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Castigos marinos

Los peces limpiadores machos persiguen a las hembras que molestan a sus 'clientes'

Un reciente estudio sobre el comportamiento de peces limpiadores ha mostrado que participan en una forma de castigo a terceros, en la que observadores supuestamente no implicados castigan a los ofensores a pesar que no hayan sufrido personalmente las consecuencias de este comportamiento. Nichola Raihani y sus compañeros de investigación observaron cómo los peces limpiadores machos castigan a las hembras si éstas hacen algo para ofender a sus clientes, los peces de mayor tamaño a los que limpian. Este descubrimiento puede ayudar a comprender mejor los orígenes y la evolución del más complejo comportamiento humano, señalan los investigadores en la revista Science.

Los científicos recuerdan que los peces limpiadores Labroides dimidiatus, que viven en arrecifes de coral, limpian otros peces de mayor tamaño comiéndose los pequeños parásitos que les infestan, pero que también tienden a morder a los clientes para alimentarse de su sustancia mucosa epidérmica, lo que constituye un acto ofensivo y puede hacerles irse.

En un experimento de laboratorio, se introdujo en un acuario con una pareja de peces limpiadores un plato de escamas, equivalente a los parásitos y piel muerta de los que se alimentan estos peces, y otro con gambas, alimento que prefieren y que sería equivalente a la sustancia mucosa. Cada vez que un pez limpiador se comía una gamba, el plato era extraído del acuario. Las observaciones revelaron que el macho castigaba a la hembra (de menor tamaño), persiguiéndola para ahuyentarla, cuando ésta se comía una gamba, y que después las hembras tendían menos a comerse las gambas.

Raihani, de la Sociedad Zoológica de Londres, comenta: "Los clientes se van si se sienten estafados en una estación de limpieza. Esto significa que la comida del macho desaparece si la hembra hace trampa. Al castigar a las hembras que hacen trampa, los machos no están en realidad protegiendo a sus clientes sino asegurándose una comida adecuada".

Los humanos tienen tendencia a proteger a las víctimas, pero nadie sabe por qué. Este estudio sugiere que el comportamiento tipo Robin Hood es menos caritativo de lo que parece.

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