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Descubierto el gen que dicta el fracaso en la terapia contra la hepatitis C

La hepatitis C es una infección vírica que afecta a unos 170 millones de personas en el mundo. De las posibles dolencias hepáticas, es de las más graves, porque puede derivar en cirrosis y en cáncer. Pero su tratamiento no es demasiado satisfactorio. El más habitual, una combinación de dos fármacos, ribavirina e interferón, tiene un éxito de curación que ronda el 60%.

Científicos de la Universidad de Duke (Carolina del Norte, EE UU) han descubierto una variante genética que predispone a que la terapia tenga éxito, o no. El hallazgo -que hoy publica Nature- "puede ser de aplicación clínica inmediata para desarrollar un test que utilizar antes de someter a alguien al tratamiento", dicen los autores del trabajo.

El asunto no es baladí. La terapia combinada dura de seis meses a un año, y tiene importantes efectos secundarios. Sobre todo, son muy llamativos los que afectan al estado de ánimo. Muchos de ellos sufren depresión o síntomas similares para descubrir que, al final, no sirvió de nada, porque siguen con el virus.

Una de las conclusiones que ya se han obtenido, por ejemplo, es que la mutación beneficiosa se da más en la población de origen europeo que en la africana. Ello podría explicar la diferente tasa de éxito con los tratamientos de la hepatitis C en ambos grupos de población.

Muchos coinfectados

El número de infectados por hepatitis C ha aumentado. En España, los problemas derivados de esta infección son ya la primera causa de muerte entre las personas con sida. Como tanto el virus de la hepatitis como el VIH se transmiten de la misma manera, existe una elevada proporción de coinfectados por los dos virus.

Aunque de esta concurrencia ha surgido una de las últimas propuestas para el tratamiento de la hepatitis C. Lo que parece claro es que, de momento, su terapia seguirá un camino parecido al del VIH: una combinación o cóctel de fármacos. Ya se están ensayando algunos que imitan la manera de actuación de ciertos componentes de los que se usan contra el virus del sida: le atacan cuando está reproduciéndose dentro de las células.

Han sido los médicos que tratan a personas con VIH los que han descubierto que los virus de la hepatitis se controlan mejor en pacientes que se tratan para impedir que aparezca el sida.

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