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8.000 firmas reunidas a favor de una moratoria

En 2007, el Consejo Interterritorial de Salud, integrado por el Ministerio de Sanidad y las comunidades, aprobó incluir la vacuna del papiloma humano en el calendario para las niñas de entre 11 y 14 años. A los pocos meses, un grupo de especialistas en salud pública constituyó una plataforma para pedir una moratoria para que la inmunización no se incluya en el calendario oficial de vacunaciones hasta que su efectividad esté totalmente probada.

Entre los impulsores de la plataforma están Carlos Álvarez-Dardet, catedrático de Salud Pública Universidad de Alicante; Miquel Porta, catedrático de Salud Pública de la Universidad Autónoma de Barcelona y del IMIM; Leonor Taboada, periodista y directora de Mujeres y Salud, e Ildefonso Hernández-Aguado, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Miguel Hernández, actualmente director general de Salud Pública del Ministerio de Sanidad.

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Coste-efectividad

A día de hoy, la plataforma ha recogido más de 8.000 firmas, muchas de profesionales de la salud, a través de la web del Centro de Análisis de Programas Sanitarios (CAPS) de Cataluña. El caso de las dos niñas de Valencia ha vuelto a incidir sobre la idoneidad de la decisión y la necesidad de hacer un balance entre efectividad y costes. Está claro que el riesgo cero no existe para ningún medicamento, pero "va a ser necesario un debate sobre si queremos correr riesgos, sean cuales sean, para un beneficio que en realidad se puede obtener por otras vías", afirma Carme Valls, directora del Programa Mujer y Salud del CAPS. El cáncer de cuello de útero puede evitarse también mediante una citología vaginal, que tendrá que seguir haciéndose.

Los partidarios de la moratoria argumentan que aún no hay evidencia clara sobre la efectividad de la vacuna, que sólo protege ante cuatro cepas del virus, responsables de entre un 55% y un 28,2% de los cánceres de útero. Esto supone que continúa siendo necesario tomar medidas preventivas, no relajarse en el uso del preservativo y hacerse citologías periódicas. La idea de que la vacuna evita el cáncer puede llevar a relajar las medidas de protección y descuidar el cribado. "Los recursos sanitarios son limitados, y debemos priorizar", afirma Valls.

El 80% de las muertes por cáncer de útero ocurre en mujeres que no se habían hecho citologías, según el médico Juan Gérvas.

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