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BRASIL | Laboratorio de ideas

Lula aún tiene munición en el bolsillo

Incluso después de caer 1,5 puntos porcentuales el 11 de marzo, la tasa Selic, el tipo de interés brasileño a un solo día, situado en el 11,25%, está cinco puntos por encima de la tasa de inflación del país. Eso da a Brasil un margen enorme para seguir estimulando su economía por medios monetarios. Brasil ha compartido el destino de otros países en la crisis mundial, pero su recuperación debería ser más rápida y robusta.

Dado que sus exportaciones están dominadas por las materias primas, Brasil sufrió por culpa de la drástica caída de precios a finales de 2008. No sorprende que su PIB experimentase una caída relativamente elevada del 3,6%, el doble del 1,6% (6,2% anualizado) estadounidense. La balanza de pagos brasileña también se vio afectada debido al descenso de precios, y sus exportaciones están en la actualidad un 21% por debajo del año pasado.

En ciclos anteriores, Brasil habría tenido problemas. Su deuda exterior era grande, el gasto público estaba mal controlado y tenía una tendencia recurrente a la hiperinflación. La política fiscal o monetaria expansionista conducía casi invariablemente a un desplome de la moneda.

Sin embargo, desde 2002, la deuda exterior neta brasileña ha bajado hasta sólo el 36,6% del PIB, de acuerdo con Lombard Street Research. Si se tienen en cuenta las reservas del banco central en divisas extranjeras, el Estado es acreedor neto de dólares. Además, el déficit presupuestario público es de sólo un 1,5% del PIB, muy por debajo de los niveles históricos.

Con unos tipos de interés tan elevados, Brasil no necesita grandes planes de estímulo fiscal, que podrían debilitar los enormes avances que ha conseguido en las áreas de presupuesto y endeudamiento. En cambio, puede recurrir a la reflación monetaria, y permitir que desciendan los tipos de interés a corto plazo para estimular la demanda interna y aumentar la rentabilidad y la inversión de las empresas nacionales. Al no haber peligro de que los bajos tipos de interés disparen la inflación, es probable que el estímulo monetario funcione más rápidamente que el estímulo fiscal, y sin los desagradables efectos secundarios de déficit presupuestario y de "exclusión" que éste presenta.

Lombard dice que la economía y los políticos de Brasil están en "una puñetera buena forma". Eso tal vez sea exagerar demasiado. Con todo, las perspectivas brasileñas de experimentar una recuperación rápida parecen favorables, y las oportunidades de que se produzca una recesión prolongada, moderadas. Ésas son las ventajas de una política monetaria de altos tipos de interés reales, algo poco de moda en la actualidad. -

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