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Entrevista:IGGY POP | Cantante | música

"Cantar rock puede resultar una condena a cadena perpetua"

Diego A. Manrique

Una voz rotunda. Iggy Pop (Michigan, 1947) se expresa con la gravedad de un actor veterano, aunque es un conversador jovial, siempre presto a reírse de lo absurdo de su existencia. Así, reconoce que 2009 iba a ser una especie de año sabático, tras hacer caja con la gira de su grupo histórico, The Stooges. Todo se torció a comienzos de enero, cuando apareció muerto su viejo compañero, el guitarrista Ron Asheton. También supo que Hollywood renunciaba a filmar The passenger, la película sobre sus años salvajes. De alguna manera, ha decidido llenar el vacío sacando adelante proyectos particulares. El más visible es Préliminaires (EMI), un disco musicalmente audaz, inspirado por La posibilidad de una isla, la novela de Michel Houellebecq. Iggy atiende cordial desde Miami: "Acabo de salir de la piscina, podemos hablar de lo que quieras".

"Conservo toda la energía, conozco los códigos, sé mover al público"
"Soy experto en fracasos, pero imagino que el éxito lo distorsiona todo"

Pregunta. Me asombra que viva en Miami, donde -fuera del universo cubano- no hay mucha actividad cultural.

Respuesta. Por eso lo elegí. Aunque soy eso que llaman un "artista de culto", prefiero pasar desapercibido: vivo con mi mujer en un barrio ordinario. Pero aquí también existe una pequeña escena de rock alternativo y he terminado por hacer amigos.

P. Préliminaires oscila entre el jazz de Nueva Orleans y la chanson. Asombra que, con la crisis de la industria, le dejaran hacer algo tan atípico.

R. ¡No les pedí permiso! Originalmente, iba a ser un disco exclusivo para Francia; luego, quisieron editarlo otros países. De todos modos, me reprimí: dejé fuera un tema lento de diez minutos que es desesperación pura. En Estados Unidos, Préliminaires ha tenido las críticas más dispares: gente que me felicita y descontentos que piden [pone voz cervecera] ¡rock and roll!

P. Entiendo su confusión: ¿a quién creer, a ese Iggy Pop que canta Las hojas muertas o al que se desgañita sobre un muro de decibelios?

R. No son incompatibles. Mi oficio es el de cantante de rock. Tengo 62 años pero conservo toda la energía, conozco los códigos, sé mover a un público.

P. Seguro que recuerda lo que proclamaba Mick Jagger: que no se imaginaba cantando Satisfaction cuando cumpliera 40 años.

R. ¡Lo que no sabía es la cantidad de pasta que le iban a ofrecer por hacer eso! En este negocio no puedes decir algo tan tajante: el diablo te va a obligar a comerte tus palabras. De todas formas, entiendo que cantar rock toda tu vida pueda parecerse a una condena a cadena perpetua.

P. Hace poco, Jerry Lee Lewis tocó en Madrid; estaba muy deteriorado pero conservaba su dignidad.

R. Lo creo, me gusta el último disco que ha hecho. Jerry Lee igual preferiría cantar country pero ahí está. Recuerdo actuar en Madrid a principios de los ochenta en un local oscuro y no acudieron más que unas docenas de tipos feos, que se empeñaron en cubrirme de escupitajos. Yo no era consciente pero había tocado fondo: los conciertos posteriores en España han sido buenos, incluso muy buenos.

P. Hay una canción en el nuevo disco titulada Spanish coast

[Costa española]. ¿Recuerda cuál fue la inspiración?

R. Sí, estaba solo en un hotel cerca de Benicàssim, quería descansar. Al lado había una playa nudista. No podía poner a prueba mi español: todo eran rusos, árabes, nórdicos. Me impresionó que hubieran reducido la experiencia de España a "sol, sexo y mar", pero prescindiendo de los nativos. De repente, me llegó la noticia de la muerte de mi manager, Art Collins, y no tenía con quién compartir mi dolor. Luego comprendí que estaba viviendo una situación que encajaría perfectamente en un libro de Houellebecq.

P.¿Hay música nueva que sorprenda a Iggy Pop?

R.Me impresiona el Hypnotic Brass Ensemble. Músicos callejeros, la mayoría hijos de un trompetista de jazz. Tocan muy crudo y... bueno, ellos no lo saben, pero les estoy componiendo canciones.

P. Uno no puede parar ¿verdad?

R. Así debe ser. En septiembre, doy un concierto en Alemania, con una cantante folk, Tine Kindermann. Es un ciclo llamado Un siglo de canciones. Uno espera haber aportado algo al cancionero del siglo, aunque solo sea I wanna be your dog (Quiero ser tu perro).

P. ¿Hay algo que añadir respecto a la muerte de Michael Jackson?

R. Yo soy más experto en fracasos que en éxitos. Imagino que el éxito desmesurado distorsiona todo. Lo sé, lo he vivido al lado de David y la suya era una fama más controlable. En el nivel de Michael, supongo que te vas debilitando y entras en una espiral de decadencia. Todos quieren algo de ti, todos te acosan, los abogados te abruman. No te adaptas, estás nervioso y tomas algo para resistir. Luego... fundido a negro.

P. Por cierto, he visto el spot donde hacía publicidad de una aseguradora británica de automóviles que...

R. ... no aseguraba a músicos, ya lo sé. Bueno, ya han rectificado. Hay ventajas en ser un "artista de culto": alguien te ofrece un montón de dinero por asociar su imagen contigo. Absurdo pero no me voy a negar.

P. Una pequeña maldad. Me dicen que conduce un Maserati. Imaginaba que, dado sus raíces en Detroit, sería fiel a sus coches.

R. He tenido coches americanos hasta hace poco, pero me daban muchos disgustos, no es bueno quedarse parado en algunas zonas de Miami. De cualquier manera, no quiero frivolizar con ese asunto: es terrible la decadencia de Detroit como ciudad.

El cantante estadounidense Iggy Pop.
El cantante estadounidense Iggy Pop.

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