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Protestas por la beatificación de un cardenal de la Croacia fascista

El Papa inicia en octubre la santificación de Alojzije Stepinac

La noticia de la próxima beatificación del cardenal croata Alojzije Stepinac, prevista para el 3 de octubre de este año, fue recibida con tal desconcierto por los que la critican que en principio creyeron que se trataba de un error. Ciudadanos de la antigua Yugoslavia han escrito una carta abierta al Papa en contra de su decisión de beatificar a un hombre juzgado y condenado por colaborar con el fascismo.

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La campaña de protesta contra la beatificación del cardenal croata ha partido de ciudadanos de Croacia, Eslovenia, Serbia, Bosnia y Macedonia y la carta abierta al Papa ha sido publicada en Internet. En ella se expresa "desconcierto" y la sospecha de algún tipo de "homonimia", ya que en principio no podían creer, aducen, que el Stepinac beatificable fuese el mismo de la época del poglavnik (führer, caudillo) Pavelic. "Recordamos que, bajo ese régimen", dice la carta, "se creó el campo de concentración croata de Jasenovac, dirigido por franciscanos, y en el que perdieron la vida centenares de miles de civiles"."¿Hablamos de la misma persona?", plantea el documento. "Si es así, señalemos que Vos, Santo Padre, con esta beatificación enterraréis para siempre el intento de reconciliación entre la Iglesia Católica y la Ortodoxa. Pero el aspecto más grave, para los verdaderos creyentes y para todas las personas sensatas, es que esta beatificación convalidará las barbaridades del pasado y acabará por endurecer las relaciones entre los eslavos del sur".

El Papa ha fijado para el próximo 3 de octubre la beatificación del cardenal croata Alojzije Stepinac (1898-1960), que en 1946, siendo arzobispo, fue juzgado por colaboracionismo en el exterminio de antifascistas y de serbios perpetrado por el régimen fascista (1941-1945) del dictador Ante Pavelic, apoyado por Hitler. Un hermano del cardenal, Misko, fue torturado y asesinado por los ustacha fascistas en 1943.

El arzobispo fue condenado a 16 años de cárcel y, por presiones de Estados Unidos, la pena se conmutó por arresto domiciliario. El Gobierno de Tito sugirió al Vaticano el traslado de Stepinac a Roma, en vista de que diversas acusaciones podrían reportar al arzobispo una cadena perpetua. La Santa Sede le mantuvo en Croacia y, además, le nombró cardenal.

El libro Alojzije Stepinac, zlocinac ili svetac (Aloisio Stepinac, criminal o santo), de Branimir Stanojevic, publicado en 1985, reproduce varios fragmentos de las actas del proceso contra el arzobispo. En ellos Stepinac calla o responde de forma elusiva a preguntas sobre su apoyo explícito a Pavelic, los continuos mensajes agresivos contra judíos o serbios de la prensa y los grupos católicos, el sostén a las actividades ustacha, etcétera.

El pasado julio, en Rovigno (Istria, Croacia) se inauguró una exposición exaltadora de la figura de Stepinac. Y en mayo, para conmemorar el centenario de su nacimiento, se inauguró un monumento ante la casa natal. De hecho, el régimen de la Croacia actual, liderada por el nacionalista de derechas Franjo Tudjman, apoya desde hace años toda iniciativa para la santificación de Stepinac, "víctima de la persecución comunista".

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