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Reportaje:Primer plano

Martín, sin suelo bajo sus pies

El presidente de Martinsa se siente abandonado por el Gobierno y los bancos

Ramón Muñoz

Zapatero: "Arregla lo de Fernando". 23 de junio de 2008. Sede del Consejo Económico y Social (CES), antiguo edificio del diario Pueblo, junto al paseo del Prado. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, presenta su paquete de medidas para hacer frente a la desaceleración económica. En el auditorio están todos los que tenían que estar porque le deben algo al Gobierno o aspiran a debérselo. Emilio Botín, Florentino Pérez, José María Entrecanales, Juan Miguel Villar Mir... y Fernando Martín. Aplauden al presidente, que presenta 21 medidas (¿alguien se acuerda de alguna?) para salir de una crisis que oficialmente no existe.

Martín también aplaude, pero no ha venido a eso. El presidente de Martinsa-Fadesa ha acudido a pedir. A pedir o a recordar que el Instituto de Crédito Oficial (ICO), el banco del Estado, tiene que darle un préstamo de 150 millones antes del 7 de julio para que los 45 bancos a los que debe 4.000 millones de euros accedan a aplazar el pago de esa inmensa deuda. Pero el poder sólo amamanta a sus crías más fuertes. A las débiles las deja a su suerte. Y el presidente de la mayor inmobiliaria española hace tiempo que perdió el apoyo del poder. Justo meses después de que comenzaran a dejarse ver los efectos de la llamada crisis de las subprime (o hipotecas basura) en Estados Unidos, de finales del verano pasado, y los bancos españoles cerraran de golpe el grifo de la financiación.

"Zapatero no quería tener su PSV particular en plena campaña electoral", dice un empresario
Martinsa sostiene que el 4 de julio el ICO dijo sí al crédito y tres días después se desdijo
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Pese a todo, Fernando Martín sacó fuerzas de flaqueza para aproximarse a Zapatero en ese acto (hay fotografía del breve encuentro). Uno de los presentes, que conoce al empresario vallisoletano, dice que el presidente del Gobierno, pese al revuelo, no sólo le atendió, sino que además se puso en contacto con un alto cargo de Economía para trasladarle su preocupación por el problema de Martinsa. "Arregla lo de Fernando", dicen que dijo. La frase pudo tener como destinatario a David Vegara, secretario de Estado de Economía, según las mismas fuentes, aunque desde el ministerio se niegue tajantemente. En realidad, en el relato de los meses previos a la mayor suspensión de pagos de la historia empresarial española, los hechos difieren según quién sea el que los cuente.

Pronunciara o no la frase Zapatero, lo que nadie se atreve a desmentir es que Moncloa y el Ministerio de Economía conocían perfectamente las dificultades financieras por las que atravesaba Martinsa, porque la inmobiliaria había pedido el amparo del Gobierno mucho antes de las elecciones del 9 de marzo.

Martín llegó a acudir a la Moncloa a finales de 2007 a pedir apoyo. Desde el entorno del equipo económico del Gobierno se asegura que nunca se plantearon ayudar a la empresa con dinero público. En cambio, fuentes cercanas al empresario apuntan directamente a un compromiso del jefe del Ejecutivo -transmitido por sus colaboradores- de ayudar a Martín si éste no presentaba concurso de acreedores (la antigua suspensión de pagos) antes de las elecciones, con el fin de no alertar al electorado de la crisis por la que atravesaba el sector en el que se basaba el crecimiento de un país que estaba "en la Champions League de las economías", según la expresión mitinera empleada en la campaña por Zapatero.

"Zapatero no quería que Martinsa-Fadesa se convirtiera en su PSV particular, con 12.000 familias reclamando sus viviendas en plena campaña electoral", señala un empresario del sector en alusión al escándalo de la cooperativa de UGT que dejó sin hogar a 20.000 familias en los años noventa y a cuyo rescate tuvo que salir el Gobierno de Felipe González.

La comparación es exagerada. Incluso en el entorno de Fernando Martín se reconoce que ambas situaciones no son comparables. "Aquí nadie ha cogido el dinero y se ha ido. Se trata de que los bancos, por la coyuntura internacional, dejaron de inyectar fondos al sistema, una crisis de liquidez".

Una opinión que comparte José Manuel Galindo, presidente de Asprima, la patronal inmobiliaria madrileña. "Es un problema que responde en gran medida a causas exógenas, de una falta absoluta de liquidez que nadie podía prever hace un año y que afecta, de una u otra manera, a las 40.000 empresas inmobiliarias que hay en España y que se enfrentan a un brusco cambio de escenario, en que los bancos han cortado el grifo".

