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Detenido un anciano tras confesar que ayudó a morir a su esposa

El marido, que defenestró a la víctima, había planeado suicidarse después

Manuel Linacero, de 73 años, fue detenido ayer por la Guardia Civil en la localidad leonesa de La Bañeza, tras confesar que había defenestrado a su esposa, Rosalina Mendoza, de 75 años, para ayudarla a morir. La mujer se precipitó el miércoles a las 7.51 desde una ventana interna del segundo piso de una residencia de ancianos y murió en el acto, según han certificado los servicios de emergencias. La Policía Local sospechó enseguida de la participación del marido en el incidente. La víctima estaba postrada en una silla de ruedas por un problema de cadera y difícilmente podía haberse arrojado por una ventana protegida con dos barrotes.

En la residencia geriátrica guardan silencio. "No voy a perder mi empleo por contar lo que no debo", se excusó el bedel, aludiendo al secreto de sumario. Sin embargo, fuentes de la Guardia Civil confirmaron que el anciano confesó que empujó a su mujer y que pretendía suicidarse después. La patrulla llegó antes de que pudiese de reaccionar.

La mujer tenía un problema de cadera que le obligaba a ir en silla de ruedas
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El matrimonio ocupaba dos plazas concertadas de la gerencia de Servicios Sociales en un centro de Mensajeros de la Paz en la localidad de La Bañeza. "Llevaban allí un año y medio. Estaban perfectamente adaptados. ¿Quién iba a esperar algo así?", dijo apenado José Vicente Rodríguez, el presidente leonés de esta asociación. "No teníamos ningún indicio de que ella sufriera depresión ni padecía ninguna enfermedad terminal, como han insinuado algunos medios", aclaró Rodríguez, molesto por las especulaciones. "No estaban desatendidos ni se nos puede achacar una negligencia profesional en los 12 años que llevamos trabajando aquí", insistió. El presidente leonés de Mensajeros de la Paz se escuda en la última inspección, que habían superado 12 días atrás. El suceso tuvo lugar justo en el cambio de turno de las 8.00 y las enfermeras no supieron lo que estaba sucediendo hasta que se encontraron a Mendoza en el suelo. Cuando la mujer murió no había nadie cerca de su habitación.

Mensajeros de la Paz gestiona también el centro vallisoletano de Boecillo, donde una cuidadora asfixió a tres menores discapacitados hace tan solo 10 días. "Está siendo un verano duro, nosotros somos los primeros afectados", afirmó Rodríguez. "Tenemos una labor muy delicada porque trabajamos con personas en situación de riesgo y, a veces, nos encontramos en situaciones que nos superan, pero espero que salgamos adelante", señaló el presidente leonés de la asociación.

Linacero fue puesto en libertad ayer por la tarde para asistir al entierro de su esposa, que se celebró a las 19 horas en Valdesandinas, localidad de donde procedía Mendoza. Anoche, al cierre de esta edición la investigación aún no había determinado si se trata de un crimen de violencia machista o si, por el contrario, es un suicidio asistido, como él mismo afirmó. En cualquiera de los supuestos, es probable que Linacero eluda la cárcel.

El Código Penal establece una reducción de la condena en los casos de suicidio asistido en los que se demuestre que existía una petición expresa de la víctima o que esta sufría "graves padecimientos permanentes y difíciles de soportar".

Si el juez considera que el "empujón" de Linacero se limitó a un "acto de cooperación", podría ser castigado con un máximo de dos años y medio de prisión, en cuyo caso no se ejecutaría la pena -siempre y cuando no existan antecedentes delictivos-, pero si se le considera ejecutor y responsable directo de la muerte, cumpliría una condena máxima de cinco años de prisión. En ese caso, se le podría aplicar la libertad condicional, ya que el acusado supera los 70 años.

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