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Reportaje:TURISMO Y ARQUITECTURA

En el limbo del ocio

España será un gran geriátrico vacacional; Dubai, el nuevo referente para los jóvenes. El escritor Michel Houellebecq y el arquitecto Rem Koolhaas ven así el futuro turístico y debaten sobre él en Barcelona

Rem Koolhaas, el arquitecto más influyente de la actualidad, y el novelista Michel Houellebecq, célebre por sus tesis provocativamente amorales sobre el turismo y el placer, mantuvieron un diálogo en el marco de un simposio celebrado estos días en Barcelona sobre Turismo XXL, es decir, talla supergrande, que es la que le hace falta a la que es, para muchos, la industria más importante del mundo y, para otros, el paradigma del exceso de hedonismo en el que el turista vive en el limbo del ocio.

Koolhaas: "Temo que pronto nos encontraremos con que hemos agotado todo el hedonismo posible del mundo"
Houellebecq: "España tiene un pasado turístico. Y eso es una discapacidad. Porque el turista siempre busca novedad"
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La diferencia en los registros conceptuales de uno y otro llevó a ratos la charla a callejones sin salida. A pesar de ello, algunas intuiciones del desencantado novelista francés -autor de Plataforma y La posibilidad de una isla- y del inteligente arquitecto holandés -responsable del Office for Metropolitan Architecture (www.oma.nl)- resultaban inspiradoras, como, por ejemplo, las ideas de Houellebecq sobre el futuro del turismo en España

Michel Houellebecq. Ibiza quedará, porque Ibiza es la fiesta y el sexo, y eso siempre atraerá a las masas; pero el turismo de alta gama encuentra y encontrará más estímulos en escenarios diferentes, como, por ejemplo, Italia y Croacia. Creo que la única oportunidad que tiene España para mantener ese gran negocio del turismo son los jubilados, que son sensibles a las condiciones de seguridad. En España hay un excelente servicio de salud. Eso es fundamental para este objetivo. Hospitales estupendos, buenos doctores. Hablo de un turismo de extranjeros de avanzada edad que compran apartamentos para venirse a morir aquí. En los cincuenta, España fue pionera en la industria del turismo. En aquellos años los vuelos de avión no eran accesibles a todos, de manera que las primeras masas turísticas venían a España en coche. Pero como ahora los vuelos en avión son baratos, las nuevas masas se desplazarán a territorios nuevos, más lejanos, con la misma facilidad. Pienso, por ejemplo, en Liberia, donde el clima es mas cálido, es mejor...

Rem Koolhaas- En efecto, podemos ir a cualquier lugar del mundo y esto inicia la nueva etapa de la globalización, la última, la "democracia del hedonismo". Pero esto plantea la pregunta: ¿democracia o hedonismo?Quizá el intento de abrazar el mundo con generosidad se está convirtiendo en un dilema; temo que pronto nos vamos a encontrar en el momento en que habremos agotado todo el hedonismo posible del mundo, y a costa de todo lo que teníamos hasta ahora. Lo que acaba de decir Michel me parece razonable, una propuesta precisa y económicamente viable en cuanto a demografía y tendencias futuras. ¿Por qué deberíamos considerar deprimente la idea del turismo de los ancianos? ¿Por qué no pensar que es la primera vez en la historia que gente de esa edad tiene maravillosas posibilidades de vida?

M. H. En efecto, el hecho de que la esperanza de vida haya aumentado es más bien una buena noticia. La edad media de la humanidad se desplaza hacia arriba; los hijos se quedan hasta avanzada la juventud en casa de sus padres, y los viejos mueren cada vez más tarde, aumenta incesantemente la población masiva de turistas de más de sesenta años. A mí me parece que si el futuro del mundo son los viejos, los ancianos, hay que decir que España está muy bien situada para ese futuro, es una buena noticia para España.

R. K. Michel ¿por qué mencionas Croacia como próxima "costa XXL"?

M. H. Verás, Croacia tiene lo que le gusta a la gente rica y pija: es un país que tiene casi mil islas, y cuenta con la exclusividad de los lugares a los que nadie va... eso es muy propio y característico de las islas por su propia naturaleza, que llegar a ellas cuesta un poquito más. Además,. Croacia cuenta con un importante factor de autenticidad, porque la gente de allí habla un idioma que nadie entiende, comen cosas raras, todo lo cual es muy exótico, y sin embargo es fácil de llegar en avión. En cambio, España nunca ha acogido un turismo people; aquí se empezó por atraer un turismo de gama baja, y cuando eso empezaba a decaer tuvísteis un golpe de suerte con la caída del muro de Berlín, que permitió que llegaran masas procedentes del Este, llegaban en autocares. Pero en esos países el capitalismo se desarrolla muy rápidamente, de forma que esa fuente se va secando. Una pista bastante fiable sobre estas tendencias la da la evolución del turismo alemán. Cuando el alemán empieza a ir menos hacia un lugar es que este lugar está bajando, y es evidente, creo, que el turista alemán ya no viene tanto a España. El inglés sigue viniendo, eso es cierto, pero es que el inglés es más conservador, o sea, que sólo confirma lo que vengo diciendo. Pero bueno, a España le quedan los ancianos... Y hay otro dato importante: España tiene un pasado turístico. Y eso es una discapacidad. Porque el turista siempre busca novedad. Por consiguiente: no podemos ser y haber sido. El atractivo de la tradición sólo funciona en lo de la fiesta y el sexo, por eso decía antes que Ibiza permanecerá. Ibiza no tiene que preocuparse. Pero quizá estamos hablando tanto del pasado. Yo me pregunto ¿Podemos construir algo? Por ejemplo, una estación vacacional antes de saber si la gente acudirá a ella. Construir desde cero y luego...