A Martín, ese corte en el suministro de dinero fresco le ha costado hasta el sueño. "Dice que es la primera vez en su vida que tiene problemas para dormir, ni siquiera cuando compró Fadesa padeció de insomnio", confiesa alguno de sus allegados. No es para menos. Martinsa-Fadesa decidió acogerse al concurso de acreedores el pasado día 14, con un pasivo de más de 6.200 millones. Atrás quedaba el sueño de Fernando Martín de erigirse en el presidente de la primera inmobiliaria europea.

Martín decidió comprar Fadesa en marzo de 2007. Abonó 2.500 millones a su principal propietario, Manuel Jove. Como consecuencia de la operación, cuyo coste total rondó los 4.000 millones, nació el líder del sector, pero a costa de una deuda de más de 5.000 millones. Un grupo de bancos encabezados por Caja Madrid, La Caixa y Banco Popular, financió la adquisición. A finales de 2007 se complicó la situación por la falta de liquidez. Tras arduas negociaciones en pleno periodo preelectoral, se logró alcanzar un acuerdo el 7 de mayo con 45 entidades para reestructurar la deuda y aplazar su pago hasta 2011. Se supeditó ese plan de salvación a que se obtuviera un crédito antes de dos meses de 150 millones de cualquier entidad autorizada para operar en España. "Hemos aprobado el teórico; ahora nos queda el práctico", dijo Martín tras lograr el acuerdo. No le faltaba razón. Ese crédito de 150 millones estaba siendo negociado con el ICO, que finalmente se negó a darlo.

La decisión del ICO se toma en Martinsa casi como una traición. Fuentes cercanas a la empresa señalan que el propio presidente del banco público, Aurelio Martínez, aseguró el 4 de julio que concedería el préstamo, pero tres días después, el 7 de julio, cuando vencía el plazo, a las 11 de la mañana comunicó que daba marcha atrás. La suspensión de pagos era casi inevitable. Martín se queja amargamente a los suyos de que si el Ejecutivo le llega a decir antes que no iba a prestarle esos 150 millones, que llevaban negociando desde hacía ocho meses, habría buscado alternativas. De hecho, lo intentó a la desesperada con entidades privadas, pero todas le cerraron las puertas. El ICO no comenta esta operación, y se remite a Economía. Desde el ministerio se reconoce que hubo contactos, pero "nunca se le prometió nada, y menos con un notario de por medio, como se ha dicho por ahí", afirman en fuentes del departamento de Solbes.

Martín se pasó la semana siguiente consensuando con los máximos responsables del Banco Popular (Ángel Ron), La Caixa (Juan María Nin) y Caja Madrid (Miguel Blesa) el concurso de acreedores que iba a ser presentado en el Consejo de Administración del lunes, día 14. Ese fin de semana fue de pasión. Con todo, el empresario vallisoletano no despista su actividad. El sábado, día 12, viaja a Marruecos, para asistir a una inauguración en Saidia, una zona en la costa en la que se están desarrollando grandes proyectos turísticos y urbanísticos. El monarca Mohamed VI estaba presente en el acto.

El domingo ya está en Madrid y se pasa todo el día trabajando. El lunes, a las cuatro y media de la tarde, comienza el consejo en las oficinas de Castellana, 93. Toda la documentación del proceso concursal está preparada desde hace semanas. La reunión dura cinco horas, y la decisión, que se toma por unanimidad, se comunica a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Martín se queda en las oficinas hasta las 12 de la noche repasando con sus más allegados la situación. Estaban su director financiero, Ignacio Pura; el director de desarrollo, Luis Cuevas; el jefe de gabinete, Arturo Fuentes, y el secretario del Consejo, Luis Varela.

La noticia de la suspensión de Martinsa, no por esperada, deja de caer como una bomba, abriendo los ojos de una crisis que muchos se resistían a ver. Entre ellos, los del ministro de Economía, Pedro Solbes. El vicepresidente reconoce que se conocían desde hace meses los problemas de Martinsa y se buscaron fórmulas para "echarle una mano", pero argumenta que el dinero público del ICO no está para inyectar fondos a empresas en dificultades.

Un argumento irrefutable, dicen fuentes cercanas a Martinsa, si no fuera porque el ICO suscribió en 2007 junto a una treintena de entidades el crédito sindicado que permitió a Habitat adquirir Ferrovial Inmobiliaria (más conocida por sus franquicias Don Piso) por 1.745 millones de euros, y al que la promotora catalana tampoco pudo hacer frente. En el entorno de Martín no se entiende que el ICO que les niega ahora un 3% de su deuda aceptara a finales de febrero pasado, días antes de las elecciones, refinanciar la deuda de Habitat para salvarla de la suspensión de pagos. Ni el ICO ni el Ministerio de Economía han querido explicar esta operación. "El ICO no comenta las operaciones concretas que realiza", dijeron en fuentes del banco.

