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El 42% de los gitanos siente rechazo al entrar en algunos locales públicos

Un tercio de los encuestados nota racismo cuando trata de alquilar una vivienda

Carmen Morán Breña

Lo que normalmente resulta fácil -ir a una piscina pública, entrar en una discoteca, comprar en una tienda- parece un empeño complicado para algunos. Casi la mitad de los gitanos se siente discriminado en las situaciones mencionadas y un tercio de ellos cree que su raza supone un impedimento cuando tratan de alquilar una vivienda. Sus opiniones, recogidas en una exhaustiva encuesta del CIS, desmontan algunos tópicos: el 90% está a favor de que las mujeres trabajen fuera de casa. Y revelan carencias enquistadas: sólo uno de cada 500 tiene estudios universitarios y un 15% estuvo en la escuela menos de cinco años. El 17% de los hogares recibe ayudas sociales o de ONG para salir adelante.

El Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales ha encargado esta encuesta al CIS para tener un diagnóstico antes de poner en marcha medidas para la integración sociolaboral de los gitanos. Se efectuaron 1.610 entrevistas en todas las comunidades, salvo Canarias y Ceuta y Melilla, a finales de 2006. Se calcula que la población de gitanos en España alcanza los 700.000.

Con fundamento o sin él, lo cierto es que los gitanos siguen percibiendo el racismo y la discriminación como dos de sus principales problemas: un 23% cita una u otra respuesta. Pero es el paro la preocupación más mencionada, lo hace el 38% de los encuestados. También consideran que el desempleo es el asunto más espinoso con el que ha de lidiar la población en general. La percepción de los problemas en España difiere de los que ellos dicen sufrir como colectivo: la inseguridad ciudadana, las drogas, el terrorismo de ETA o la inmigración no son los asuntos que a ellos más les afectan en tanto que gitanos, aunque sí los perciben como grandes dificultades sociales en general.

La secretaria de Estado de Asuntos Sociales, Amparo Valcarce, destaca la "alta" consideración que tienen los gitanos por los estudios, a pesar "del esfuerzo que todavía hay que hacer en este ámbito": un 91% opina que tener estudios es muy o bastante importante en la vida de una persona y el 88% cree que se debe permanecer en el aula como mínimo hasta los 16 años. La realidad se encarga, sin embargo, de presentar el lado oscuro: un 15% ha estado menos de 5 años escolarizado y apenas uno de cada 500 tiene estudios superiores. En la población en general la cifra es muy superior, uno de cada ocho, aproximadamente, pasó por la universidad. Un 30% dejó los estudios para ponerse a trabajar y un 13% dice que así lo quisieron sus padres, y un altísimo 13% abandonó los libros porque tenía que cuidar de sus hermanos. La falta de estudios es una razón más que presumible de la dificultad posterior para encontrar trabajo. En cualquier caso, los gitanos opinan que la discriminación también está detrás del desempleo del colectivo. El 17% de los encuestados declaró que recibe ayudas sociales o de ONG para salir adelante.

"Lo que importa no es tanto si la discriminación es real o no, sino que ellos así lo perciben. Por tanto, hay que insistir en los programas sociales y hacer un esfuerzo especial en el empleo", reconoce Valcarce. Recuerda que el objetivo del ministerio es sacar antes de que termine la legislatura la Ley de Empresas de Inserción Social, que detalle cómo se articularán las ayudas y subvenciones para estas empresas que contratan a colectivos desfavorecidos que encuentran dificultades añadidas en la búsqueda de un empleo. Valcarce explica que el Estatuto del Trabajador Autónomo, que se tramita en el Senado, recogerá "un tratamiento específico para la venta ambulante", la ocupación mayoritaria de los gitanos.

Mientras tanto, la encuesta revela que algunas opiniones de los gitanos siguen la misma senda de los cambios sociales. El 90% considera que las mujeres, solteras o casadas, deberían trabajar fuera de casa si así lo quieren, y el 82% sabe que los estudios no son más importantes para los chicos que para las chicas. Aunque todavía hay quien cree (19%) que en cuestiones de dinero es el marido el que debe tomar las decisiones. Piensan también (87%) que los hijos han de obedecer "siempre" a sus padres.

La integración de los gitanos en todos los ámbitos es uno de los objetivos por los que se ha encargado este estudio de diagnóstico. Pues bien, en el círculo de amigos o conocidos el 65,7% dice mantener relaciones con gitanos y payos por igual y casi un 80% tiene entre los payos "amigos íntimos".

Casa y religión

En uno de cada cuatro hogares gitanos conviven una familia, padres o madres con hijos junto a otros parientes, con o sin hijos. Y no todas estas viviendas tienen las condiciones básicas: a algunas les falta agua corriente, ducha o bañera o un inodoro dentro de la casa; un 7,7% de los encuestados afirma que no dispone de agua caliente. Otros problemas son aún más acusados. Un 46,7% contestó que tenía goteras, humedades en paredes, techos, cimientos y podredumbre en los suelos y ventanas. Un tercio se queja de falta de luz natural suficiente en algunas de las habitaciones y algunos más afirman sufrir los ruidos excesivos del tráfico o de fábricas cercanas. La delincuencia o vandalismo en la zona también afecta al 31% de los encuestados. La mitad de ellos tiene la casa en propiedad.El 40% de los gitanos se declara católico; el 49% de otra religión, mayoritariamente evangelistas (protestantes). Pero el 22% de los creyentes no va nunca a misa o rito similar y un 13% acude menos de una vez al año. El 31% va varias veces a la semana.

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Sobre la firma

Carmen Morán Breña
Trabaja en EL PAÍS desde 1997 donde ha sido jefa de sección en Sociedad, Nacional y Cultura. Ha tratado a fondo temas de educación, asuntos sociales e igualdad. Ahora se desempeña como reportera en México.

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