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Reportaje:Los frentes del cambio climático (6)

Contaminemos como los ricos

India reivindica su modelo de fuerte crecimiento con alto coste ecológico

Un hombre rico y gordo devora casi la totalidad de una "tarta de carbono". A su lado, un pobre que tiene la piel pegada a los huesos se dispone a probar una ínfima rebanada. El hombre gordo le advierte al escuálido: "¡Ten cuidado con las calorías!". Esta viñeta, difundida por una de las organizaciones ecologistas más influyentes de India, ilustra perfectamente el recelo del subcontinente a que los países desarrollados quieran imponer compromisos sobre la reducción de emisiones de carbono.

"Las emisiones están ligadas al crecimiento: hasta ahora no hay un modelo económico exitoso que no contamine", dice a este diario Sunita Narain, la directora de la ONG responsable de la viñeta, el Centro para la Ciencia y el Medio Ambiente. "Este dilema entre desarrollo y contaminación no es exclusivo de India: las emisiones españolas también aumentaron en un 40% entre 1995 y 2005", explica.

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Para su organización, en la lucha contra el calentamiento global y el bienestar de la humanidad debe haber justicia y cooperación: el desarrollo debe compartirse entre los países. "Los ricos deben reducir para que los pobres puedan crecer. Debe crearse un espacio ecológico. Si los ricos emitieron ayer, el mundo emergente va a hacerlo hoy", dice Narain.

India es el cuarto emisor de carbono en el mundo, sólo después de Estados Unidos, Australia y China en términos absolutos. Pero, sus niveles de contaminación son bajos si se atiende al dato de las emisiones per cápita: un indio emite 17 veces menos carbono que un estadounidense, ocho veces menos que un europeo y seis veces menos que un español. Así, el Gobierno indio asegura que para mantener su crecimiento económico del 9% y reducir la pobreza, sus emisiones deben al menos duplicarse.

La postura está respaldada por uno de los indios más reconocidos: Rajendra Pachauri, presidente del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), ganador del Premio Nobel de este año junto a Al Gore. "No veo ninguna razón para que los países en desarrollo deban aceptar ningún compromiso", dijo a los medios antes de partir hacia Bali. "Somos un país muy grande y todavía no hemos llegado a los niveles de bienestar deseables. Necesitamos tener un espacio para contaminar y proveer de energía a las empresas en crecimiento y de electricidad a unos 500 millones de personas que todavía no la tienen", explica la investigadora del IPCC, Suruchi Bhadwal.

La producción de energía es precisamente la principal fuente de emisiones de India. Más del 74% de su electricidad es producida con carbón, que tiene poca eficiencia y emite tres veces más CO2 que el gas natural. Una de esas plantas contaminantes, la Planta de Energía Indraprastha, está casi en el centro de Nueva Delhi. La espesa columna de humo negro que sale de una de sus chimeneas enturbia cada vez más el aire de la capital que ya nunca es transparente. En invierno una capa gris de niebla mezclada con contaminación cubre la capital.

Irónicamente, quienes más cerca viven de esta central, los habitantes de un poblado chabolista, ni siquiera tienen electricidad. "El humo viene hacia aquí. Huele siempre a carbón. Mis hijos tosen todo el tiempo y tienen problemas en los ojos", dice Lila Devi, mientras señala a Ashok, de 8 años al que la polio le ha dejado unas piernas tan delgadas que no le dejan levantarse del plástico sobre el que está sentado. La mujer sólo cuenta con unas ramas que ha arrancado de los árboles cercanos y que quema constantemente para proteger a sus hijos del frío que ha llegado hasta los seis grados este año.

La familia de Devi es sólo un ejemplo de lo que pasa en India, donde también se repite el esquema mundial. "Los más ricos emiten mucho más que los pobres, pero son estos los que se verán más afectados por la contaminación y el cambio climático, porque son más vulnerables a las catástrofes y tienen menos capacidad de hacerles frente", cuenta el experto en calentamiento global de Greenpeace en India, Soumyabrata Rahut.

Según los distintos expertos consultados, India no puede dejar de crecer pero sí debería intentar lo que nadie ha logrado hasta ahora: romper con la idea de que desarrollo es igual a contaminación. Para ello los países desarrollados tendrían que ayudar no sólo con la transferencia de tecnología limpia, sino "también liberando las patentes para que esta tecnología se pudiera replicar en los países en desarrollo, como China, India y Brasil", opina la experta en Cambio Climático por el Consejo Indio para la Investigación en Relaciones Económicas Internacionales, Purnamita Dasgupta.

India será uno de los países más afectados por el cambio climático. Los glaciares del Himalaya se están ya derritiendo. Las inundaciones y sequías se harán más severas, una amenaza muy seria para más del 60% de la población dependiente de la agricultura. Y el nivel del mar aumentará afectando gravemente de toda la línea costera y a Calcuta. La antigua capital colonial será la ciudad más expuesta en todo el mundo en 2070 a la subida del nivel del mar, según un estudio de la OCDE, lo que afectará gravemente a la economía.

Sin embargo, los efectos del cambio climático ya han llegado a India: a unas horas de Calcuta, sobre la costa del Estado de Bengala Occidental, dos de las islas pobladas del archipiélago de los Sundarbans, se han sumergido bajo el agua dejando los primeros miles de refugiados a causa del calentamiento.

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