Por eso, otras fuentes del sector apuntan a un problema de "celos" entre Solbes y David Taguas, director de la Oficina Económica del presidente del Gobierno hasta después de las elecciones, cuando fichó -con escándalo de por medio- por SEOPAN, la asociación que agrupa a las grandes constructoras. Taguas es el otro personaje del culebrón, porque ha militado en los dos bandos. "Cuando estaba en Moncloa se mostró mucho más receptivo que Solbes con los problemas de Martinsa y otras inmobiliarias", señalan en fuentes del sector. Ahora que defiende los intereses de las constructoras, no ha tenido más remedio que reconocer, a pregunta expresa de EL PAÍS, que "por supuesto" que tuvo "seguimiento de esa empresa y sus problemas cuando estaba en la Oficina", señaló en Santander, informa Pilar Álvarez.

"Martinsa-Fadesa ha tenido un desenlace desgraciado porque era perfectamente evitable, ya que la mayor parte del trabajo necesario para salvarla se había hecho en tiempo y forma", señala Pedro Pérez, secretario general del G-14, el lobby que crearon los inmobiliarios bajo la iniciativa precisamente de Fernando Martín.

Pero disculpar a Fernando Martín como víctima de una conspiración con tintes políticos no sería justo. Nadie le empujó a comprar Fadesa. Y, aunque caído en desgracia, queda en mejor posición que las 12.500 familias que esperan la entrega de su vivienda o los 234 trabajadores despedidos.

El presidente de la Asociación de Promotores Constructores de España (APCE), Guillermo Chicote, tiene una explicación muy sencilla de lo sucedido: "Martín decidió comprar una compañía de mayor dimensión que la suya en un momento en que la banca prestaba dinero con cierta facilidad. En septiembre hubo una crisis financiera mundial y la situación dio un giro de 180 grados, que derivó en problema del sistema de liquidez. Y no ha podido reintegrar sus créditos. Martín tenía las cartas muy altas y ahora las tiene más bajas. Hay otras empresas que están en las mismas circunstancias. No venden casas porque a los compradores no les dan hipotecas los bancos".

Nadie niega que Martín es ambicioso. Por ahorrar al lector la manida historia del hombre hecho a sí mismo, sólo unos apuntes biográficos. Nacido en Trigueros del Valle, un pequeño pueblo de Valladolid, estudió Química más que nada por ser el hijo de la farmacéutica, aunque apenas ejerció. Pronto se inició en la política en las filas de la UCD, en plena transición, lo que le abrió las puertas y la agenda para una brillante carrera como inmobiliario basada en transformar terrenos rústicos en urbanizables. Se instaló por su cuenta en 1991, fundando Martinsa, y se forró con operaciones como la urbanización de los nuevos barrios de Madrid, los llamados PAU (Montecarmelo, Las Tablas, San Chinarro, entre ellos). Fue protagonista principal de varias batallas en el sector como la de Sacyr Vallehermoso o la de Metrovacesa, y accionista significativo de Telefónica, Santander, BBVA, entre otros. Y se hizo famoso al ocupar por unos meses la presidencia del Real Madrid.

Y si el Gobierno ocultó la crisis, Martín no se quedó atrás. A finales de 2007, cuando ya conocía la crudeza de la crisis de Martinsa, aún decía estas perlas en público: "La crisis no nos afecta porque podemos vender el 85% de nuestras viviendas por menos de 200.000 euros"; "Martinsa-Fadesa es una compañía poco endeudada"; "es cierto que el sector atraviesa una situación difícil, pero este año terminaremos con 16.000 viviendas prevendidas, lo cual nos permitirá afrontar con optimismo moderado los próximos años"; "decir que la compañía va a duplicar sus beneficios en cinco años es un objetivo cumplible".

En su entorno, disculpan este optimismo de Martín, y creen que no actuó de mala fe, porque aún creía que podía superar la situación y convencer a los bancos de que le dieran algo de oxígeno. Un repunte inesperado en las ventas de noviembre también dio alas a ese optimismo. Pero los bancos no abrieron la espita, y las finanzas de Martinsa se desmoronaron como un castillo de naipes, o de ladrillos, para ser más precisos.

