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Reportaje:Primer plano

Lo peor del paro está por llegar

Los expertos defienden reglas de flexibilidad interna antes de recurrir a despidos

Lucía Abellán

Empezaron siendo unos cuantos trabajadores de la construcción afectados por el fin de la era dorada. La plaga se extendió a otros servicios afines y, más adelante, a actividades menos ligadas al ladrillo. Ahora ningún sector escapa a la nueva coyuntura. El paro se ha instalado en diferentes ámbitos de la economía, aunque hay algunos, como el turismo y la hostelería, que de momento parecen inmunes. España cuenta hoy con 318.000 desempleados más que hace un año. Y lo peor, dicen los expertos, está por venir.

El primer sobresalto llegará el próximo martes, con los datos del paro registrado referentes a mayo. Tras la cascada de malas noticias que ha deparado ese registro en los últimos meses, analistas y agentes sociales se preparan para otro revés. "La situación puede ser peor si el consumo se desacelera más de lo previsto", advierte Juan José Méndez, director de estudios y proyectos de Ceprede, el centro de predicción económica de la Universidad Autónoma de Madrid.

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Las perspectivas a corto plazo son funestas. Este analista se atreve a pronosticar una tasa de paro del 14% -ahora alcanza el 9,6%- con el siguiente argumento: la construcción es un sector muy intensivo en mano de obra y su declive podría enviar al paro a casi la mitad de los trabajadores nuevos a los que ha empleado desde 1997. Méndez sostiene que, lejos de frenar a partir de 2009, el desempleo seguirá aumentando hasta 2011.

Sindicatos y empresarios se muestran más reacios a las previsiones. Son conscientes de que todas, incluidas las oficiales, se han revisado al alza y restan importancia a la idea de contar con un nivel de referencia. "Vamos a atravesar una etapa cruda", admite Jesús Pérez, responsable de Empleo y de UGT. Las cifras del Gobierno van ya por el 10% de desempleo para el año próximo, una tasa que muy posiblemente se rozará antes. El Consejo Económico y Social, órgano consultivo del Gobierno, considera preocupantes los datos conocidos en lo que va de año.

Más que acertar en las previsiones, urge encontrar salidas al desconcierto actual. A corto plazo no hay muchas. Reforzar la obra civil, la rehabilitación de viviendas y fomentar la reinserción de los parados en otras actividades. "Pero hay que pensar en el largo plazo, en un cambio de modelo productivo. Identificar las actividades -industriales, de servicios tecnológicos- que se quiere sean tirón de la nueva economía y fomentarlas", apunta Lola Liceras, secretaria de empleo de Comisiones Obreras.

Tanto Liceras como sus homólogos en UGT y en la patronal coinciden en que este giro de política económica sólo da frutos a medio plazo. Pero insisten en que hay que hacerlo ahora porque, de lo contrario, la economía nunca abandonará la dependencia endémica de actividades poco cualificadas.

Los agentes sociales ponen el acento en la necesidad de alternativas para los trabajadores expulsados del mercado, principalmente de la construcción. Pero dudan de que la recolocación sea inmediata: "El trasvase a otro tipo de actividades es difícil", explica Fernando Moreno, responsable de relaciones laborales de CEOE. Tanto Moreno como los sindicatos y los expertos coinciden en que los servicios públicos de empleo no están cumpliendo la labor de recolocación, lo que obliga a reformarlos. La CEOE es partidaria de que la iniciativa privada colabore con los servicios públicos para aumentar su eficacia y cree fundamental la coordinación entre los diferentes servicios autonómicos. El objetivo es que las vacantes generadas en Murcia puedan llegar a oídos, por ejemplo, de un empresario cántabro.

Antes de recolocar a los trabajadores despedidos, Fernando Moreno es partidario de ensayar mecanismos de flexibilidad interna en las empresas para capear el temporal. Moreno antepone esas herramientas a nuevas reformas laborales u otros cambios normativos: "A veces es cuestión de imaginación, son técnicas de recursos humanos". Como ejemplo, el dirigente de la CEOE cita computar la jornada laboral en dos años y utilizar en cada uno el tiempo más conveniente según la coyuntura.

Marta Alamán, socia de Landwell-PriceWaterhouseCoopers, respalda este tipo de soluciones. Esta experta se refiere a medidas "poco utilizadas en España", como reducciones de jornada que permitan aliviar costes a la empresa sin perder contacto con el trabajador o suspensiones temporales de contratos indefinidos ante una situación de crisis. Por lo general, los representantes de los trabajadores recelan de estas alternativas, pues sumen al empleado en la incertidumbre y en ocasiones lo dejan sin recursos económicos.

Casi tan importante como los datos reales que revelan destrucción de empleo es el efecto arrastre que generan estas noticias sobre los planes de futuro de las empresas. "Es un círculo vicioso. Si pienso que se va a consumir menos produzco menos y, para ello, contrato a menos gente", resume Juan José Méndez, de Ceprede.

Aunque la incertidumbre afecta a toda Europa, España es el único país comunitario donde el paro ha aumentado tan bruscamente. Casi todos los demás registran aún descensos o mantienen el nivel de hace meses. "Lo que nos ha pasado es que estábamos en una burbuja privilegiada y esta nueva situación nos ha pillado de improviso", concluye Marta Alamán. -

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Sobre la firma

Lucía Abellán
La redactora jefa de Internacional de EL PAÍS ha desarrollado casi toda su carrera profesional en este diario. Comenzó en 1999 en la sección de Economía, donde se especializó en mercado laboral y fiscalidad. Entre 2012 y 2018 fue corresponsal en Bruselas y posteriormente corresponsal diplomática adscrita a la sección de España.

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