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Reportaje:

146 millones de niños sufren hambre

Unicef denuncia que el porcentaje de niños desnutridos es prácticamente el mismo desde hace 15 años

En un minuto, el tiempo que, más o menos, puede tardar usted en lavarse las manos, mueren en en el mundo 10 niños menores de cinco años por causa del hambre: más de cinco millones de niños al año. El dato suena ya a contado, pero Unicef lo utilizó ayer en la presentación de su cuarto informe Progreso para la infancia: un balance sobre nutrición para denunciar que el porcentaje de niños desnutridos, es decir, con un peso inferior al normal, ha disminuido muy poco desde 1990.

Hace 15 años, el 32% de la población infantil que vive en los países de desarrollo estaba desnutrida. Según los datos actuales, la cifra es ahora del 27%, lo que significa que 146 millones de niños están desnutridos, en números redondos. "Ha habido sólo una reducción de cinco puntos porcentuales en 15 años, a pesar de los llamamientos, las promesas y todos los esfuerzos que se está haciendo. Los datos siguen reflejando algo moralmente inaceptable", sentenció ayer Víctor Soler-Sala, portavoz de Unicef en España. "Si no se ataca este problema, si no se le da la prioridad que tendría que tener, será imposible que se logren los objetivos impuestos por la ONU para 2015", explicó.

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El informe revela que la desnutrición infantil se debe menos a una cantidad insuficiente de alimentos, que a la mala calidad y la falta de salubridad de los mismos, así como al bajo nivel social de los padres y a la maternidad adolescente que incide en el peso de los niños al nacer.

La mitad los menores con peso inferior a lo normal en el mundo viven en tres países de Asia meridional: India (47 millones) Bangladesh (8 millones) y Pakistán (8 millones). El estudio indica que solamente dos regiones del planeta han iniciado el camino para cumplir con los retos fijados en los Objetivos de Desarrollo del Milenio establecidos por la ONU, en cuanto a la reducción de la desnutrición y la mortalidad infantil. Son América Latina y Caribe y la de Asia oriental y el Pacífico -gracias a las mejoras en China-, en donde la proporción de niños con hambre es del 7% y el 15%, respectivamente. En el caso de América Latina, el informe expone que la tasa media anual de reducción del número de niños desnutridos desde 1990 a 2004 es de 3,8% lo que representa el descenso más rápido comparado con cualquier otra región. Las dos naciones latinoamericanas más pobladas, Brasil y México, han influido en los buenos resultados de la zona, según el informe, lo que implica que existen grandes disparidades en el retraso del crecimiento infantil entre los países. Mientras que en Brasil la desnutrición infantil descendió hasta el 6% y se prevé que llegue al 3% en el 2015, en México la reducción ha sido aún más espectacular, del 14% en 1988 al 8% en 1999, según el estudio.

La situación en África es de las más preocupantes. Más de una cuarta parte de la población infantil en este continente tiene un peso inferior al que le corresponde a su edad. El informe califica este dato como una "catástrofe" para el desarrollo del continente y señala que los factores que han repercutido en el estancamiento africano desde 1990 son el excesivo crecimiento de la población, el descenso de la producción agrícola, los conflictos, la sequía y el sida. También han empeorado las tasas de desnutrición en Oriente Próximo, sobre todo en países de grandes poblaciones como Irak y Yemen.

Mientras tanto en los países desarrollados los problemas vienen por una mala alimentación o bien por un exceso de ella. El informe de Unicef apunta a la obesidad como uno de los grandes males que afectan a la salud pública y señalan las bajas tasas de alimentación con leche materna en los primeros meses de vida en los países industrializados.

Luis Ruiz, médico de Unicef y responsable de salud maternoinfantil en el organismo, explicó ayer que el término adecuado para referirse al hambre en los países en vías de desarrollo es desnutrición. "La malnutrición es un fenómeno más general y que se da en todo el mundo. Un desnutrido es un malnutrido, pero no a la inversa".

Una mujer y su hijo, víctimas del hambre causada por la sequía en Danan, en el sur de Etiopía.
Una mujer y su hijo, víctimas del hambre causada por la sequía en Danan, en el sur de Etiopía.REUTERS

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