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Tribuna:Laboratorio de ideas
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La innovación en un nuevo modelo económico

Comenzamos el curso económico después de las vacaciones con la preocupación que teníamos antes de ellas. La pregunta es cuándo y cómo saldremos de la crisis, y lo que es más importante, cuándo creceremos lo suficiente para crear empleo. Las noticias internacionales dan indicios positivos de que la economía de algunos países toca fondo: EE UU, Japón, China, y Alemania y Francia en la UE. No es así el caso de España, cuyos datos sólo señalan caídas menos intensas, pero se continúa con tasas negativas sobre niveles ya muy bajos de actividad.

Como ya expuse en mi artículo del 24 de junio, El Estado y un nuevo modelo económico, el modelo que ha funcionado en España durante el último ciclo expansivo, con un peso excesivo de la construcción, no es adecuado para obtener un crecimiento suficiente para generar el empleo que la sociedad española demanda y necesita. Pero va a ser difícil sustituir la gran creación de empleo de la construcción y sus industrias auxiliares, que en principio verán reducir su capacidad en cifras significativas. No se trata de inventar nuevos sectores, sino de producir más y mejor siendo más competitivos, y en esto entra de lleno el concepto de "innovación".

No se trata de inventar nuevos sectores, sino de producir más y mejor siendo más competitivos

La innovación es un elemento clave para explicar la competitividad. Abarca todos los procesos productivos, desde los industriales y de servicios hasta los de gestión del personal y los de comercialización de los productos. Como se ha puesto de manifiesto en numerosas ocasiones por COTEC, la competitividad de nuestra economía depende claramente de la capacidad de generar y utilizar tecnología propia. Estamos en un proceso de desarrollo innovador en el que sí hay empresas que invierten en investigación. Es un proceso lento que conviene incentivar y en el que los resultados no son de corto plazo.

Los datos todavía ofrecen una evolución atrasada respecto a la de nuestros socios europeos, tanto en el número de empresas innovadoras como en el de patentes europeas de origen español. Pero además de las empresas grandes de sectores típicamente innovadores [química, farmacéuticas, aeronáuticas, transporte ferroviario...] ya se están incorporando al proceso algunas empresas medianas. En aquellos sectores en los que las empresas se han esforzado en la innovación consiguen salvar mejor los momentos de crisis. Dentro de la denostada construcción, las empresas innovadoras consiguen proyectos en el exterior que les ayudan a mantener una cierta actividad. En cuanto a las pymes, excepto algunas que hay de alta tecnología, son excesivamente numerosas y ocupan más del 80% de los empleos. En ellas no existe la investigación y es más difícil de introducir la innovación tecnológica, pero sí es posible realizar inversiones en nuevas tecnologías que mejoren los procesos y reduzcan sus costes de producción.

Por otra parte, la competitividad es lo único que puede permitirnos alcanzar el crecimiento potencial necesario para la creación de empleo. Como es conocido, una de las mayores debilidades actuales de la economía española es el elevado nivel de endeudamiento alcanzado durante el último ciclo expansivo: muchas familias están asfixiadas para pagar sus deudas, las empresas no encuentran financiación suficiente para solventar las caídas de las ventas, los bancos y cajas necesitan gran parte de su liquidez para cumplir con sus compromisos de endeudamiento, y el sector público, antes más saneado, aumenta drásticamente su nivel de endeudamiento con la crisis. De este endeudamiento es fiel reflejo nuestro déficit con el exterior en el saldo de la balanza por cuenta corriente.

No es un tema fácil de corregir; sólo con una mayor austeridad en el gasto y mejorando nuestro saldo con el exterior en la balanza de pagos podremos reconducir la situación. Es cierto que los últimos datos publicados por el Banco de España reflejan una mejoría considerable en el mes de junio y en el primer semestre del año, pero también lo es que la causa de dicha mejoría es la fuerte caída de las importaciones, consecuencia de una menor actividad empresarial. El saldo de la balanza por cuenta corriente alcanza un déficit de 34.000 millones de euros en el semestre, mejor que los 58.000 millones del primer semestre de 2008, pero todavía muy elevado, aunque de momento sí ha encontrado financiación en el exterior. Pero las exportaciones continúan cayendo y los ingresos por turismo disminuyeron el 7,9% en el primer semestre.

En un nuevo modelo económico, es absolutamente necesario incrementar la competitividad y poder crecer en nuestras exportaciones abriendo nuevos mercado en países en expansión como son India y China. Los procesos de innovación son lentos, sobre todo los de investigación tecnológica. Pero hay otros procesos que pueden mejorarse con mayor rapidez y que requieren de una fuerte inversión. Entre ellos están todos los procesos productivos de los servicios. No olvidemos que los servicios de mercado suponen el 49% del PIB. Incluso en los servicios no de mercado (14% del PIB), la innovación en las administraciones públicas (Estado, comunidades autónomas y corporaciones locales) es esencial en los procesos productivos del sector privado. Simplificar los trámites de creación de empresas, licencias y resolución de conflictos puede significar importantes reducciones de los costes de producción de las empresas.

La innovación es un camino a seguir para el cambio de modelo, pero no basta con admitir su importancia, hay que llenarla de contenido. Como ha señalado el vicepresidente Werthewgen de la UE, la innovación no puede ser impuesta por decreto, tiene que realizarse por los científicos, investigadores, empresarios y empleados.

Carmen Alcaide es analista y ex presidenta del INE.

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