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Reportaje:

Cordones contra el cáncer

El quinto autotrasplante de células umbilicales agita la polémica sobre la utilidad de los bancos privados

Un niño de dos años que tenía un neuroblastoma (un tipo de cáncer del sistema nervioso muy frecuente entre los menores de seis años) se ha curado en un proceso en el que se han usado células madre obtenidas de su cordón umbilical, que se había guardado en un banco privado de EE UU.

El tratamiento seguido con Caden Ledbetter, de Coppell (Tejas) fue el indicado en estos casos: quimioterapia y extirpación. Las células madre se usaron en el último paso, para reconstruir el sistema hematopoyético (el que genera los glóbulos de la sangre), destruido por la quimioterapia.

Es el quinto caso del mundo en el que un niño se aprovecha de un trasplante de las células madre guardadas de su cordón umbilical, lo que las empresas que gestionan estos centros creen que es un motivo para su extensión. No todos lo ven así.

"El tratamiento seguido es el mismo que se usa con los demás niños que tienen este tumor, sólo que en vez de tomar una muestra de su médula antes de la quimioterapia para luego reconstruir el sistema hematopoyético, se han usado las células del cordón umbilical", dijo ayer la presidenta de la Sociedad Española de Oncología Pediátrica, Purificación García-Miguel. "No es una novedad. Siempre se hace un autotrasplante, y da igual de dónde vengan las células madre", añadió.

En España, la ley establece que los padres pueden donar los cordones umbilicales o guardarlos, pero siempre con la condición de que si otro niño los necesita deben estar disponibles. Para sortear esta obligación, los bancos privados custodian las muestras en el extranjero. "Siempre respetando la voluntad de los padres, no existe evidencia científica que indique que deban guardarse todos los cordones", afirma el director de la Organización Nacional de Trasplantes, Rafael Matesanz.

Las cifras son elocuentes: frente a los cinco casos en que esta sangre se ha podido usar para un autotrasplante, ha habido 8.000 niños que se han beneficiado de la sangre donada por otros. Pero la opción, insiste Matesanz, "está ahí".

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