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Reportaje:Primer plano

Vírgenes ante una crisis

La desaceleración económica pone a prueba los sectores nacidos a partir de 1993

David Fernández

Durante la colonización de América Latina, el contagio de una insignificante gripe solía diezmar con saña la población indígena. La falta de defensas de los nativos a las enfermedades traídas de Europa era mortal de necesidad. Con el paso de varias generaciones, el virus perdió poder destructivo ya que el cuerpo había generado mecanismos de protección tras aprender del pasado. La economía mundial sufre hoy día algo más severo que una gripe, con el agravante de que desde 1993 no se vivía una situación similar. Es decir, a lo largo de los últimos 15 años se ha disfrutado de un periodo de bonanza tan sólo alterado en parte por el pinchazo de la burbuja tecnológica. Durante el largo periodo de crecimiento han florecido negocios que sólo conocen las mieles de las vacas gordas. Les llega pues su primera crisis. ¿Sufrirán como los indígenas?

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"Han sido muchos años de crecimiento en el consumo gracias a la facilidad para financiarse. Sin embargo, la capacidad de endeudamiento se ha restringido y algunos negocios tendrán que superar la prueba de vivir con una financiación no tan accesible", advierten los expertos de Citigroup. Telefonía móvil, Internet, aerolíneas de bajo coste y clínicas de cirugía estética son algunos de los sectores que el banco de inversión identifica como vírgenes ante una desaceleración.

Aunque no hay dos crisis económicas iguales, los sectores más tradicionales tienen la ventaja de poder echar un vistazo al retrovisor y ver qué hicieron durante situaciones similares en el pasado. "Los negocios más nuevos no lo tienen tan fácil porque les falta esa experiencia previa", reconoce Josep María Sayeras, profesor de Economía de Esade. "Bancos o constructoras pueden recordar cuál fue el impacto de la crisis de 1993, dónde recortaros gastos o qué líneas de negocio abrieron. Actividades más recientes como la telefonía móvil no lo tienen tan fácil. ¿Deben bajar precios? ¿Cómo generar nuevas fuentes de ingresos? Son algunas dudas a resolver", añade Sayeras.

La tecnología es una de las actividades que deberá pasar la prueba de la primera vez. En el arranque de la década de los noventa, los teléfonos móviles eran auténticos mamotretos destinados sólo al mundo de los negocios. En cambio, ahora su penetración en los países occidentales supera el 100% de la población. Por su parte, Internet no existía en la forma en que se conoce actualmente. Hoy, la Red ha transformado la forma de comunicarse, informarse y ha desafiado a las plataformas de comercio tradicionales.

Tras años de fuerte crecimiento, los primeros síntomas de alarma suenan en el área tecnológica. Las ventas de móviles en Europa occidental, por ejemplo, han registrado en el arranque de 2008 la primera caída trimestral desde 2001, año en el que comenzaron a realizarse estadísticas fiables. Otro dato que habla de ralentización en el consumo se observa al analizar las cuentas de Telefónica: el número de minutos de uso de móvil de sus clientes en España de enero a marzo fue un 5,6% menor que en 2007.

Francisco Carvajal, socio de Accenture especializado en servicios de consultoría a empresas de telecomunicaciones, tecnología e Internet, recuerda que el sector no es del todo novato ante una crisis ya que tras el fiasco puntocom las compañías tuvieron que afrontar dificultades. "Entonces aprendieron que la innovación tecnológica debe adecuarse y no ir por delante de las necesidades del cliente y que las inversiones tienen que ser rentables", explica Carvajal. "Sin embargo, sí que es cierto que el contexto actual, con una crisis global, supondrá nuevos retos y terminará por completar la reinvención de estos negocios que comenzó en 2001".

La llegada de la primera gran crisis económica al sector tecnológico puede provocar en las empresas dos tipos de reacciones, según el experto de Accenture. La primera es apostar por la consolidación y congelar operaciones; la segunda alternativa pasa por el desarrollo tecnológico, la eficiencia y la innovación. "Nosotros recomendamos a nuestros clientes que para salir indemnes la única alternativa es apostar por la eficiencia y la innovación", señala Carvajal. El plan de actuación de la consultora estaría basado en elegir bien dónde invertir (primando el mercado residencial y las pymes, la fibra óptica y los países en desarrollo), adaptar la innovación a una demanda con menor capacidad de gasto, favorecer las alianzas comerciales y personalizar los productos y servicios según las necesidades del cliente.

