_
_
_
_
_
Crónica:MIS PERSONAJES DE FICCIÓN | TINTÍN
Crónica
Texto informativo con interpretación

El chico neutro

Si me preguntarais con qué personajes de ficción me iría de vacaciones a la Manga del Mar Menor, os diría que con Darth Vader, la rana Gustavo, Hong Kong Fui y Tintín. Con los primeros está claro, pero ¿por qué con Tintín?

Objetivamente, no sé casi nada de él; bueno, sé que es corresponsal de Le Petit Vingtième, que tiene flequillo, que es voluntarioso, pero casi nada más. Ni su edad, ni si le gusta más la carne o el pescado, vamos, nada. Tintín es neutro. Es bonico, sí, pero es neutro. Supongo que eso es uno de sus encantos, que esa indefinición hace que guste a todo el mundo. Fijaos hasta dónde llega la cosa que hace unos años se discutió en la Cámara francesa si Tintín era de izquierdas o de derechas. Sobre Milú no se discutió nada.

Lo de 'mcguffin' no sé muy bien qué significa, se lo oí el otro día a un amigo, y me parece que viene bien ponerlo aquí
Me hubiera gustado hablar de la polémica suscitada con el álbum 'Tintín en el Congo', pero no me ha dado tiempo

Realmente, en las historias de Tintín cualquiera de los secundarios resulta más atractivo que él: el Capitán Haddock, el Profesor Tornasol, Bianca Castafiore...

(Mención aparte merecen Dupont y Dupond, o sea, Hernández y Fernández, dos personas idénticas que no son familia -en ninguna aventura se dice que sean hermanos gemelos, que yo sepa- y que han coincidido en el mismo cuerpo de policía).

El caso es que el eterno adolescente con tupé y coloretes funciona como un catalizador, como un resorte para que pasen cosas; es, como diría Hitchcock, el mcguffin. Lo de mcguffin no sé muy bien qué significa, se lo oí el otro día a un amigo que tengo, muy leído, y por el contexto en el que lo dijo me parece que viene bien ponerlo aquí.

Y dicho todo esto es el momento de gritar a los cuatro vientos que de Tintín me gusta hasta los andares.

Recuerdo el placer que experimenté cuando de niño abrí uno de sus álbumes por primera vez, y aquí entra en juego la nostalgia, que sabemos, es más adictiva que el opio. Todo estaba súper bien dibujado, con esa línea clara tan bonita, con esos colores tan exquisitos -creo y escribo de memoria que Hergé se terminó enrollando con su colorista; en su caso hizo bien, otros dibujantes deberían por el contrario estrangularlos-, con ese grado de perfección tan abrumador.

No es que me muriera de risa leyéndolo, me reía más con Astérix y Obélix, pero era un deleite como de tener entre las manos algo para adultos. Me podía tirar horas sólo viendo las viñetas, porque todo era real o, mejor dicho, todo era como debería ser. Los aviones, los coches, las calles, las ropas... ¡El cohete! Ese cohete de Objetivo: la Luna es de las cosas más bonitas del mundo, bueno, después de una escultura que hay en la segunda rotonda según entras a Getafe.

Pero volviendo al primer tema, a la vaguedad calculada de Tintín, porque en el fondo, y eso ha quedado claro, rellenamos ese vacío para moldear al personaje a nuestro gusto. Es importante recalcar que además de no tener personalidad no tiene pareja, ni estable, ni esporádica. Y esto no es un asunto baladí, porque si tuviera un/a novia/o se podrían haber dado conversaciones como las siguientes.

-¿Dónde has dicho que te vas, Tintín?

-A Sidney, al Congreso Internacional de Astronáutica.

-¿Y qué, te vas con tu amiguito, el marinero borracho?

-Se llama Haddock.

-Ni lo sueñes: si te quieres ir a Australia, me voy contigo.

-Esto ya lo hemos hablado, cariño, a las aventuras me voy solo.

-Estoy harta/o de tus aventuritas. ¡Qué te crees, que soy gilipollas! Además, ¿para qué vas? Nunca te he visto escribir ni una sola crónica para ese periódico para el que dices que trabajas.

-Cariño, por favor no empieces.

-Quieres más a ese estúpido perro que a mí.

-No te metas con Milú, es un perro muy sagaz.

-Vete, ya no quiero verte más.

-Bueno, nos vemos a la vuelta del viaje.

-¡Te odio! ¡Y quítate esos estúpidos pantalones de golf!

Portazo.

Claro, la cosa con pareja no hubiera sido lo mismo. (Nota: me hubiera gustado hablar de la polémica suscitada con el álbum Tintín en el Congo, pero no me ha dado tiempo, lo siento).

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_