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Bruselas declara la guerra al coche en el centro de las ciudades

La Comisión propone prohibir antes de 2050 los vehículos de gasolina y diésel en las urbes - El 'Libro blanco' del transporte apuesta por híbridos y eléctricos

La misma Comisión Europea que en 2000 se propuso convertir a la Unión Europea en 2010 en la primera economía del conocimiento del mundo se sacó ayer de la chistera un plan para acabar con los coches contaminantes en las ciudades hacia 2050. El proyecto ofrece como alternativa de transporte, entre otras, la bicicleta y el viejo coche de San Fernando. "Se trata de un documento visionario", dijo Siim Kallas, el comisario de Transporte al presentar su Libro blanco a 40 años vista con ideas para reducir en un 60% las emisiones procedentes del transporte. Enseguida se volvió realista: el documento, dijo, "no tiene valor legislativo".

Lo que hizo Kallas fue dar la campanada con un paquete de ideas que tratan de sacar partido de la realidad de que cada vez habrá menos dinero público para hacer cosas, por lo que la financiación deberá proceder del bolsillo del ciudadano, a quien el plan de comisario hará pagar por el uso de las vías urbanas. El modelo es Londres, cuyo peaje urbano se ha mostrado efectivo contra el uso del turismo en la ciudad.

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El comisario se marca cuatro objetivos para mediados de siglo: acabar con los coches de gasolina y gasóleo en las ciudades; elevar hasta el 40% el uso de carburante para aviación con bajo contenido en carbono; reducir al menos en otro 40% las emisiones de los buques, y hacer que la mitad de los pasajeros y mercancías que usan la carretera empleen el ferrocarril y las vías navegables.

Como complemento, Kallas sugiere que los aeropuertos principales de cada país estén unidos a la red ferroviaria (idealmente de alta velocidad, que debería ser triplicada de aquí a 2030), lo mismo que los puertos de mar para dar salida rápida a las mercancías.

"La extendida opinión de que hay que moverse menos para combatir el cambio climático es sencillamente falsa", dice el comisario. "Podemos acabar con la dependencia del petróleo en el transporte sin sacrificar su eficiencia ni cuestionar la movilidad".

Según él, los coches que hoy conocemos serán empujados paulatinamente al basurero de la historia por coches híbridos y eléctricos, vehículos con motor de hidrógeno, un transporte público más eficiente y racional, la bicicleta y, en el caso extremo, por el simple ir andando de un sitio a otro.

"Gracias a estas medidas será posible reducir en un 60% las emisiones de gases de efecto invernadero del transporte a mitad de siglo", pronostica Kallas. "Es un objetivo muy realista". El transporte es el sector más resistente al recorte de emisiones de CO2, ya que obtiene el 96% de sus necesidades de energía del petróleo. Las emisiones han subido. El objetivo propuesto por Bruselas de reducir las emisiones en 2050 entre un 80% y un 95% respecto a 1990 solo se puede conseguir con un cambio drástico del sistema de transporte (que mejoraría la contaminación y el ruido en las ciudades). El recorte de emisiones ataja la enorme dependencia del petróleo exterior.

La Comisión calcula que harán falta unos 1.500 millones de euros en 40 años para sacar adelante estos planes, dineros que, junto a los proyectos de inversión pública en infraestructuras, deberán salir de la colaboración entre el sector público y las autoridades. En un futuro no definido, Bruselas presentará la norma para peaje de turismos, emparentada con la vigente para camiones, con vistas a hacer realidad el principio de que quien contamina paga.

Aunque el plan no tenga carácter vinculante sí marca la tendencia para la industria. De ahí la irritación con la que recibió el documento la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA, en sus siglas en inglés), que consideró "desafortunado" el "giro de 180 grados" propuesto por la Comisión. ACEA critica el objetivo de que en 2030 un 30% del transporte de mercancías de más de 300 kilómetros se realice por ferrocarril o barco. La patronal insiste en que el transporte por carretera es la solución más flexible y que Bruselas no debe elegir entre una y otra tecnología.

La Agencia Internacional de Energía ya pidió "una revolución en el transporte", que fue aplaudida por ecologistas y algunos sindicatos. CC OO presentó ayer un estudio según el cual el número de empleos en movilidad sostenible casi podría duplicarse en 2020 y alcanzar los 443.870 puestos de trabajo.

Atascos en la autopista AP-7 en Cataluña.
Atascos en la autopista AP-7 en Cataluña.JAUME SELLART (EFE)

Menos crudo

- En 2010, la UE importó petróleo por valor de 210.000 millones de euros. España destinó 25.500 millones a la compra de crudo y derivados. El transporte cubre un 96% de sus necesidades de energía con combustible fósil.

- La Comisión planea reducir la dependencia y reducir las emisiones de CO2 del transporte un 60% en 2050.

- Para ello, propone que en 2050 no haya vehículos de combustión en las ciudades, solo híbridos, híbridos enchufables, eléctricos y de hidrógeno.

- Se propone lograr que un 40% del combustible de los aviones sea de bajas emisiones (biocarburantes, procedentes de algas...).

- En 2030, un 30% del transporte por carretera deberá pasar al ferrocarril. En 2050, los viajes por carretera de más de 300 kilómetros deben ser la excepción.

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