Dice uno de sus allegados que cuando Martín se quejó al propio Emilio Botín, presidente del Santander, de que había inmobiliarias que estaban pagando el 10% por los créditos cuando el Euríbor estaba al 3,5%, el banquero le contestó: "Tenemos que ser selectivos. Lo importante ahora no es a cuánto se paga, sino a quién se le da".

No le faltaba razón al banquero cántabro. Muchas entidades de crédito y, en particular, cajas de ahorro no supieron ser selectivas a tiempo y ahora cargan con una deuda difícil de cobrar. Sólo por poner un ejemplo, cuando Martín, ya adquirida Fadesa, solicitó una inyección de capital de 600 millones recibió solicitudes de las entidades financieras -"sus compañeras de viaje", las llamaba entonces- por cinco veces más de lo que pedía.

Fernando Martín también se queja amargamente a sus íntimos de las "minas" que se encontró en la cartera de Fadesa cuando se la adquirió al empresario gallego Manuel Jove. "Él tiene a orgullo que nunca ha fallado a sus compradores. Cuando llegó se encontró con 2.000 viviendas prevendidas por Fadesa que no contaban con licencia. Y lo primero que hizo fue retirarlas de la preventa", dicen en fuentes próximas al empresario. Lo mismo ocurrió en Alto del Cuco, una urbanización de 400 viviendas que fue declarada ilegal por el Tribunal Superior de Cantabria.

Y es que, a diferencia de otros ladrilleros a los que el dinero fácil volvió exquisitos, Martín el Chato, como se le conocía en el equipo de fútbol de su pueblo, y que presume de no tener avión ni yate, se sabe al dedillo todo el proceso de una promoción, desde que se recalifica el terreno, hasta que se pone la caseta, o cuando los vecinos denuncian humedades a la entrega de las llaves. "Incluso cuando estaba en plena negociación del crédito no dudó en viajar a una urbanización de Zaragoza que tenía problemas", indican fuentes cercanas al empresario. "No se ha tomado más que tres días de vacaciones en todo un año, que se fue a Miami. Eso y ver el partido en Viena del España-Italia de la Eurocopa".

"La historia de este empresario es justamente la opuesta a la del promotor al uso, aquel que entraba en el negocio en el momento en el que el ciclo era expansivo y, cuando comenzaba a caer, cogía el dinero y salía corriendo. En lugar de eso, Martín y otros empresarios han reinvertido su dinero en el negocio, y eso ha supuesto riqueza para el país y empleo, y ahora son los que atraviesan más dificultades", señala Pedro Pérez, ex secretario de Estado de Economía en el último Gobierno de Felipe González y que conoce bien las filas del banco socialista.

Pérez es de los pocos que, con nombre y apellidos, se atreve a defender a Martín en estos momentos tan difíciles. Algunos de sus colegas más señalados -tanto amigos como adversarios- de Metrovacesa (Joaquín Rivero e Ignacio López del Hierro), Fadesa (Manuel Jove), Sacyr Vallehermoso (Luis del Rivero) o Reyal Urbis (Rafael Santamaría), por citar algunos con los que ha intentado contactar este diario, declinaron hacer cualquier comentario. "No es el momento", han coincidido.

Martín está escocido con el Gobierno, pero no con todos sus miembros. El ministro de Industria, Miguel Sebastián, es ahora su principal valedor. Su propuesta de que el Estado recompre suelo para hacer viviendas de protección oficial causó sorpresa. Pero no en el seno de Martinsa, porque su Consejo de Administración ya había discutido esta posibilidad el pasado 14 julio, según señalan en fuentes de la empresa. Solbes no quiere ni oír hablar del tema, que ya cuenta con el apoyo de la ministra de Vivienda, Beatriz Corredor, si bien esta ha insistido en que ha de ser un proceso abierto y de libre concurrencia.

Y mientras unos y otros resuelven sus cuitas, 12.000 familias esperan ansiosas la entrega de su vivienda. Curiosa paradoja que el mayor propietario de suelo de España no sienta ahora el suelo bajo sus pies.

Torres Europa, en L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona), construidas por Martinsa-Fadesa.
Torres Europa, en L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona), construidas por Martinsa-Fadesa.CARMEN SECANELLA
El presidente del Gobierno conversa con Fernando Martín (de espaldas) el pasado mes de junio.
El presidente del Gobierno conversa con Fernando Martín (de espaldas) el pasado mes de junio.ULY MARTÍN

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Ramón Muñoz
Es periodista de la sección de Economía, especializado en Telecomunicaciones y Transporte. Ha desarrollado su carrera en varios medios como Europa Press, El Mundo y ahora EL PAÍS. Es también autor del libro 'España, destino Tercer Mundo'.

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