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Reportaje:

Consiga pechos nuevos en esta pista de baile

Proliferan en Argentina las discotecas que sortean implantes

Jorge Marirrodriga

Sin tetas no hay paraíso lleva camino de abandonar su condición de nombre de serie televisiva conocida en todo el mundo de habla hispana para transformarse en una máxima social. El último ejemplo viene de Argentina, donde se han popularizado las fiestas en discotecas en las cuales se sortea como premio entre las asistentes una operación de implante mamario. Y no valen los eufemismos. El lema de las fiestas es: "Quiero mis lolas", lo que en España sería "Quiero mis tetas".

Por entradas que oscilan entre los 10 y los 50 pesos (entre 2,5 y 12,5 euros), las mujeres que asisten a estas fiestas participan en el sorteo mensual de una intervención cuyo coste suele ser de unos 7.000 pesos (unos 1.800 euros), en un país donde el sueldo mínimo son 600 pesos (150 euros). Y, claro, a mayor cantidad de mujeres que acuden a estas fiestas, mayor cantidad de asistentes masculinos y mayor negocio para los organizadores. Los argentinos se han tomado la noticia con ironía y a la práctica se le denomina en algunos medios "bailando por unas lolas", en referencia a la versión local del Bailando con las estrellas.

"La gente se ha cansado de sorteos de coches o motos y quiere algo nuevo", ha señalado a la prensa local Rodrigo Herrera, uno de los promotores de estas fiestas en la provincia de La Rioja (al noroeste del país) que ya se celebran en boliches (discotecas) de todo el país.

Una fiebre social

Los implantes estéticos mamarios se han convertido en Argentina en un tema de absoluta cotidianidad. "Hacerse las lolas" es un tema de conversación nada incómodo en cualquier reunión social o encuentro casual.

A cualquier hora en televisión surge el tema y basta un consumo normal de televisión para terminar sabiendo si son mejores los implantes de silicona o los de gel, si es más doloroso o menos colocar el implante debajo o sobre el músculo mamario o si el corte debe ser por el pezón o bajo el pecho. De modo que el implante mamario es casi un bien de consumo y un objeto de deseo para muchas jóvenes bombardeadas constantemente con el asunto.

Herrera considera que los reclamos para atraer público a las fiestas terminan agotándose en sí mismos. Pero éste es un auténtico filón. Ya lo dijo el fallecido Paul Raymond, el editor de porno más famoso del Reino Unido. "La gente nunca se cansará del sexo".

"No se pueden rifar implantes como si fueran electrodomésticos", ha denunciado Francisco Famá, portavoz de la Sociedad Argentina de Cirugía Plástica. Un argumento lógico pero que no ha sido aplicado, por ejemplo, en el caso del llamado "turismo estético" en el que se ofertan a visitantes extranjeros jugosas ofertas. Entre ellas, pasajes de avión, estancia en hoteles, visitas culturales... y una operación estética.

Gracias al tipo de cambio favorable y a la capacidad demostrada de los cirujanos argentinos, el país suramericano está en el grupo de cabeza de los lugares donde se realizan más cirugías estéticas del mundo.

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Sobre la firma

Jorge Marirrodriga
Doctor en Comunicación por la Universidad San Pablo CEU y licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra. Tras ejercer en Italia y Bélgica en 1996 se incorporó a EL PAÍS. Ha sido enviado especial a Kosovo, Gaza, Irak y Afganistán. Entre 2004 y 2008 fue corresponsal en Buenos Aires. Desde 2014 es editorialista especializado internacional.

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