Algunos actores de la industria tecnológica prefieren echar mano de la tradición japonesa y definir la palabra crisis como sinónimo de oportunidad. Vinton Cerf, vicepresidente de Google, cree que el repunte del precio del petróleo (uno de los factores que alimenta la crisis económica) podría beneficiar a Internet. "El encaramiento del petróleo hará que se utilicen más las videoconferencias y otro tipo de comunicaciones electrónicas para evitar los viajes", explicó esta semana durante una rueda de prensa en Seúl.

Plomo en las alas

Precisamente, la impresionante subida del precio del combustible, unida a la caída del consumo, empieza a meter presión a uno de los negocios más florecientes de los últimos años: las aerolíneas de bajo coste. Nacidas al calor de la desregulación del mercado aéreo europeo, las low cost se han hecho con un trozo cada vez más importante del pastel. El 40% de los pasajeros que aterrizaron en España durante 2007 lo hicieron con una aerolínea de bajo coste, 13 puntos más que sólo dos años antes.

La etapa de vino y rosas, no obstante, ha dejado paso a una fase más espinosa. En el mercado doméstico, Air Madrid fue la primera en sucumbir. Además, las dos grandes low cost españolas, Clickair y Vueling, controladas por Iberia y la familia Lara, respectivamente, no han podido salir de los números rojos. Ahora ultiman los flecos de su fusión incapaces de remontar el vuelo por la competencia exterior y la guerra de precios.

David Peña, analista del sector aéreo de la firma Landsbanki Kepler, explica que lo que ocurre ahora con las aerolíneas de bajo coste ya ha sucedido anteriormente con otros negocios denominados startups (con alto potencial de crecimiento pese a tener una corta historia) cuando alcanzaron un determinado grado de madurez: "Hay una criba y se separa el grano de la paja".

En su opinión, durante los ciclos expansivos de la economía se produce una atracción de capitales hacia determinados negocios debido a los interesantes retornos que se obtienen en ellos. "Entran todo tipo de actores por un efecto de mimetismo. Muchos de estos advenedizos no tienen ni el soporte financiero ni el conocimiento del negocio necesario para sobrevivir cuando llegan los primeros problemas serios. Es lo que pasa con las low cost. Va a haber un filtro y aquellas empresas con menor eficiencia de costes y mayor debilidad patrimonial no tendrán más remedio que abandonar la partida", augura Peña.

Eso sí, el hecho de que el bajo coste pase por dificultades no quiere decir, según este analista, que las aerolíneas de bandera puedan cantar victoria. "Éstas van a tener que ajustar igual o más sus costes. Está claro que compañías como Ryanair no van a desaparecer y van a seguir siendo una referencia en cuanto al control en los gastos".

El quirófano puede esperar

Si la tendencia a apretarse el cinturón cuando llegan mal dadas se nota en el uso del avión a pesar de que las low cost han contribuido a rebajar sustancialmente el precio de los billetes, la caída del consumo pesa aún más en otros negocios ajenos a lo que se conoce como gastos de primera necesidad. La cirugía estética es uno de ellos.

La búsqueda de la eterna juventud ha encontrado un caldo de cultivo perfecto en la buena marcha de la economía y en el dinero barato. El negocio estético ha crecido a una tasa media anual cercana al 10% durante la última década. En 2007 se realizaron 400.000 intervenciones estéticas y el sector facturó 800 millones de euros. Como consecuencia de estas cifras, España es ya la cuarta potencia mundial tras EE UU, Argentina y Brasil. Sin embargo, en los últimos meses el culto al cuerpo ha empezado a quedar en un segundo plano.

"La crisis ya se nota y se prolongará hasta 2009. El número de pacientes que vienen a la consulta no han bajado pero sí el de los que deciden finalmente operarse. Antes se lo pensaban menos porque muchos recurrían a créditos bancarios para financiarse. Ahora se ha cerrado el grifo", reconoce Antonio Porcuna, presidente de la Sociedad española de cirugía plástica reparadora y estética (Secpre). ¿Cómo afrontar esta nueva situación? "Es complicado. Nosotros no tenemos clientes sino pacientes. Entrar en una guerra de precios es difícil. Ofrecemos profesionalidad y eso no tiene nada que ver con las tarifas. Además, el material quirúrgico es costoso", indica Porcuna.

