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Alemania desconecta la primera de sus 19 centrales nucleares

El desmantelamiento de la energía nuclear finalizará en 2020

El Gobierno alemán integrado por socialdemócratas y ecologistas celebró ayer por todo lo alto la desactivación de la central nuclear de Stade, en el norte del país. El desmantelamiento de la energía nuclear es uno de los programas bandera de la coalición rojiverde. Fue sellado en 2001, tras largas y complejas negociaciones con la industria energética y prevé que otras 18 plantas atómicas dejen de funcionar para 2020. La oposición democristiana (CDU/CSU) ha anunciado que echará atrás el proyecto si vuelve al poder.

La central de Stade desconectada ayer había comenzado a operar en 1972 y producía relativamente poca energía: 630 megavatios. Su propietario, la multinacional E.on, aseguró que, de todas maneras, hubiese desactivado un reactor que "ya no resultaba rentable". "La desconexión es una consecuencia de la liberalización del mercado energético", explicó el presidente del consejo de vigilancia de E.on, Walter Hohlefelder, en alusión al exceso de oferta en el mercado europeo.

La connotación simbólica del cierre, sin embargo, es evidente y así fue destacada ayer por los medios de comunicación alemanes.

Otra central nuclear, la de Obrigheim, en el suroeste del país, deberá desconectarse a más tardar en 2005. Y así, sucesivamente: el acuerdo impuesto a la industria en junio de 2001 concedió a cada una de las 19 centrales nucleares un ciclo productivo medio de 32 años y fijó un monto máximo de energía nuclear que aún se podrá generar en el país.

Dentro de este marco, las energéticas pueden decidir por su propia cuenta cuándo procederán a la desactivación de cada uno de los reactores. Al menos sobre el papel, todo ello debe conducir a que "en torno a 2020 ya no habrá centrales nucleares en Alemania", según reiteró ayer Jürgen Trittin, ministro del Medio Ambiente.

Trittin pertenece a Los Verdes, el partido ecopacifista que nació de las protestas en contra de la energía nuclear y de la carrera armamentista en los años setenta y ochenta. También por ello, el ministro festejó ayer a lo grande, con una recepción en el museo de arte contemporáneo de la capital alemana, el Hamburger Bahnhof. En varios periódicos había sido publicado un llamativo anuncio en el que, junto a la imagen de una tumbona con la central de Stade de fondo, se indagaba: "¿Qué hara hoy Jürgen Trittin? ¡Desconectar!"

Pero no todos comparten su entusiasmo, como mostró una manifestación de activistas contra la energía nuclear delante del mismo Hamburger Bahnhof. Organizaciones como Greenpeace han denunciado que la desconexión es muy lenta y concede demasiado margen de maniobra a la industria. Además, según estos ecologistas, el plan de Trittin se vendría abajo con un cambio de Gobierno. La CDU/CSU, de hecho, ha anunciado en repetidas ocasiones que detendría el desmantelamiento.

En la actualidad, el 31% de la energía consumida en Alemania es de origen nuclear. Poco a poco, ésta deberá ser sustituida por energías renovables, como la eólica o la solar, y nuevas tecnologías, como la de las centrales térmicas de ciclo combinado gas-vapor. El Gobierno impulsa además varios programas para el ahorro de energía. La desaparición completa de las centrales nucleares tardará años. Donde hasta ayer operó el reactor de Stade, por ejemplo, el pasto no volverá a crecer hasta 2015. El coste de esta reconversión se estima en 500 millones de euros.

Un técnico de la central de Stade mientras aprieta el botón que ayer apagó el reactor de la planta.
Un técnico de la central de Stade mientras aprieta el botón que ayer apagó el reactor de la planta.ASSOCIATED PRESS

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