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Reportaje:

Adiós al invierno más extremo

Un análisis de un grupo de científicos vinculados al CSIC concluye que el pasado periodo invernal ha sido el más anómalo desde 1900

Ciclogénesis explosivas, precipitaciones persistentes en Andalucía, casi tantos temporales como fines de semana... Si durante los últimos meses ha sonado más de una vez la expresión "esto no es normal", a partir de ahora se puede añadir que no solo no ha sido normal, sino que además el invierno pasado ha sido el más raro de los últimos 110 años. Esa es la conclusión de un análisis realizado por científicos del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que han concluido que el que acabamos de dejar atrás ha sido el periodo invernal más extremo y anómalo desde 1900.

El fenómeno, explican los científicos Santiago Beguería, Sergio Martín Vicente Serrano y Juan Ignacio López Moreno, se ha debido a una inusual actividad de la ciclogénesis atlántica, es decir, que este invierno se han generado más borrascas de lo normal. "Cada invierno se registra en la Península Ibérica un promedio del 40% de días con condiciones anticiclónicas, mientras que en este invierno se ha registrado solamente un 25%", señala la nota del CSIC sobre el estudio, que continúa en curso. En otras palabras, sólo en uno de cada cuatro días existían las condiciones atmosféricas propicias para que al asomarse a la ventana fuera posible ver el sol.

Por el contrario, el análisis concluye que las temperaturas han sido más suaves de lo normal, con mínimas más altas y máximas más bajas. "Lo que ha producido un invierno muy invernal no han sido las temperaturas, sino que ha sido muy nublado todos los días, con muchas lluvias", señala Beguería, científico titular del CSIC vinculado a la Estación Experimental Aula Dei de Zaragoza.

Este doctor en Geografía por la Universidad de Zaragoza, explica al teléfono que la idea del estudio surgió al encontrarse cada día con datos meteorológicos anómalos. "El análisis para nosotros es rutinario, pero este invierno ha sido tan anómalo y lo estábamos viendo día tras día que decidimos que cuando terminara el invierno haríamos un análisis", añade.

Así, el estudio en el que todavía trabajan los tres científicos busca las causas del inusual invierno en la Oscilación del Atlántico Norte (OAN). Este fenómeno se define por las diferencias de presión entre la depresión atmosférica de Islandia y la el anticiclón de las Azores. Cuando, como este año, la OAN es negativa, es decir, que la diferencia de presión atmosférica entre ambos puntos es más grande de lo normal, se produce un mayor gradiente y, por tanto, más borrascas y mayores vientos. Y la conclusión, analizando las series históricas es que este año la OAN ha vivido su valor más bajo desde 1900. "Si mirásemos hasta 1850 probablemente la conclusión sería la misma, pero para antes de 1900 los registros son menos fiables", cuenta Beguería.

El estudio añade otro dato que explica por qué este año ha llovido mucho más de lo normal en el sur de España, mientras que en la cornisa cantábrica los registros precipitaciones han sido inferiores a lo habitual. Siguiendo la nota del CSIC, "esta situación se explica por la persistencia del paso de borrascas atlánticas con trayectorias muy bajas en latitud, que han hecho que el mapa de pluviometría se invirtiera con respecto a la situación normal".

Los científicos concluyen preguntándose: "¿Es el invierno más extremo desde 1900 una consecuencia del cambio climático?". La respuesta sin embargo no se halla en el informe porque, "para poder extraer conclusiones firmes es necesario observar la evolución del clima durante un período de tiempo". Puestos a vaticinar, Beguería se aventura a hablar de una primavera lluviosa: "De decir algo, lo más probable es que siga la tendencia" ¿Cómo? "No sé, a mí me gusta la lluvia...".

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