La cirugía estética no tiene nada que ver con el capital riesgo pero sí comparte dos rasgos: su rápido crecimiento y las dificultades actuales para acceder a la financiación. El private equity en España ha vivido un boom con la caída de los tipos de interés. Entre 2001 y 2007, el volumen de dinero captado y el capital invertido se multiplicaron por cuatro. Sin embargo, en el primer trimestre de 2008 la inversión de las empresas cayó un 44%. "La prueba que tenemos que pasar es importante. Sin embargo, creo que de esta crisis la industria va a salir fortalecida. El capital riesgo tiene gran capacidad para reinventarse. Hay más fórmulas que las compras apalancadas", explica Jaime Hernández Soto, máximo ejecutivo de MCH y presidente de turno de Ascri, la patronal del sector.

El fuel pone en crisis a los vuelos baratos y la caída del consumo a la telefonía móvil.
El fuel pone en crisis a los vuelos baratos y la caída del consumo a la telefonía móvil.BLOOMBERG

Hijos de la bonanza

La fuerte desaceleración económica no sólo va a poner a prueba modelos de negocios hasta ahora exitosos. También supondrá un examen de calado para los cuadros directivos de las empresas. El largo periodo de crecimiento económico ha durado 15 años, tiempo suficiente para que en las plantas nobles de las compañías se haya producido un relevo generacional. Dentro del Ibex 35, índice bursátil que incluye a los mayores grupos españoles, más de la mitad de sus integrantes han adoptado cambios en el puesto de primer ejecutivo durante los últimos cinco años. La antigüedad media en el cargo de los primeros espadas en el selectivo es de apenas cinco años.

"El relevo generacional hace que muchos directivos sólo hayan vivido épocas buenas. Gestionar una crisis económica supone un reto porque hay que tomar decisiones diferentes de las que estaban acostumbrados. Es como cuando un padre te dice, tú no sabes lo que es pasar hambre porque no has vivido una guerra", describe Josep María Sayeras, profesor de la escuela de negocios Esade. "La situación actual supone un desafío para los gestores más jóvenes. No obstante, hay que tener en cuenta que se trata de una de las generaciones mejor formadas de la historia empresarial de nuestro país y traen consigo técnicas nuevas. En una crisis no todo es recortar costes y despedir a gente. También cuenta mucho el saber motivar a tus equipos", añade Sayeras.

En la industria del capital riesgo, que ha tenido un desarrollo bastante reciente en España, la falta de experiencia de muchos ejecutivos es un obstáculo añadido a las dificultades para acceder a vías de financiación. "El private equity español cuenta con muy buenos equipos. Sin embargo, muchos de nuestros profesionales, por edad, no han vivido la crisis de los años noventa", reconoce Jaime Hernández Soto, presidente de Ascri, la patronal que agrupa a las firmas de capital riesgo españolas.

La crisis económica actual tiene su epicentro en el sector financiero. Los bancos españoles no se han visto envuelto en las pérdidas millonarias como consecuencia de las inversiones en hipotecas basura. Sin embargo, se enfrentan al problema del repunte de la morosidad debido a la desaceleración económica y al encarecimiento del precio del dinero. En este sentido, fuentes del sector creen que las prejubilaciones que han acometido la mayoría de las entidades en los últimos años pueden llegar a suponer un problema puesto que la red de oficinas cuenta con bastantes personas para las que esta crisis supone la primera experiencia seria con la gestión de los impagos. El 53% de los trabajadores en la banca en España tienen 44 o menos años de edad. -

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Sobre la firma

David Fernández
Es el jefe de sección de Negocios. Es licenciado en Ciencias de la Información y tiene un máster en periodismo por EL PAÍS-UAM. Inició su carrera en Cinco Días y desde 2006 trabaja en EL PAÍS, donde se ha especializado en temas financieros. Ha ganado los premios de periodismo económico de la CNMV, Citigroup, Aecoc y APD.

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