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Reportaje:

China está que arde

El gigante asiático es ya el segundo emisor de gases de efecto invernadero, y acaba de vivir su año más cálido desde 1951

El año 2006 fue el más caliente en China desde 1951. La mayor parte del país ha experimentado, durante este medio siglo, un incremento continuo de las temperaturas, según aseguran los meteorólogos. Hasta tal punto que los termómetros de Pekín han alcanzado este invierno cotas desconocidas. Los lagos de la capital se fundieron en enero, cuando suelen permanecer congelados hasta marzo, algo que los expertos han atribuido al cambio climático. La Agencia Internacional de la Energía (AIE) prevé que China supere a Estados Unidos en 2009 como primer emisor de gases de efecto invernadero, responsables del calentamiento global. Pero el Gobierno chino argumenta que para luchar contra esta amenaza necesita la cooperación tecnológica internacional, y que, en cualquier caso, la principal responsabilidad, la responsabilidad histórica por las emisiones asociadas a la industrialización, corresponde a los países más desarrollados.

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[la sexta parte que Estados Unidos, según Pekín] si se compara con los países industrializados. Pero su crecimiento económico es muy fuerte y las emisiones están subiendo mucho también", asegura Martin Hiller, director de comunicación del Programa de Cambio Climático de la organización no gubernamental WWF (Fondo Mundial para la Protección de la Naturaleza, en sus siglas en inglés).

El país asiático ratificó el Protocolo de Kioto en 2002, pero está exento de recortar sus emisiones por ser una nación en vías de desarrollo. Sus dirigentes dicen que los principales culpables de la situación actual son los países más avanzados, y que a ellos corresponde hacer los mayores esfuerzos.

Esta situación ha llevado a Estados Unidos, que no rubricó Kioto porque dice que dañaría su economía, a rechazar cualquier otro tratado que no incluya compromisos por parte de las naciones menos industrializadas como China o India.

La potencia asiática -inmersa desde hace casi tres décadas en un proceso de reformas económicas sin parangón- apenas había prestado atención, hasta hace poco, al medio ambiente y el calentamiento global. Sin embargo, las autoridades han dado muestras de una creciente preocupación por el problema, ya que puede frustrar sus prioridades de desarrollo, estabilidad e influencia internacional. Un informe gubernamental de enero asegura que el cambio climático provocará graves sequías e inundaciones y amenaza con reducir seriamente las cosechas de arroz, maíz o trigo en las próximas décadas.

Durante la sesión anual del Parlamento, que finalizó el viernes pasado, el primer ministro, Wen Jiabao, enfatizó la necesidad de optar por un modelo económico sostenible. Y en una inusitada declaración reconoció que China fue incapaz de cumplir el año pasado los objetivos de mejora medioambiental que se había fijado, en gran parte porque los gobiernos locales, obsesionados con el desarrollo, se saltan a menudo los objetivos.

Sin embargo, Wen aseguró que el Gobierno mantiene el compromiso de reducir un 20% el consumo de energía por unidad de PIB (producto interior bruto) y un 10% la emisión de los principales contaminantes para 2010 respecto a los niveles de 2005. Además, señaló que Pekín ha preparado su propio plan nacional para mitigar el impacto del calentamiento global. "Aunque, como país en desarrollo, no tiene objetivos obligatorios que cumplir, China actuará de forma responsable con el mundo y cumplirá sus obligaciones internacionales", dijo tras la clausura de la sesión.

Para avanzar en este sentido, cerrará pequeñas plantas térmicas, con una capacidad de generación conjunta de electricidad de 50 millones de kilovatios entre 2006 y 2010. El país obtiene el 70% de su energía en centrales que queman carbón, y generan grandes cantidades de CO2

. El año pasado construyó 117. Aunque las emisiones de gases de efecto invernadero chinas eran poco más del 40% de las estadounidenses en 2001, el año pasado alcanzaron el 97%.

El plan nacional contra el cambio climático, que está ultimando en este momento el Gobierno chino, marcará las directrices para reducir las emisiones. Formulará la política general, pero, previsiblemente, no fijará objetivos específicos.

Las autoridades han prometido también incrementar la supervisión y los castigos a aquellos funcionarios locales que violen las leyes y regulaciones, y han asegurado que van a incluir, a partir de este año, la protección medioambiental como uno de los índices utilizados para medir el rendimiento de los dirigentes provinciales.

Pekín, que cuenta con unas reservas en divisas extranjeras que superan el billón de dólares, argumenta que carece del dinero y la tecnología necesarios para reducir significativamente las emisiones. Muchos expertos coinciden en la necesidad de apoyo. "Los países en vías de industrialización como China, India y Brasil sólo serán capaces de seguir a los avanzados si estos hacen dos cosas: tomar el liderazgo a la hora de utilizar tecnologías limpias, y ayudar a los países en desarrollo a bascular lo antes posible hacia una energía limpia", dice Hiller, de WWF. "Dado el explosivo crecimiento de China, y su consumo de energía, está claro que se enfrenta a un problema real, y Occidente debería reconocerlo".

Varias personas cruzan por el río helado de Songhua, al lado de las industrias situadas en la provincia de Heilongjiang, al norte de China.
Varias personas cruzan por el río helado de Songhua, al lado de las industrias situadas en la provincia de Heilongjiang, al norte de China.AP
EL PAÍS (Fuente: Agencia Intern. de la Energía.)

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