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Bruselas abre la vía para exportar residuos nucleares

El interés estatal primará en la UE sobre los locales

Pasado medio siglo de la puesta en marcha de la primera central nuclear europea en Reino Unido, la Unión sigue sin resolver el problema de qué hacer con las ingentes cantidades de residuos radiactivos creados cada año. El comisario de Energía, Günther Oettinger, propuso ayer una directiva que obligue a los Gobiernos de la UE a presentar en 2015 o 2016 estrategias detalladas para resolver sus dilemas nacionales. Sin avalarla como la solución perfecta, Oettinger cree que lo mejor son los depósitos geológicos en profundidad, opción que España ha descartado por cara, ya que apuesta por un almacén en superficie. La Comisión considera que los Gobiernos han de pasar por encima de las Administraciones inferiores si consideran que la solución que van a adoptar es la más conveniente para el país.

"O se toman medidas o no se harían carreteras ni infraestructuras"

Oettinger es consciente de las distintas sensibilidades con que cada uno de los Veintisiete enfoca su relación con la energía (14 de ellos tienen centrales, con Francia a la cabeza, donde un 80% de su electricidad es de origen atómico, frente a Austria, que la repudia), pero sí tiene claro que "la política nacional es más que la suma de un millar de autoridades locales. Se pueden tomar medidas sin el consentimiento de Ayuntamientos y autoridades regionales. Hay que tratar de evitarlo, pero hay que considerarlo".

Sentado el principio de que el interés nacional debe primar, el comisario alemán presentó una directiva que pretende encarrilar el proceso de qué hacer con residuos radiactivos que han de seguir activos durante decenas de miles de años.

Las palabras del comisario tienen especial relevancia en España. La elección de Zarra (Valencia) como sede del Almacén Temporal Centralizado de residuos nucleares está bloqueada por falta de consenso. La comunidad autónoma se opone -su presidente, Francisco Camps, no ha dicho nada- y José Luis Rodríguez Zapatero anunció que solo lo instalaría con "el máximo consenso".

El plan es que la directiva sea aprobada antes de dos años y que en los cuatro siguientes los Estados elaboren calendarios rigurosos y la construcción de los depósitos finales con vistas a encontrar los cementerios definitivos que releven a los provisionales. No hacer nada no es una opción pues supone dejar la carga a las generaciones futuras.

El comisario afirmó que "la inmensa mayoría [de los expertos] cree que hacen falta depósitos en profundidad, al menos a 300 metros bajo tierra" para almacenar los alrededor de 50.000 metros cúbicos de residuos nucleares que se producen cada año en la Unión, de los que alrededor de 7.000 tienen actividad durante miles de años. España sin embargo, considera que no es realista aún optar por un almacenamiento geológico -quien lo ha intentado lleva enorme retraso y sobrecostes de miles de millones- y ha elegido un almacén en superficie.

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