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Condenado a 20 años de cárcel el hombre que mató a una mujer por rechazarle en matrimonio

La Audiencia de Tarragona desestima que el acusado sufriera un trastorno mental

La Audiencia de Tarragona ha condenado a 20 años de prisión a Mohamed Balkhir, marroquí de 29 años, por asesinar a la mujer que le había rechazado en matrimonio. Sanae Haddadi falleció desangrada a cuchilladas en el centro de la ciudad en marzo de 2008. La Audiencia ha decretado 19 años de cárcel para el acusado por un delito de homicidio y otro año más por un delito previo de coacciones, mediante las que el condenado pretendía convencer a la mujer para que accediera al enlace matrimonial. La Fiscalía solicitó 26 años de cárcel por los delitos de asesinato, coacción y amenazas, mientras la defensa pidió el ingreso del acusado en un centro psiquiátrico. Balkhir ha sido absuelto por el delito de amenazas pero ha visto rechazada su petición de que la sentencia considerara que sufre un trastorno mental. También deberá abonar 140.000 euros en concepto de indemnización a los familiares de la víctima.

La estrategia de hacerse pasar por un hombre afectado por serios problemas mentales quedó patente desde el primer segundo de juicio. El condenado se parapetó tras una cascada de frases sin sentido en las que apenas admitía que amaba a la fallecida aunque precisando que no recordaba su rostro. "Ella se iba a casar conmigo o no se casará con nadie. La quería mucho", declaró en la vista. El jurado popular que juzgó el caso ya concluyó hace dos semanas que esa actitud se debía a una mera teatralización, como indicaban los informes psicológicos de los peritos incorporados a la instrucción judicial.

Petición de boda a través de familiares

La sentencia considera probado que Balkhir esperó durante horas a que la víctima saliera del trabajo, la arrinconó contra una valla y le dio muerte con inusitada violencia. Luego emprendió una huida hasta Lleida, donde fue detenido cuatro días después. Ambos se habían conocido en el locutorio en el que trabajaba la mujer. Desde ese primer encontronazo, el condenado frecuentó el local durante semanas hasta que decidió contactar con el hermano de la fallecida para pedir la mano de su amada, según dicta la tradición marroquí. Los familiares dejaron la decisión en manos de la víctima, que rechazó tajantemente la proposición.

El condenado debió de entenderlo de otro modo: notificó la inmediatez del enlace a sus parientes, encargó regalos de boda y se lanzó a organizar el guateque. Para que este se celebrara trató de convencer a la víctima repetidamente, a veces dirigiéndose a la fallecida con un cuchillo entre las manos, según la instrucción judicial. No dio efecto hasta que una noche el acusado volvió a merodear por el locutorio. Horas después, el cuerpo de Haddadi yacía sin vida en la acera. "La encontré en el suelo, con los ojos abiertos y sangrando un montón", declaró su hermano en el juicio.

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