_
_
_
_
_
Reportaje:Carreras & capital humano

Nueve semanas en el futuro

Google y Nasa crean una escuela para adelantarse a la tecnología

¿Qué es la singularidad? Es el centro supercomprimido de un agujero negro donde las leyes de la física que conocemos dejan de aplicarse. Pues bien, la singularidad ha llegado a nuestra era en forma de tecnología. Los avances científicos se suceden cada vez más rápido, de forma exponencial, desafiando todas las predicciones. ¿Cómo podrán afrontar los nuevos científicos todos estos retos? Con una nueva universidad para licenciados brillantes y dispuestos a abrir sus mentes: Singularity University.

El norteamericano Ray Kurzweil, científico de polémica extravagancia que asume esta máxima para la tecnología en uno de sus libros, Singularity is near, pone ahora en marcha la Universidad de la Singularidad en Silicon Valley, la meca de las empresas tecnológicas en Estados Unidos. Lo hace de la mano de la compañía Google, que invierte 250.000 dólares (200.000 euros), y la agencia espacial estadounidense, Nasa. La filosofía de esta escuela de verano entiende que algunas ciencias, como la nanotecnología, biotecnología, robótica o neurociencia evolucionan mucho más rápido de lo que la humanidad puede predecir. Éste es un curso donde los científicos elegidos aprenderán cómo conectar estas disciplinas y su potencial.

Nace Singularity University para formar a genios y directivos líderes

Por ahora, la universidad ha recibido centenares de solicitudes de 60 países. "España está, desde luego", señala su director ejecutivo, Salim Ismail, aunque no especifica el número de alumnos ni sus posibilidades de entrada. Nueve semanas en el futuro no son baratas. La matrícula cuesta 25.000 dólares (19.600 euros). Este año sólo hay 30 plazas, pero en 2010 se pretende llegar a 120.

"Queremos a estudiantes geniales que sean expertos en alguno de estos campos y estén dispuestos a aplicarlo a los demás", explica Ismail. En las tres primeras semanas se expondrán las presentaciones fundacionales de cada ciencia. La segunda parte del curso se centrará en ver cómo se interrelacionan las ciencias y cuáles son los mayores retos para ellas. En las tres últimas semanas, los alumnos elaborarán un proyecto final, que pueda tener un interés comercial. Ésta será su carta de presentación.

A la universidad entrarán científicos, pero saldrán líderes. Peter Diamandis, cofundador del centro, lo explica: "Nos extendemos en el mundo para reunir a los líderes del futuro más apasionados e inteligentes".

"Mi misión es favorecer la integración profesional de los estudiantes e implicar a empresas en el proyecto", dice Ismail. Singularity quiere que sus alumnos desarrollen proyectos que inciten a empresas y Gobiernos a invertir en ellos. "Es importante dar salida a todos estos proyectos. Google tiene intereses directos en los campos que se tratan, como la tecnología de materiales", apunta.

Pete Worden, director de Investigaciones de Nasa, desveló en la conferencia de presentación de la universidad alguno de los motivos por los que la agencia está allí: "Queremos colonizar el sistema solar, y no podemos hacerlo enviando toneladas al espacio, necesitamos mandar la misma tecnología, pero en mucho menor tamaño. Si no, no es viable".

Ana Cremades, profesora de la Facultad de Físicas de la Universidad Complutense de Madrid, indica que la nanotecnología está en la base de todos los avances: "Modificando el número de átomos de un material masivo, como el silicio, se pueden crear elementos con mayor superficie y menor volumen: con ello, las piezas de los ordenadores son más pequeñas y tienen otras cualidades físicas". Nanotecnología para dispositivos de dopaje, vestidos inteligentes que detectan la temperatura corporal, pinturas para la pared capaces de limpiar la contaminación ambiental... Este nuevo enfoque también puede resolver catástrofes humanas. ¿Cómo? Por ejemplo, con la predicción de terremotos. "Ahora se utilizan sensores de tierra que anuncian movimientos horas antes de que estalle el temblor. Pero la Nasa está elaborando mapas magnéticos que visualizan las cargas de las rocas. Esto predice un terremoto semanas antes de que suceda", ilustra Ismail.

Otro avance exponencial es el de la ilustración en tres dimensiones, un láser que recorta en el espacio (no sólo en el plano). "Eran máquinas que hace unos años costaban 100.000 dólares. Ahora las consigues por 3.000 o 4.000, algo que nadie podía prever porque las personas somos lineales", explica Salim Ismail.

De la ciencia no se salva nadie. La escuela no cree que la singularidad tecnológica sea sólo cosa de genios y sus habilidades. Por ello, propone también cursos intensivos para directivos de empresas. Los hay de tres y de 10 días y se imparten ocho veces al año, aunque todavía no ha especificado el precio. El objetivo es prácticamente el mismo: dar directrices a los ejecutivos sobre el rumbo que toma la ciencia y cómo prepararse si su empresa lo necesita.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_