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El cáncer de mama se oculta en senos cada vez más jóvenes

La mayoría de las comunidades efectúan las pruebas a partir de los 50 años - Los oncólogos debaten si ampliar la edad del cribado para una detección precoz

El cáncer más frecuente en la mujer se esconde en mamas cada vez más jóvenes. "En mi caso fue por partida doble", cuenta Estefanía Soriano a quien, con 33 años, le extirparon dos tumores de golpe, uno en cada pecho. La eficacia de la tecnología digital y el aumento de diagnósticos fuera del programa de detección precoz han reabierto el debate sobre la posibilidad de empezar antes las revisiones. Por regla general, se efectúan a partir de los 50 años, aunque hay comunidades que lo adelantan. La medicina preventiva se escuda en la "falta de rentabilidad económica" y en los efectos negativos que pueden desarrollarse por acumulación de pruebas clínicas. En 2008 murieron 6.121 personas por cáncer de mama, según los últimos datos del INE.

En 2008 hubo en España 6.121 muertes por este mal, un 1,1% más que en 2007
La tecnología digital ha mejorado la prevención, según un experto

Casos como el de Estefanía se incrementan, según los oncólogos consultados, a partir de los 40 años. Un estudio del Instituto de Salud Carlos III de Madrid, publicado el año pasado en la revista europea Annals of Oncology 21, refleja que la incidencia de este cáncer en mujeres menores de 45 años aumentó un 1,7% por año en el periodo 1980-2004. "Son los datos más recientes que hay", dice Josep María Borrás, director del Plan de Oncología de Cataluña.

Ante la falta de información oficial por parte del Gobierno central, este periódico rastreó los registros por comunidades. En cuatro de las ocho que han contestado (Castilla y León, Extremadura, Cantabria y Cataluña) se notificaron, en los tres últimos años, mayores casos de este tumor fuera del cribado. En 2008 se detectaron 918 tumores cancerígenos en el grupo de prevención en Cataluña, mientras fuera de esta la cifra asciende a 2.177, informan desde el departamento de Salud. Un aumento notable, aun teniendo en cuenta a las mayores de 70 años y a aquellas que, perteneciendo al grupo de prevención, no se hicieron la prueba previa cita.

Además de la herencia genética existen otros factores que influyen en la aparición del tumor, como son tener la primera regla más temprano, retrasar la maternidad, una menopausia tardía o adoptar hábitos no saludables, como el consumo de alcohol en exceso. Algunos se pueden controlar, pero otros, como la genética, no. "Mi abuela tuvo cáncer, mis dos hermanas también", dice Estefanía quien, recuperada de la enfermedad, pasará por la cirugía para reconstruirse un pecho. Mientras pasea a su hija de seis meses, cuenta por teléfono que era la más joven de las pacientes del hospital: "Una señora creía que me había equivocado de consulta", recuerda.

Los nuevos mamógrafos digitales (aún por implantarse en todo el territorio) "han mejorado la eficacia sobre todo en el grupo de mayor incidencia, pero también en las más jóvenes. Ahora son más transparentes para detectar a tiempo y reducir la mortalidad", afirma Josep Alfons Espinas, coordinador de la oficina de cribado del Plan de Oncología catalán.

Los senos jóvenes, al ser más densos, ocultan mejor un posible tumor. Es lo que le ocurrió a Arantxa Llano, de 31 años, que se notó "un bultito" en la mama derecha y los médicos no lo detectaron hasta seis meses después. "Al principio creía que tenía que ver con la menstruación y no le di importancia", recuerda.

"Podrían detectarse más casos, pero no forma parte de la política sanitaria global", zanja Miguel Ángel Quintela, jefe de investigaciones cancerígenas del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO). Con esta expresión, el profesional señala que el cribado no solo se justifica por la detección de la enfermedad sino por la eficacia. Para los profesionales que gestionan la sanidad pública, "el número de casos que se encuentran [por debajo del cribado] no justifica el número de pruebas realizadas y la tecnología empleada".

