Un nuevo Carver

El sepulcral cuento de Raymond Carver Tanta agua tan cerca de casa (en el que unos pescadores siguen con su tarea todo un fin de semana pese a haber encontrado un cadáver en el río) ya había sido llevado al cine como parte de la obra maestra Vidas cruzadas (Robert Altman, 1993). De ahí que el atrevimiento del australiano Ray Lawrence para adentrarse de nuevo en el texto y que su película contenga notables aportaciones sea doblemente meritorio. Jindabyne recoge el misticismo del primer Peter Weir (el de Picnic en Hanging Rock y La última ola), al tiempo que su particular estilo narrativo, ya experimentado en Lantana (2001) y en la onda de Atom Egoyan, imprime suspense a través de diálogos en los que los personajes hablan de su pasado con continuos sobrentendidos. De modo que, a pesar de que el desenlace resulta decepcionante y el tremendismo anda al acecho, la película mantiene el tono inquietante del relato.