R. K. Claro que podemos. Se hace una profecía de la realidad con una eficacia increíble.

M. H. ¿Por ejemplo?

R. K. Dubai se ha construido desde cero, y funciona. Tiene un 90 por ciento de ocupación.

M. H. ¿Por qué funciona?

R. K. Funciona porque nos lo han vendido y porque la mitad del año hace calor y eso es muy atractivo para el turismo de bajo coste.

M. H. Es raro, ¿no? ¿Cómo empezó Dubai?

R. K. En 1994, lo que aquí se llamó la crisis del petróleo era todo lo contrario, un gran éxito. Países como Dubai trabajaron durísimo con una verdadera implicación, y descubrieron que en poco tiempo el petróleo estará agotado y por tanto no tendrán estructura económica, salvo la que se pueda financiar ahora con lo que queda del petróleo. O sea, es una transferencia del petróleo a una economía mas virtual. Dubai es para los jóvenes, decididamente allí hace demasiado calor para los ancianos...

M. H. ¿A quién atrae un país abstracto, sin historia? A los jóvenes no... a gente que busca buena relación calidad precio...

R. K. Dubai está muy bien situado entre Asia, que esta subiendo, y Europa, que está bajando. Ya sólo su situación en medio del tráfico aéreo le hace un destino clave. Y está en Oriente Medio, que es una zona de estabilidad relativa... todo esto hace del país una abstracción viva... Está bien para los rusos, son sólo tres horas de vuelo desde Moscú, y tres desde Delhi... O sea, que es un centro real. Dubai se convertirá en una ciudad asiática, vendrán los indios y los trabajadores serán asiáticos, aunque ahora llegan muchos trabajadores polacos y africanos, claro...

M. H. Yo estoy un poco confuso... Me sorprende ese éxito de Dubai del que hablas, porque incluso en la época de gran desarrollo del turismo, cuando Occidente empezó a ser rico, a finales de los años cincuenta, cuando la gente venía a España no veía nada, sólo iban a la playa, pero tenían conciencia de que España era algo, y de qué era España. En cambio, de Dubai no se sabe ni en qué lugar del mundo está.

R. K. Sí, es un lugar abstracto, virtual... Me gusta esa idea tuya de las cosas que están "a la baja".

M. H. Por ejemplo, la política... Efectivamente, cada vez tiene menos importancia, es un valor a la baja. No me gusta insistir mucho en ello porque parece que me las dé de provocador, pero creo que es un sector más del show business.. No creo en las tesis sobre el final de la historia, pero...

R. K. ¿Y la literatura? ¿Está a la baja o a la alta?

M. H. Bueno, creo que... está estable... Las potencias que pueden imponer una arquitectura estética son las dictatoriales. Y las últimas han desaparecido. La gente con mucho dinero, o sea, los que podrían suplantar a un Stalin, pueden comprar obras de arte pero ya no construir palacios... bueno, Bill Gates quizá podría, pero no se atrevería. Quizá haría levantar unos palacios disfrazados de casas... Más allá no podría llegar... lo que quiero decir es que la arquitectura no tiene más elección que tratar con la economía, mientras la literatura no. La literatura es libre. Pero, paradójicamente, ha cambiado poco, resiste bastante bien al paso del tiempo, las transformaciones históricas no influyen en ella. La gran evolución de la literatura tuvo lugar cuando el pueblo aprendió a leer, desde entonces no ha experimentado otra gran revolución.

A última hora, interviene el público en el debate. Le interesa lo que piensa Koolhaas sobre el tamaño en la arquitectura - su famoso libro S,M,L,XL inspira el título del simposio- , sobre el futuro y sobre la razón de que a los arquitectos, en general, no les interese el turismo.

R. K. Los arquitectos no se plantean en serio el tema del turismo porque somos unos moralistas y como se está en contra no se plantean ni siquiera cómo intervenir. En relación al tamaño, los críticos siempre han estado obsesionados con el XXL y no se fijan en mi investigación sobre el tamaño S... Yo creo que lo que ha cambiado en arquitectura es que ya no estamos ante un problema de tipologías sino de escala, lo que ha cambiado es el tamaño de las actuaciones. ¿Qué pasará en el futuro? No creo que vaya a cumplirse la promesa del liberalismo, la promesa de que la democracia se irá extendiendo y con ella la clase media por todo el mundo hasta convertirse en la mayoritaria... Es imposible producir lo suficiente para que nuestros estándares de vida actuales se proyecten a toda la humanidad. No se qué forma tomará el mundo en este futuro, pero una cosa es segura, que el turismo seguirá creciendo., No soy pesimista, pienso que podemos mejorar. Y aún espero que vuelva otro Renacimiento.

Michel Houellebecq y Rem Koolhaas, durante su conversación.
Michel Houellebecq y Rem Koolhaas, durante su conversación.CARLES RIBAS

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