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Reportaje:

El biogás, una fuente de energía barata que se nutre de los desechos domésticos e industriales

A punto de cumplirse los diez años de la crisis del petróleo, y mientras los países industrializados dedican ingentes cantidades de dinero y sus más sofisticados medios técnicos para encontrar, esa soñada fuente alternativa de energía, un país generalmente ignorado en estas cuestiones, China, nos sorprende con un invento bien simple: el biogás.Frente a los costosos e inquietantes reactores nucleares, que suscitan temor en amplios sectores de la población, frente a las caras células solares, los chinos parecen preferir un remedio casi casero: aprovechar los residuos que producen el hombre y los animales, añadiéndoles también los residuos agrícolas, para producir con todo ello gas metano.

El invento no es nuevo. La fermentación de ciertos residuos orgánicos, con la consiguiente liberación de gas, es un fenómeno que se venía observando desde antiguo, sobre todo en los terrenos pantanosos; este fenómeno fue estudiado a finales del siglo pasado por un científico ruso, Alejandro Popov, lo cual permitía poco después obtener por primera vez ese gas por métodos artificiales. Ya en nuestro siglo, y sobre todo a partir de la segunda guerra mundial, algunos países se interesarían por estudiar las posibilidades de utilización del biogás, pero no ha sido hasta los años setenta, iras la crisis del petróleo, que esta fuente alternativa de energía ha empezado a llamar la atención, especialmente a los países del Tercer Mundo.

El digestor

Y a la cabeza de estos países, China ha conseguido en poco me nos de diez años que una parte importante de su población utilice esta energía primitiva como fuente de alimentación de sus cocinas y calefacciones. Sin duda que en este fenómeno ha jugado un papel determinante el alto grado de población rural de aquel país, ya que el biogás es un combustible de fabricación autónoma y descentralizada, especialmente indicado para ser utilizado por las familias que viven del campo.

Se trata de un gas metano obtenido como subproducto de la descomposición de los desechos humanos, animales y vegetales, almacenados en un ambiente apropiado, sin aire. En tal ambiente, especialmente si la temperatura no es muy baja, las bacterias procedentes del estiércol, de residuos de las cosechas y de otros tipos de desechos orgánicos, crecen y se multiplican rápidamente. Un grupo de estos microorganismos produce ácidos, amoniaco y anhidrido carbónico. Otro grupo descompone los ácidos en una mezcla de anhídrido carbónico y gas metano, combustible éste de alto poder calorífico.

Finalizado el proceso, que ha tenido lugar en un recipiente hermético llamado digestor, y obtenido el gas, los residuos utilizados se han transformado en un rico abono agrícola.

Es aquí precisamente donde pueden observarse las tres ventajas principales del biogás sobre los combustibles tradicionales: en primer lugar, es una fuente energética barata, que se encuentra presente en todos los países y latitudes del mundo, pero de forma especialmente abundante en medios agrícolas, por pobres que éstos sean; en segundo lugar, se obtiene en un proceso rápido, no como en el caso del petróleo, que tarda miles de años en producirse, y, por último, la obtención de biogás no consiste. más que en un reciclaje, o sea, un proceso en el que se respeta el equilibrio energético global del planeta. Mientras extrayendo petróleo se expolian los recursos de la Tierra, obteniendo biogás se le restituyen esos recursos. al planeta, a través del abono orgánico residual.

En efecto, el abono resultante de la obtención de biogás se considera aún más rico en nutrientes minerales que los residuos utilizados originariamente.

El biogás así obtenido puede utilizarse directamente para usos domésticos, como la cocina, la calefacción e incluso la iluminación Pero también puede transformarse en energía, eléctrica mediante pequeños grupos electrógenos, o incluso utilizarse como combustible para automóviles y camiones, mezclado con gasóleo. A todo ello une el hecho de permitir el incremento de la productividad agrícola y contribuir de una forma sencilla al saneamiento de zonas rurales que hoy, con sus pozos negros, están usando este mismo procedimiento sin ningún resultado práctico.

