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Crítica:LOS LIBROS DE LA SEMANA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Resistencia y lucidez

Jesús Ferrero

Nacida en Normandía en 1894, Agnès Humbert tenía 45 años y trabajaba en el Museo Nacional de Tradiciones Populares cuando los soldados alemanes ocuparon París. Agnès Humbert colaborará en la elaboración del primer tejido de la Resistencia francesa y, más tarde, será detenida, deportada y obligada a trabajar durante más de cuatro años en las fábricas y campos de trabajo alemanes hasta el límite mismo de sus fuerzas, en un calvario que por un lado parece la noche oscura del alma y por otro un viaje a los límites de la crueldad y la barbarie. Todo ello queda consignado en su libro La resistencia.

Del libro de Agnès Humbert se puede decir que es uno de esos libros que obligan a pensar. A pensar en el horror, pero también en su superación. Sin llegar a los abismos a los que llegó Robert Antelme en L'espèce humaine, libro capital que sirvió de base para no pocas interpretaciones posteriores de la deportación y el Holocausto, Humbert sabe configurar un relato vigoroso, denso y al mismo tiempo transparente, de una lucidez a prueba de fuego y por encima de todas las formas imaginables de sufrimiento.

La resistencia

Agnès Humbert

Traducción de Lourdes Bigorra

RBA. Barcelona, 2009

320 páginas. 18,27 euros

Más información
Primer capítulo de 'La resistencia', de Agnès Humbert

Agnès Humbert es una de esas mujeres que superan los problemas por elevación, y no sólo por inmersión, y es esa capacidad de superación lo que le permite hilvanar una narración tremendamente objetiva, a la vez que surgida de la más honda individualidad y del más hondo dolor personal. Su relato no parece tolerar "ninguna inexactitud, ninguna tergiversación, ninguna excusa, ninguna mentira, ningún halago gratuito", y a la vez está lleno de reflexiones puntuales y calor humano.

Todo ello le confiere a La resistencia la cualidad de obra única y perfectamente duradera. Y no en vano sesenta años después de su primera edición el libro no ha perdido un ápice de su frescura original, en buena medida debido a su escueta y precisa forma de adjetivar y a esa ausencia de efectismos hijos de la moda de cada época, que Agnès Humbert, amante de Descartes y del mejor humanismo francés, supo evitar en su momento para regocijo de sus lectores del presente. Ni su moral ni su mirada sobre la especie humana han envejecido porque el relato de Agnès Humbert además de estar lleno de "coraje beligerante" está lleno de verdadero sentido de la piedad hacia las criaturas que compartieron su infierno.

Agnès Humbert no evita abordar con la necesaria crudeza su rabia y su desesperación, pero a la vez dirige una mirada de una profundidad y una ecuanimidad que muy pocas veces se da en los testimonios de aquel entonces, que tanto por su estilo como por su punto de vista se han ido quedando tan anticuados, algo que está muy lejos de ocurrirle en el libro de Agnès Humbert, tan duro, tan limpio, tan resplandeciente y tan veraz. Nos hallamos pues ante una narración fundamental sobre la época más oscura y siniestra de Europa, cuya lectura nos vuelve a reconciliar con lo mejor y más encomiable del espíritu francés. -

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