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Ascó halla nuevas partículas radiactivas de la fuga de noviembre

La inspección del CSN revela que la nuclear consideró el escape un "suceso menor"

Han pasado más de seis meses de la fuga radiactiva de la central nuclear de Ascó y siguen apareciendo partículas radiactivas en el exterior de la central. El jueves pasado los técnicos de la planta hallaron tres nuevas partículas radiactivas junto a las vías del tren que discurren dentro del perimetro de la central, aunque fuera del doble vallado de seguridad. Con este hallazgo, son ya más de 900 los restos radiactivos localizados tras la fuga del 26 de noviembre. Y seguirán apareciendo más.

La central "no sabe" quién ordenó abrir la ventilación que causó la fuga

La búsqueda de partículas junto a las vías se pospuso hasta la semana pasada a la espera de que la empresa pública que gestiona los trenes, Adif, diera su visto bueno, según explicó ayer el director de Protección Radiológica del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), Juan Carlos Lentijo.

Portavoces de Adif aseguraron que se ha actuado con la mayor celeridad posible. La primera reunión entre la ferroviaria y la Asociación Nuclear Ascó-Vandellòs (ANAV) se celebró el 26 de mayo. ANAV es la empresa que gestiona las nucleares de Ascó y Vandellòs y es propiedad de Endesa e Iberdrola. Ambas partes se emplazaron a iniciar el proceso en cuanto ANAV enviara una petición oficial, que Adif no recibió hasta el 3 de junio. El equipo radiológico operó los días 4, 5 y 6 de este mes y ayer terminó de limpiar la zona.

"Esperamos que aparezcan más partículas y por eso le hemos pedido a la central que pare y busque en las zonas a las que sólo se puede acceder con la central parada", explicó Lentijo.

El suceso comenzó el 26 de noviembre cuando unos técnicos sin experiencia volcaron unos restos de agua radiactiva en la piscina de combustible. La operación no era correcta y los técnicos que la llevaron a cabo el vertido no tenían experiencia. Un ventilador que no debía estar funcionando aspiró parte del agua y la expulsó al exterior.

La central ocultó el escape incluso al inspector que el CSN tiene permanentemente en la nuclear. Sólo tres meses después, el aviso de un operario al inspector le permitió conocer el suceso. El cinco de abril se presentó en la central una inspección del CSN que durante tres días auditó la actuación de la planta. El acta de aquella inspección, de 18 folios, no ayuda a mejorar la actuación del titular de la central. Cuando detectaron el escape, los técnicos de la nuclear "limpiaron la rejilla con trapos" antes de "blindar con mantas de plomo la zona afectada". Entonces no notificó el suceso al CSN ya que "se consideró como un suceso menor".

La central funcionó con un sistema de ventilación de emergencia que retenía la posible contaminación, pero el 29 de noviembre, sólo tres días después, pasó a la ventilación normal, lo que permitió la fuga radiactiva. La inspección señala que ese arranque se hizo "sin adoptar las medidas necesarias para comprobar que no quedaba contaminación en los conductos". Cuando los inspectores preguntaron quién dio la orden de pasar a ventilación normal, la dirección de la central no supo qué responder.

Tampoco notificó la aparición de zonas contaminadas los días siguientes ni la aparición, ya fuera de la central, de una partícula radiactiva el 14 de marzo de 2008. Ahora afronta una multa millonaria y anoche paró y dejó de producir electricidad, el verdadero perjuicio económico para Endesa e Iberdrola.

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