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Crítica:ESPECIAL LIBROS DE REGALO | Clásicos
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Universo Plath

Sylvia Plath (Boston, 1932- Londres, 1963) sin duda es una de las figuras más emblemáticas de la poesía anglosajona del siglo XX, es una autora que podría ser de sobra conocida por el lector español. La edición castellana de su única y célebre novela La campana de cristal (Edhasa), y, en cuanto a su obra poética, hasta ahora, cuando Bartleby ha editado la edición bilingüe de su Poesía completa, el lector disponía de la edición bilingüe de Ariel (traducción y prólogo de Ramón Buenaventura, en Hiperión) y de la Antología, traducida y precedida de un extenso estudio preliminar de Jesús Pargo (Visor), además de las traducciones de varios de sus libros al catalán. Ahora bien, he dicho que Plath podría ser conocida del lector español. No sé si lo es. Ni del lector español, ni del catalán, ni del francés, ni del... Su biografía, lo que parece que la muerte de su padre supuso para ella, su drama personal, su internamiento en un psiquiátrico, la dolorosa separación con Ted Hughes y, en fin, su suicidio y posterior glorificación a cargo de los movimientos feministas no han hecho sino aplazar el encuentro entre el lector y la poesía de Sylvia Plath, de la Sylvia Plath poeta, en beneficio de los hurgadores de miserias en sensibilidades enfermizas, de los adictos a los tocamientos de almas, a poder ser femeninas mejor.

Poesía completa

(Edición bilingüe)

Sylvia Plath

Edición de Ted Hughes

Traducción y notas de Xoán Abeleira

Bartleby. Madrid, 2008

704 páginas. 28 euros

Poeta encumbrada a mito por su torturada existencia, a la que pondría fin suicidándose en Londres, a los 30 años, introduciendo la cabeza en el horno de la cocina, había nacido en Boston, en 1932. Hija de un entomólogo de origen germano y de una profesora de alemán descendiente de inmigrantes austriacos, fue educada en un ambiente familiar austero, del que pronto desapareció la figura del padre, cuya muerte es una constante en su obra poética. A los ocho años enviaba poemas a revistas literarias y decidía su futura vocación: conseguir becas para viajar y estudiar en Europa, escribir libros de poemas, ser profesora de literatura y madre. Hasta los 19 años, Plath fue acumulando becas, éxitos académicos y premios literarios. En 1954, al regresar a Boston, sufrió una crisis nerviosa que culminó con un intento de suicidio y tratamiento a base de electroshock en un centro psiquiátrico, experiencia que narraría en su novela con el seudónimo de Victoria Lucas, en 1963, un mes antes de su suicidio. Hacía siete años que se había casado con el poeta inglés Ted Hughes, y uno que se había separado de él. La imagen de la imponente pareja que habían formado (jóvenes, guapos, brillantes y excelentes poetas) quedó hecha añicos. Plath no pudo soportar ver destrozado aquel emblema de perfección por obra de la aparición de otro amor en la vida de Ted Hughes, quien sufrió durante decenios el reproche del feminismo universal. ¿Y la poesía? ¿Tanto la de ella como la de Ted Hughes? Léanlas. No salen en el Guinness de la desdicha ajena, pero valen la pena. -

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