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El CSN convoca a las nucleares ante la sucesión de incidentes

El Consejo investiga si una antigua avería causó el incendio en Vandellòs

Rafa Höhr

El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), máxima autoridad en materia de energía atómica en España, convocó ayer de forma extraordinaria al comité de enlace, en el que están representadas todas las empresas propietarias de plantas nucleares. Se trata de una decisión inédita, puesto que el comité se reúne dos o tres veces al año y el último encuentro se produjo el mes pasado. La próxima cita estaba prevista para finales de año. Pero la cascada de incidentes nucleares ha llevado al CSN a adelantar el encuentro al próximo mes de septiembre.

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Fuentes del CSN señalaron que la reunión pretende reclamar "mayor exhaustividad" a los titulares de las centrales ante la avalancha de sucesos e incidentes que acumulan. La misma fuente vinculó el adelanto de la reunión al incendio que Vandellòs II sufrió el pasado domingo. En dicho comité participan Iberdrola y Endesa, las propietarias de Vandellòs II y Ascó. Ambas acumulan 18 de los 30 sucesos que las nucleares han notificado al CSN en 2008.

El celo del CSN obedece a que el fuego que forzó el paro de Vandellòs II se debe a una avería que la nuclear arrastraba desde, al menos, hace cuatro meses. Es la tesis que investiga la entidad tras comprobar que los efectos de esa avería son idénticos al incidente que generó el fuego, según comunicaron ayer los propietarios de la central (Endesa e Iberdrola). El defecto que arrastraba Vandellòs II consiste en la vibración excesiva en el alternador, maquinaria que transforma la energía mecánica en eléctrica. La central admitió que el fuego lo causó un exceso de vibración, pero lo atribuye a un cortocircuito previo a la deflagración. Ésta se desencadenó porque la vibración rompió una tubería de hidrógeno, sustancia que en contacto con el aire y a partir de determinada concentración arde. Se trata de una sustancia con la que se refrigera el edificio de turbinas, que acabó ardiendo.

El CSN desconfía de la versión de la dirección de Vandellòs, como evidencia el que haya decidido enviar tres inspectores para comprobar la versión de la planta sobre el terreno. "Como conocíamos los problemas de vibración de la central debemos comprobar la veracidad de los hechos", dijo Javier Zarzuela, subdirector de instalaciones nucleares del CSN.

A ANAV, consorcio propiedad de Iberdrola y Endesa que gestiona la nuclear, no se le escapa el problema de la vibración: desde abril, equipos de especialistas españoles y extranjeros han analizado el edificio de turbinas para eliminarlas. El fabricante del alternador señaló a la ANAV que, si las oscilaciones alcanzaban mayor magnitud, Vandellòs II debería parar su actividad. Ahora estará parada al menos un mes, en función de la gravedad de los destrozos.

El CSN señaló que, si Vandellòs incumplió las indicaciones del fabricante, solicitará nuevas sanciones por la mala gestión de ANAV. Se trata del mismo consorcio que gestiona la nuclear de Ascó, para la que el CSN propuso la semana pasada una multa de hasta 22,5 millones de euros por ocultar una fuga radiactiva del pasado noviembre. El mismo consorcio que ocultó información sobre Vandellòs en 2004, por lo que fue sancionado con 1,4 millones de euros.

Los directivos de ANAV pasaron la jornada de ayer entre reuniones y sin querer hablar sobre las pesquisas del CSN. Se limitaron a enviar una nota en la que aseguraron que llevará a cabo "inspecciones en profundidad". El temor reside en que el alternador haya quedado dañado en su parte interna, lo que alargaría el paro de la nuclear en varios meses. Hoy empezarán a analizar el alcance de los daños, junto a los expertos de las empresas fabricantes (Siemens y ABB). Mañana lo harán ya acompañados por los tres inspectores del CSN.

Greenpeace lamentó la sucesión de errores que acumula ANAV, una crítica que ya hacen suya los empleados de la propia nuclear. "Tenemos a las familias viviendo al lado del reactor. No es lógico sufrir tantos incidentes", lamentó un operario.

Crece la tensión con las plantas catalanas

Enviar tres inspectores a Tarragona. Fue la primera reacción del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) tras escuchar las hipótesis que ANAV, empresa propietaria de las dos nucleares catalanas, ofreció sobre el motivo del incendio. Ambas entidades asumieron ayer que el incidente ha aumentado otro peldaño la tirantez de las relaciones entre ambas. "Asumimos que la ANAV preferiría que los dejáramos tranquilos. No podemos hacerlo", precisó un técnico del CSN.

La celeridad del CSN se debe a la desconfianza de la entidad ante la ANAV. Sin tapujos. Los dirigentes del CSN no quieren esperar más porque "hay pruebas e indicios que desaparecen", señalaron fuentes del CSN. No se trata de una actitud maliciosa, sino que la ANAV lleva a cabo su propia investigación sin tener en cuenta las necesidades y peticiones del CSN. Fuentes de la ANAV replicaron que es el CSN el que no les comunica sus necesidades en la investigación. "Pretenden mantenernos al margen", señalaron.

En la ANAV, por su parte, sentó mal la convocatoria del Comité de Enlace por parte del CSN apenas un mes después de la última reunión. Los dirigentes temen que será una encerrona en la que se repetirá hasta la saciedad el prejuicio que la ANAV trata de echarse de encima: que las nucleares catalanas son una chapuza, ejemplo de mala gestión. "Ignoran que hemos hecho un esfuerzo enorme para evitar la sucesión de incidentes", insistió la ANAV. Los hechos no le dan la razón.

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