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La psicoterapia resulta a la larga más eficaz que los fármacos para tratar la fobia social

Las grabaciones en vídeo e Internet ayudan al paciente a enfrentarse al problema y superarlo

La grabadora de vídeo se ha convertido en un instrumento muy útil para David M. Clark, jefe del departamento de Psicología en el Instituto de Psiquiatría de Londres y director del Centro para Trastornos de Ansiedad y Traumas del Maudsley Hospital. Este psicólogo utiliza habitualmente el vídeo con las personas que sufren fobia social, un trastorno que se caracteriza por que los afectados distorsionan el concepto que tienen de sí mismos cuando se relacionan con los demás. "Con las grabaciones, el paciente puede tener una imagen real de sí mismo cuando se desenvuelve en público", dice Clark.

Las personas con fobia social acostumbran a tener pensamientos negativos de sí mismos y a subestimarse al relacionarse con otros. Esta imagen negativa les lleva a sentir vergüenza y a creer que hacen el ridículo al hablar en público, en el trabajo o incluso al comer con otras personas. Al enfrentarse a su imagen en el vídeo, los afectados encuentran una herramienta útil y eficaz para superar la fobia, según Clark, que presentó sus trabajos en el V Congreso Mundial de Terapias Cognitivo-conductuales, celebrado recientemente en Barcelona y al que asistieron 3.500 especialistas de 70 países.

El 80% de los pacientes tratados con terapia cognitiva supera definitivamente la fobia

Con las grabaciones en vídeo, Clark pudo observar que mientras un paciente con fobia social habla con otra persona, consume casi toda su capacidad mental memorizando lo que va a decir. Su interlocutor puede percibir que no le está prestando atención y seguramente se mostrará menos amistoso. Con el tratamiento cognitivo de este psicólogo, el terapeuta ayuda al paciente a descubrir y gestionar este tipo de situaciones, a dejar de actuar de esa manera tan negativa para él.

Este tipo de tratamiento resulta muy efectivo, dice Clark, porque alrededor del 80% de los pacientes que lo reciben se curan y pueden superar definitivamente el trastorno. Los ensayos clínicos realizados por este especialista indican que la terapia cognitivo-conductual para la fobia social es más efectiva a la larga que el tratamiento farmacológico habitual con antidepresivos como el Prozac, o con otras técnicas psicológicas, como la psicoterapia de grupo.

Con la terapia cognitivo-conductual individualizada los afectados que superan su fobia social tienden a permanecer libres del trastorno, según Clark. "Esta terapia es uno de los grandes avances frente a la medicación, porque aunque ésta disminuya la ansiedad, cuando se deja de tomar el fármaco, a muchas personas le vuelve a aparecer el problema", afirma. En este sentido, el psicólogo británico considera que los sistemas públicos de salud ponen muchos recursos para tratar la esquizofrenia y la psicosis, pero muy pocos para atender problemas mentales más comunes en la población como son los trastornos de ansiedad. "Hay muchas personas actualmente discapacitadas por trastornos de ansiedad", asegura. En estos casos, sostiene: "los tratamientos psicológicos pueden ser más efectivos que los farmacológicos y permitirían volverles personas productivas. Estos beneficios económicos probablemente pagarían el coste de las terapias".

El grupo de Clark desarrolla ahora una versión del tratamiento de la fobia social a través de Internet: "Muchas personas con fobia social usan mucho Internet, y podrían enfrentarse virtualmente a situaciones sociales difíciles, por ejemplo mediante vídeos en los que aprendieran a hablar en público. También se podrían comunicar con el terapeuta por videoconferencia", añade.

En el congreso también se destacó el desarrollo de terapias de nuevo cuño, como la denominada "terapia centrada en los esquemas", que se aplica a pacientes con trastorno límite de personalidad, o como la "terapia de aceptación y compromiso", dirigida a tratar depresiones y trastornos de ansiedad y de la personalidad.

Las terapias cognitivo-conductuales están contrastadas científicamente. "Es la psicología basada en la evidencia", dice Xavier Pellicer, psicólogo y organizador del congreso. Las terapias cognitivo-conductuales pretenden prevenir, identificar y modificar comportamientos inadecuados en el sujeto en la mayoría de trastornos psicológicos, problemas de ansiedad y depresivos (las dos patologías más prevalentes), conductas adictivas o trastornos de la alimentación, tanto en población adulta como infantil. "Requiere una implicación importante por parte del paciente, que aprende habilidades y técnicas que va aplicando en su vida cotidiana", afirma Pellicer.

Terapias 'exprés' de cinco días

Alice, de 29 años, comenzó a los 14 años a ducharse ocho veces al día; lavaba su ropa cuatro veces seguidas y se vestía mojada. Pensaba que estaba sucia y contaminada. No era capaz de salir de casa ni de llevar una vida normal. Alice era una persona obsesiva compulsiva, hasta que participó en un tratamiento psicológico intensivo de cinco días, explica el psicólogo Paul Salkovskis, especialista del Instituto de Psiquiatría de Londres. El tratamiento de choque se realizó en casa de la paciente. El terapeuta le ayudó a entender que la curación estaba en su mano. El primer paso era intentar conseguir algún objetivo del pasado: "¿Qué querías ser cuando tenías 14 años?" "Maestra de primaria", dijo. "Pues para conseguirlo tendrás que empezar a salir de casa". Para enfrentarse al problema que tenía con la suciedad, le propusieron acudir a una biblioteca, donde acuden muchas personas, o recoger cosas de la calle. "No se trató sólo de enfrentarse a sus miedos", cuenta Salkovskis, "sino también de que podía alcanzar sus sueños y ambiciones perdidas". Al tercer día, redujo la ducha a 10 minutos, y luego prescindió de ellas, hasta que se produjo un cambio de perspectiva. "Tras un tratamiento exprés, en el 60% de los pacientes desaparece el problema, frente al 40% en los tratamientos de tres meses", asegura.

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