis Tirado. Se refiere a las bases estratégicas de defensa militar que han contribuido a preservar la zona, la más meridional de España y la más cercana a Marruecos, a sólo 14 kilómetros de Tánger. Su esposa es de aquí y ha visto cómo la llegada de los windsurfistas, en los ochenta, contribuyó al desarrollo turístico.

Es una historia similar a la de Marcos Welsh, malagueño de padres australianos, ex campeón de windsurf y profesor de yoga que además organiza jam sessions cada martes en su finca a pie de playa en Punta Camorro. Posó su tabla aquí por primera vez hace dos décadas. Y se quedó a vivir. "El ambiente entonces era más auténtico. Llegaba gente de toda Europa exclusivamente a batirse con el levante, a ver si eran capaces de resistir sobre el agua con un viento de fuerza siete".

El levante. La pregunta de cada día. Si amanece con levante, la playa de Valdevaqueros se llena de velas. Si no, de toallas. "Es lo que ha contribuido a que esto no se masifique, además de la imposibilidad de construir grandes centros comerciales, campos de golf o enormes edificios de apartamentos. Aquí el invierno es inclemente, no hay 250 días al año asegurados de playa, como en la Costa del Sol", apunta José Manuel Serrano, gerente del hotel Dos Mares, el más veterano, fundado en 1972.

Recientemente han abierto el Tres Mares, cuyo jardín está poblado por enormes budas. Es uno de los muchos establecimientos que se han dejado seducir por lo exótico. La fiebre por Indonesia la despertó el Explora, un bar al aire libre donde se juegan partidos de voley playa y se agitan cócteles al atardecer sobre camas balinesas. Sus responsables comenzaron a importar muebles de Bali hace una década y marcaron un nuevo camino a seguir: el chill out. A partir de ahí, el turismo en Tarifa dio un vuelco. En paralelo a la proliferación de tiendas y escuelas de surf, los extranjeros, sobre todo alemanes, italianos e ingleses, se asentaron con negocios alternativos (desde establecimientos de ropa hasta comida ecológica).

Empezaron a asomar en los medios caras conocidas asiduas a este litoral. Ana Torroja montó un hotelito. Actores como Esther Arroyo, Alberto San Juan o Hugo Silva se bañaban en sus aguas. Tarifa se convirtió en sinónimo de buena vida. Y desde entonces su magnetismo no ha hecho sino crecer.

Existe, sin embargo, una población que vive aquí todo el año y muchas veces sus necesidades quedan eclipsadas por las bondades del veraneo. Algunos se sienten invadidos por los forasteros y aducen que de todo este banquete apenas quedan unas migajas en el pueblo. Otros, que hay que potenciar el turismo actual extendiéndolo a las zonas rurales.

En enero de 2008, la Autoridad Portuaria Bahía de Algeciras (APBA) presentó un proyecto para triplicar el tamaño del puerto de Tarifa que ha provocado reacciones encontradas. Con él, según un estudio de impacto económico encargado por la APBA, se generarían 2.000 puestos de trabajo. La evaluación del impacto medioambiental realizada por el Ministerio de Medio Ambiente verá la luz, previsiblemente, a finales de este año. En función de los resultados, según el alcalde, el portavoz del PSOE, Miguel Manella, "se buscarán medidas compensatorias". "La propuesta puede ser interesante para Tarifa. Actualmente somos el tercer puerto con mayor paso de viajeros en España. El año pasado, tuvimos 1.300.000. Y 300.000 vehículos cruzaron a Tánger. La idea es alejar todo ese tráfico del casco histórico y crear donde está el actual un puerto deportivo, respetando los atraques pesqueros actuales".

El portavoz del PP Juan Andrés Gil también está a favor. "Tarifa necesita de un proyecto así de una forma muy clara. Pero hay instituciones, como la Junta de Medio Ambiente o la Consejería de Agricultura y Pesca de Andalucía, que están poniendo muchas pegas. Hay resquemores de que este puerto pueda afectar de alguna forma a la zona natural o a la pesca. A mí me consta que la incidencia sobre la almadraba [sistema tradicional de captura del atún] es nula".

Todo esto vendría complementado por la construcción de la autovía A-48 de Vejer a Algeciras que, en palabras del alcalde, "en algunos tramos afectará al parque natural del Estrecho". Son argumentos de necesario progreso para el pueblo que defiende también una agrupación denominada Ojalá lo Pongan Ya.

Contra el proyecto se presentó en julio la plataforma Tarifa Sí (www.tarifasi.org), constituida por IU y distintas asociaciones ecologistas y ciudadanas, que ya ha reunido más de 5.000 firmas para evitar su construcción. Para Ezequiel Andreu, coordinador local de IU, éste "dañaría el entorno y masificaría Tarifa al más puro estilo marbellí". José Luis Tirado va un paso más allá. "Es una desviación encubierta de la Operación Paso del Estrecho: lo que Algeciras no quiere para sí, nos lo envían a nosotros. Todo sin olvidar que esta iniciativa surge como reacción al macropuerto Tánger-Med, que se ha llevado buena parte del tráfico de contenedores que antes pasaba por Algeciras. Un proyecto así entra en colisión directa con el modelo de turismo basado en valores naturales que se ha venido desarrollando".

Guillermo Pérez Villalta, pintor insignia de la movida madrileña, nació y vive en Tarifa. Fue elegido como presidente honorífico de esta asociación y declamó un encendido discurso defendiendo los valores de esta localidad y calificando de "cutres e incultos a quienes confunden progreso con hormigón". El 6 de agosto, él y su pareja, Fernando Boix, se vieron asaltados por tres individuos que salieron del bar que sirve de sede al PP local, siempre según la versión de Pérez Villalta. Boix acabó en el hospital. "Cuando yo hablo de incultura me refiero fundamentalmente a un desconocimiento de las cosas, de que el pueblo está siendo manejado. Este puerto beneficiará a unos pocos y el resto sufriremos las consecuencias, todo lo que surge en torno a las actividades portuarias: el desastre ecológico, la peligrosidad social de las mafias y la entrada de drogas... No hay que ser muy listo para verlo venir".

El artista insiste en que "Tarifa ya ha encontrado una posibilidad de supervivencia económica que consiste en un turismo que, además, nada tiene que ver con el de Benidorm, muchísimo más agradable y que se está extendiendo a lo largo del año. La gente quiere preservar esto, viene aquí porque es así. Es el motivo por el que yo mismo opté por volver a vivir hace 20 años, porque es un lugar juvenil, moderno y hermoso".

Ajenos a la polémica, muchos de los devotos de esta costa se levantarán hoy con la misma pregunta de siempre: ¿habrá levante?

ANDRÉS CARRASCO
Puerta de Jerez en el centro  de Tarifa.
Puerta de Jerez en el centro de Tarifa.ANDRÉS CARRASCO

Más allá del turismo del viento

Tarifa no es sólo uno de los grandes centros para el windsurf y el kitesurf.

- Avistamiento de cetáceos. Hay salidas en barco para ver el paso de ballenas y delfines por el estrecho de Gibraltar.

- Aves migratorias. Varias estaciones ornitológicas permiten seguir el paso de cigüeñas, águilas y halcones.

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