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Reportaje:

"Buena suerte, López"

La ONG Greenpeace cumple 25 años en España. Hablamos con su director ejecutivo, Juan López Uralde, que ya era voluntario en 1986

"¿Sabes inglés?". Así fue como el biólogo mallorquín Xavier Pastor, uno de los miembros fundadores de Greenpeace, invitó en un bar a un chico de 21 años, que ya conocía del mundillo, a echar una mano en la ONG ecopacifista. Cuando Juan López Uralde acudió a arrimar el hombro se encontró las oficinas vacías y un barquito de papel que decía "buena suerte, López". Corría 1986 y Greenpeace llevaba dos años en pie en Madrid. Mientras la delegación de la ONG iba de camino al Mediterráneo, López Uralde tenía la misión de poner en marcha una campaña contra la incineración marina de residuos tóxicos. Salió adelante. Hoy, López Uralde es el director ejecutivo de Greenpeace España y uno de los que más conoce el espíritu de una organización que celebra durante este mes su 25º aniversario.

"En mayo comenzará a funcionar la sección española del movimiento Greenpeace" titulaba el 27 de abril de 1984 el diario EL PAÍS el artículo que anunciaba la implantación en España de la ONG que 13 años antes había puesto en marcha un grupo de cuáqueros y objetores de conciencia estadounidenses, refugiados en Canadá para evitar Vietnam e instigadores de una campaña contra los ensayos nucleares en Alaska. Su lema, "Queremos paz y queremos que sea verde", fue el que llevó también a Xavier Pastor, junto a los periodistas Benigno Varillas, Manuel Rivas y Jordi Bigas, el economista Artenio Precioso y el delegado internacional de la organización Remi Parmentier a colocar el cartel de Greenpeace España en el número 4 de la madrileña calle de Comandante Zorita. La cuota del socio: 2.000 pesetas al año (12 euros).

La frontera sur de Greenpeace

"Greenpeace era ya muy conocida en España en 1984", comenta López Uralde a este diario en una conversación telefónica. Durante la transición a la democracia española, los barcos de Greenpeace Internacional, bandera de sus acciones, habían navegado las aguas españolas en tres ocasiones: en 1978 para frenar la caza de ballenas (el Rainbow Warrior I fue retenido en Ferrol); en 1982, contra el vertido de residuos nucleares a 700 kilómetros de Galicia, y en 1984, de nuevo con el objetivo de detener el avance de balleneros, esta vez en las aguas del Estrecho. "España -relata López Uralde- era la frontera sur de Greenpeace, lo más exótico".

Y como en toda frontera sur, la ONG echó a andar con muy poca gente, muy joven, voluntaria o con sueldos que más bien ayudaban a llegar a final de mes. "Yo empecé como voluntario, luego nos empezaron a pagar de aquella manera", recuerda López Uralde que, no obstante, insiste en la profesionalización de la que Greenpeace ha hecho gala siempre. El hoy director ejecutivo cita, todavía incrédulo, el lema de un cartel que dicen que había colgado en la sede internacional de la organización: "Para luchar contra las grandes multinacionales hay que actuar como una multinacional".

El celo de las acciones

Un cuarto de siglo después de su nacimiento en España, Greenpeace cuenta con 100.000 socios (en 1986 reunía a 3.000), delegaciones en Madrid y Barcelona, y voluntarios, hasta 400 según las cuentas de la ONG, repartidos por media España. Son precisamente estos voluntarios los que llevan el peso de las acciones -siempre dirigidas con un celo casi castrense- que hacen a Greenpeace tan mediática. "Es una organización que hace, no que dice. Está en nuestro ADN", reitera López Uralde. Y por eso, por continuar con el trabajo que empezaron los objetores de la guerra de Vietnam en 1971, la ONG guarda en el tarro de sus esencias todo lo que pueda rodear al bloqueo de las puertas de una central nuclear, la protesta junto a un carguero en alta mar o el encadenamiento en lo más alto de un hotel de playa.

Muchas acciones para bastantes logros. ¿Con cuál quedarse? López Uralde vuelve al barquito de papel con el que se embarcó en la lucha contra los tóxicos. "Me quedo con la prohibición en los años 80 de exportar basura tóxica a países subdesarrollados". Aunque hay más. "Si la gente supiera -deja en el aire López Uralde- la cantidad de cosas que Greenpeace ha parado".

Dos activistas se cuelgan de una refinería de Cepsa para protestar por los vertidos en Algeciras
Dos activistas se cuelgan de una refinería de Cepsa para protestar por los vertidos en AlgecirasGreenpeace / Steve Morgan
La tripulación del barco 'Phyllis Cormack', tras su primer viaje a la isla Amchitka para protestar por los ensayos nucleares de Estados Unidos
La tripulación del barco 'Phyllis Cormack', tras su primer viaje a la isla Amchitka para protestar por los ensayos nucleares de Estados UnidosGreenpeace / Robert Keziere
Dos lanchas de activistas protestan contra el vertido de residuos nucleares a 700 kilómetros de GaliciaVídeo: Greenpeace

2.700 millones contra el cambio climático

Greenpeace ha pedido hoy al Gobierno una partida de 2.700 millones de euros para luchar contra el cambio climático y un compromiso para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, coincidiendo con la celebración de su 25 aniversario, en la que se presentó el informe La crisis del clima y el libro 25 años de acción, informa Servimedia. Así, la asociación advierte de que para evitar el aumento "peligroso" de temperaturas en todo el mundo (más de 2 grados centígrados en este

siglo) las emisiones de CO2 deben llegar a su pico en 2015 y después descender rápidamente hasta niveles lo más cercanos a cero posible. Para alcanzar este objetivo, según la asociación, es necesario que los países desarrollados alcancen una reducción mínima de emisiones del 40%

para 2020 (tomando como referencia los niveles de 1990) y que los países en desarrollo contribuyan a este esfuerzo global moderando su crecimiento proyectado de emisiones entre un 15 y un 30% para 2020.

El estudio, que recoge evidencias del impacto del cambio climático en las comunidades autónomas, resalta que España "es uno de los países más vulnerables al cambio climático de toda la Unión Europea, ya que el aumento de la temperatura de 1,5 grados registrado en el último siglo "supera ampliamente la media del continente (0,95ºC) y representa más del doble de la media mundial (0,74ºC)". Igualmente, resalta que las zonas más vulnerables a la subida del nivel del mar son el norte de la Península, donde se ha registrado un aumento de entre 2 y 3 milímetros al año en la segunda mitad del siglo XX, y de las Islas Canarias.

Respecto a los escenarios de mayor riesgo en España, Greenpeace apunta a los glaciares pirenaicos, que han perdido más del 80% en los últimos años; las playas y zonas costeras, que se enfrentan a un riesgo de retroceso de, "como mínimo" 15 metros; los humedales y las lagunas litorales. Además, indica que los impactos del calentamiento global en la flora y la fauna "proliferan en todo el territorio", desde las migraciones altitudinales constatadas en la Sierra de Guadarrama (Madrid) hasta las alteraciones en el ciclo reproductivo de especies o la presencia de especies

tropicales invasoras en las Islas Canarias.

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