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Un nuevo equipo detecta un año antes el cáncer de mama

Buena parte del éxito en la lucha contra el cáncer de mama radica en la posibilidad de detectar de forma precoz el tumor. Las campañas de revisión preventiva (que permiten encontrar procesos neoplásicos poco avanzados) han contribuido a las altas tasas de supervivencia de las pacientes con esta enfermedad (hasta el 85% de media). Ahora, investigadores valencianos suman una nueva herramienta para esta estrategia: un equipo basado en una tecnología anterior (Tomografía por Emisión de Positrones, PET) que da un paso más respecto a los equipos de diagnóstico convencionales, basados en la radiografía, porque permite identificar las células cancerígenas hasta un año antes, tanto en el pecho como en costillas o ganglios linfáticos.

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El equipo, bautizado como Mammi, es un PET adaptado al diagnóstico de pecho. La tecnología PET permite analizar el metabolismo del cuerpo, lo que resulta muy útil para encontrar tumores. Esta técnica de medicina nuclear es capaz de detectar zonas donde existe un elevado consumo de azúcar, lo que se vincula a la proliferación de células cancerígenas, que necesitan un aporte elevado de energía.

Tumores ínfimos

En lugar de los PET normales, que analizan el comportamiento metabólico de partes extensas del cuerpo, Mammi -diseñado por el Instituto de Biomecánica de Valencia, junto a investigadores del CSIC, el instituto de Instrumentación para Imagen Molecular de la Universidad Politécnica de Valencia y El Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas- solo interpreta el consumo de glucosa del pecho.

"Al ser un PET específico, con cámaras especiales, diseñadas con técnicas de biología molecular, se pueden encontrar tumores ínfimos, del tamaño de una cabeza de un alfiler", explica Carlos Atienza, director de tecnología sanitaria del Instituto de Biomecánica de Valencia. Atienza también destaca, entre las ventajas, que emite menos radiación. Además, la exploración se hace boca abajo, con la paciente tendida en una camilla con dos orificios donde se introducen las mamas, de forma que no se comprimen. La técnica se ha desarrollado clínicamente en la Universidad Técnica de Munich, el Instituto Karolinska y el Instituto Nacional de Cáncer de Amsterdam, según Oncovisión, la empresa fabricante.

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