Graciela García, oncóloga de la Asociación Española Contra el Cáncer, encamina su discurso a la seguridad sanitaria: "No podemos someter a una mujer a una serie de pruebas médicas sin más, no solo por el gasto económico, sino por el humano".

La acumulación de pruebas (rayos X) en el organismo no es un problema para la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO): "Por pocos casos que se encuentren entre tantas mamografías que se hagan, valdrá la pena", apunta Jordi Xercavins, presidente de la sección de ginecología oncológica y cáncer de mama de la SEGO. El tumor, según Xercavins, está más desarrollado cuando se detecta a una mujer más joven que a una mayor de 50. "Sanidad no debería recortar nada con la crisis".

¿Y qué ocurre con las que superan los 70 años? "Están un poco olvidadas. No tiene sentido parar el cribado a esa edad. Las de 80 años tienen más riesgos de sufrir un cáncer de mama que las de 40", dice Xercavins. "Esto tiene que cambiar porque las mayores solo acuden cuando se notan un bulto, y entonces puede que sea demasiado tarde", presagia.

Del total de muertes, 6.051 fueron mujeres, y 70 hombres; un 1,1% más que el año anterior. Representaron el 16% de todas las defunciones por cáncer y el 3,2% de todas las mujeres fallecidas, según Sanidad.

Los datos, sin embargo, no son desesperanzadores. La mortalidad por este tumor en España es un 23% inferior a la media de la Unión Europea (UE), según Sanidad. La mortalidad en Dinamarca (la más alta de la UE) es 1,5 veces superior a la española, la más baja de los 27 países europeos.

Si se detecta a tiempo, existe un 100% de probabilidades de curarse, apuntan desde la asociación del cáncer. Ese es el caso de las jóvenes entrevistadas, Estefanía, que además ha podido concebir una hija, y Arantxa Llano, que asegura que su vida "ha cambiado al cáncer", y no al revés. Ambas coinciden en que el miedo reside en la ignorancia, "ese no saber si te vas a morir".

"El 50% de la enfermedad es cómo te enfrentes a ella", asegura por teléfono esta última. Una joven roquera que nunca tiró la toalla, incluso un par de semanas antes de entrar en quirófano por segunda vez, se subió al escenario con su grupo. Calva, pero con la seguridad puesta en la guitarra: "No iba a permitir que el cáncer me impidiera hacer lo que más me gusta". Y lo consiguió. Ahora se recupera de la quimioterapia.

Arantxa Llano, de 31 años, no dudó en subirse al escenario semanas antes de su segunda intervención quirúrgica.
Arantxa Llano, de 31 años, no dudó en subirse al escenario semanas antes de su segunda intervención quirúrgica.LUIS SEVILLANO

El momento de la revisión

Desde los años noventa, cada comunidad autónoma se encarga de enviar una citación médica a todas las mujeres de 50 a 69 años de la región, con fecha y centro de salud donde deberá realizarse la revisión de mamas cada dos años. A las mujeres de La Rioja, Castilla-La Mancha y Navarra les llega cinco años antes, porque ahí, por decisión de las consejerías, el cribado empieza a los 45.

Existe un caso aún más excepcional, el de la Comunidad Valenciana, donde se recomiendan revisiones anuales a partir de los 40 años, hayan tenido o no algún familiar enfermo de cáncer.

Cada programa de detección precoz contempla excepciones con aquellas mujeres que, por antecedentes familiares o por la historia clínica previa, son vigiladas por su centro de atención primaria. Allí valoran los factores de riesgo a los que se exponen por herencia genética y, según cada caso, se les citará cada cierto tiempo y desde edades más tempranas. Si no hay sospecha, ninguna mujer que no pertenezca al programa, es decir, que tenga menos de 50 años, puede solicitar una revisión a su médico de cabecera por algún otro motivo o interés.

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