Múltiples usos

Y por si fuera poco, una última ventaja del biogás es que no sólo está indicado para la solución de problemas energéticos de pequeñas familias que utilicen digestores individuales, sino que presenta posibilidades de utilización a gran escala, sobre todo en las industrias de transformación de productos del campo.

En efecto, los digestores más populares en China son de tipo pe que ño, de unos diez metros cúbicos, construidos con ladrillos u hormigón, en diversos modelos y tamaños. Normalmente se construyen muy sencillamente de forma semi subterránea, con una bóveda de ladrillo que luego quedará cubierta por tierra. Como la digestión es un proceso simple y natural, se puede producir biogás incluso en una escala muy pequeña, en cualquier recipiente hermético; en algunas regiones de1a India o Centroamérica, por ejemplo, se utilizan a veces barriles de petróleo.

En esquema, un digestor de este tipo recibe directamente los residuios procedentes de los establos y de las letrinas mediante una tubería. En la cámara de fermentación se produce el gas, que se almacena en la parte superior, en forma de cúpula. Existe un tubo de salida lateral para extraer lo que queda tras el proceso de fermentación, que constituye un residuo semilíquido aún más rico, como abono, que el primitivo estiércol.

Una tubería lleva el gas producido directamente a la vivienda, para su utilización en la cocina, en la iluminación y en la calefacción. En China el fomento de esta fuente energética por parte del gobierno ha hecho que se construyan en menos de diez años más de 7.000.000 de digestores.

También para industrias

Pero también se pueden montar enormes plantas de biogás. En China, por ejemplo, una de estas plantas actualmente produce energía para una fábrica dedicada a la obtención de alcohol de batata. Más de cien toneladas de desechos de la destilería se convierten diariamente en 2.700 metros cúbicos de gas. Por supuesto, el digestor es de gran tamaño (900 metros cúbicos) y el biogás, una vez almacenado en depósitos metálicos o en sacos de plástico, hace funcionar la mayor parte de las máquinas de la destilería. Incluso se utiliza para accionar los camiones de la fábrica.

Antes de que se construyera el digestor, la fábrica descargaba sus desperdicios en el río cercano. Ahora estos desperdicios, en lugar de ser agentes contaminantes, se convierten cada año en 56.000 toneladas de fertilizantes agrícolas, que se reutilizan en las plantaciones de batata.

El inmenso digestor subterráneo, con forma de cúpula, está cubierto por un gran estanque de agua, que lo comprime y enfría (en el interior del digestor se generan fuertes presiones y temperaturas de hasta noventa grados centígrados). Incluso algunas veces estos estanques se utilizan para la cría de peces o para la producción de algas, cuyos desechos sirven también de alimento al digestor. En definitiva, y como puede apreciarse, un procedimiento aparentemente tan primitivo ha dado lugar a un sofisticado sistema de autoabastecimiento de energía.

Muchos países interesados

Tras las experiencias desarrolladas en estos últimos años, las perspectivas que se abren para la utilización masiva del biogás son bastante esperanzadoras. Y esto no sólo para países tercermundistas, como la India, Irak, Egipto o Perú, por citar sólo algunos, que han visto en el biogás una fuente energética hasta ahora oculta, sino incluso para los países occidentales, que tienen un sector agrícola todavía importante y están cada día más castigados por la factura del petróleo.

Incluso España, donde este sector agrícola es muy importante en zonas como Andalucía, Levante o Galicia, empieza a despertar de su letargo en materia de innovación energética. Ya no son sólo los proyectos de energía solar, marina o cólica. También se anuncian ambiciosos proyectos de biogás, como el de Pazos de Viveiro, en Lugo.

Allí, una próspera explotación ganadera ha destinado treinta millones de pesetas para construir en breve plazo un sistema mixto de autoabastecimiento de electricidad a partir de la energía cólica, hidráulica y de biogás. Esta última se obtendrá en un enorme depósito de fermentación, que recogerá la gran cantidad de estiércol producido diariamente por el ganado. Una vez obtenido el gas (metano) servirá para alimentar un grupo electrógeno, que, a su vez, producirá electricidad, junto a la procedente de las otras dos energías alternativas.

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