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Reportaje:CRÓNICA INTERNACIONAL

Canetti contra la vida privada

Elias Canetti (1905-1994) aborrecía las biografías. Pensaba que desde el punto de vista psicológico solían ser "muy planas"; argumentaba que la verdadera "psicología" debía complicar las cosas en vez de simplificarlas. Así prohibió la publicación de cualquier biografía suya antes de transcurrida una década después de su muerte; entretanto, sólo sus libros debían garantizar su supervivencia como autor. Pero el ansia de permanencia tras la muerte que siempre obsesionó a Canetti parece haberle dictado asimismo esta astuta sentencia: "Deja tras de ti algún enigma o morirás de verdad". Así lo hizo, pues su legado -134 cajas llenas de papeles y cartas- depositado en Zúrich no podrá ser abierto hasta el año 2024.

Sven Hanuschek, profesor de literatura en Múnich y biógrafo asimismo de Erik Kästner, ha obtenido el beneplácito de la heredera de Canetti, su hija Johanna, para escribir la primera biografía de un escritor que sentenció: "El ser humano no merece tener vida privada". A este respecto, el libro pone los puntos sobre las íes por lo que respecta a la intimidad del genio. Con cierta admiración y evidente condescendencia, sin cargantes explicaciones psicológicas, basándose en comentarios de personas que lo conocieron o en la valiosa correspondencia de Veza con su cuñado Georg, el biógrafo comienza matizando la parte autobiográfica que ya conocíamos; enmarca también la gestación de las obras para finalmente cargar las tintas en el relato de los años ingleses y de los últimos años en Zúrich, desconocidos por los lectores de Canetti. La vida amorosa del escritor centra la atención del biógrafo. Veza estuvo presente en la vida de Canetti como genio protector. Uno de los secretos que Canetti guardó con celo era el del defecto físico de su primera esposa, manca de nacimiento del brazo izquierdo; ella lo disimulaba mediante rellenos en las mangas. Otro secreto que desvela Hanuschek es el embarazo y aborto, tras los que Veza cayó en un periodo de abandono y depresión. La joven escritora Ruth Benedikt, discípula de Canetti ya en Viena, vivió con el escritor una turbulenta relación que duró varios años. También Iris Murdoch mantuvo una fugaz y tormentosa relación con el escritor. Pero, tras la muerte de Veza, que sumió a Canetti en una de las peores crisis de su vida, un nuevo amor vino a iluminar la vida del sexagenario seductor: Hera Buscholz, que moriría de cáncer a los 55 años. En una hoja manuscrita por Canetti y que debía abrirse si él moría antes que su esposa, le agradecía a ésta "el regalo más maravilloso que puede otorgar la vida" -la verdadera baza triunfal contra la muerte que posee todo ser humano-: "Un hijo". En el caso del septuagenario progenitor fue una niña.

Elias Canetti. Sven Hanuschek. Carl Hanser Verlag. Múnich y Viena, 2005. 780 páginas. 30 euros.

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