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TECNOLOGÍA MÉDICA Cirugía laparoscópica

Ventajas del bisturí ultrasónico: más precisión y seguridad

F. Javier Barroso

El bisturí ultrasónico o armónico se está convirtiendo en una herramienta fundamental para los cirujanos que operan mediante laparoscopia, una técnica quirúrgica no invasiva que se practica a través de tres o cuatro pequeñas incisiones para introducir el instrumental quirúrgico y una microcámara. El nuevo bisturí ultrasónico empieza a abrirse camino porque es más preciso, limpio y seguro, según los especialistas.

Corta, coagula y diseca

La principal ventaja que encuentran los cirujanos es que evita todas las complicaciones del bisturí eléctrico: las chispas o quemaduras por los arcos voltaicos que se forman dentro del cuerpo. Además, al convertir la energía eléctrica en calor, se corre el riesgo de quemar partes sensibles y crear necrosis (zonas muertas) sin que el cirujano pueda controlarlas o, incluso, darse cuenta de que existen. "El bisturí armónico trabaja a una temperatura que no suele superar los 80 grados de temperatura, mientras que el eléctrico supera los 200. Por tanto, existe más riesgo de producir calcinaciones de tejidos que pasadas unas horas de la intervención pueden degenerar en lesiones graves", señala el jefe del servicio de Cirugía del hospital Ramón y Cajal de Madrid, Virgilio Fresneda. Entre esas lesiones, podrían darse peritonitis o perforación de colon, entre otras.La precisión también es un factor importante. Este instrumento tiene la capacidad de coagular las heridas al mismo tiempo que disecciona. Esto permite que el cirujano trabaje en un campo sin hemorragias y limpio de sangre, según explica el jefe del área de Cirugía de la Fundación Hospital Alcorcón, Antonio Quintans. "Destaca sobre todo la facilidad en el manejo y la seguridad de los cortes. Además, como casi no produce humo al cortar, permite tener controlada la operación en todo momento y facilita la labor en la cirugía laparoscópica", explica Quintans.

Más caro

El bisturí ultrasónico consta de un generador, un transductor y los terminales -el bisturí en sí-, que son intercambiables y están diseñados para cortar, coagular o disecar (el corte se produce al vibrar los terminales a una gran frecuencia). El generador es la fuente de energía ultrasónica; se acciona mediante un pedal y produce las ondas que mueven el bisturí. El transductor es la pieza que transforma la energía ultrasónica en energía mecánica; se coloca entre el generador y los terminales, y tiene, en general, un sistema de ventilación. Este bisturí está especialmente indicado en cirugía general, ginecológica y urológica. Su uso se expande últimamente en neurología, traumatología, cirugía cardiovascular y torácica. "Otro factor importante es que los especialistas no necesitan un entrenamiento especial para usarlo. Se usa prácticamente igual que el eléctrico y, de hecho, su sustitución se está haciendo sin problemas", asegura Quintans. "En Suecia, por ejemplo, se utiliza para el 70% de las intervenciones. En España estamos muy lejos de esa cifra, pero nos vamos acercando poco a poco". Más de un centenar de hospitales españoles cuenta ya con este bisturí.

La precisión de los cortes y la coagulación son otros dos factores beneficiosos para el paciente. Por un lado, se requieren menos unidades de plasma para reponer posibles hemorragias, con el consiguiente ahorro hospitalario y menor riesgo de rechazo, en especial en cirugía hepática y neurocirugía. Por otro, las heridas cicatrizan más rápidamente y el posoperatorio se reduce.

El cirujano Virgilio Fresneda también destaca que el bisturí armónico representa "importantes mejoras" con respecto al tercer bisturí existente en el mercado, el láser. Éste presenta entre sus inconvenientes el de ser más caro, requerir medidas de protección especiales para los médicos y el enfermo (uso de gafas para evitar las radiaciones, por ejemplo) y ser menos preciso. "En un estudio comparativo realizado en el hospital Ramón y Cajal entre cinco cirujanos, todos coincidimos que el mejor era el ultrasónico", concluye Fresneda.En el hospital General Universitario de Valencia se utiliza "de forma selectiva" para operaciones complicadas o que suponen un riesgo añadido, según destaca su jefe de Cirugía, el doctor Ramón Trullenque. Las razones que aduce son dos: por un lado, la parte fungible (la que entra en el cuerpo del paciente) tiene un precio bastante alto y sólo se puede emplear para 15 o 20 intervenciones. Además, resulta un poco más lento que el bisturí eléctrico. "Si tenemos que operar una vesícula complicada o un tumor de digestivo, no se duda nunca y se emplea el armónico, porque representa mucha mayor seguridad", analiza Trullenque. "Supone una gran ventaja y resulta imprescindible en cirugía, pero no para todos los casos. Hay que reservarlo para ciertas operaciones".

El jefe de la unidad laparoscópica del hospital sevillano Virgen de la Macarena, Manuel Martín, explica que en su centro hospitalario se utiliza desde hace cuatro años. Al principio, los cirujanos opinaron que no resultaba adecuado para las intervenciones quirúrgicas, pero poco a poco se fueron dando cuenta de que era "mucho más práctico". "Luego, uno se vuelve casi bisturí-armónico-dependiente, lo cual no está mal", explica Martín. "Por ejemplo, puedes acercarte a la vesícula biliar y hacer un corte en tejidos cercanos sin quemarla. Además, se ahorra muchísimo material fungible e instrumental. No necesitas ni tijeras, ni grapas, ni clips, porque la coagulación es inmediata". La cirugía tradicional también se beneficia de este revolucionario bisturí. Intervenciones como la extirpación de hemorroides y otras en la zona del colon resultan más seguras con esta herramienta. En el primer caso se evita el dolor posoperatorio, el sangrado y se reduce el tiempo de recuperación total.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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