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EE UU relaciona el consumo de antidepresivos con el aumento de conductas suicidas entre jóvenes

Una investigación oficial concluye que el riesgo de que se produzcan este tipo de comportamientos es 1,95 veces mayor con estos fármacos

El Gobierno de Estados Unidos ha desvelado hoy el resultado de los ensayos que venían llevando a cabo en los últimos meses sobre el uso de antidepresivos, que confirman la relación entre el consumo de este tipo de medicamentos y el aumento en los impulsos suicidas de los niños y adolescentes.

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La agencia estadounidense del medicamento (FDA) considera que un joven que consuma Prozac tiene un 50% más de posibilidades de incurrir en tendencias suicidas o de intentar acabar con su vida que una persona que no lo haga. El estudio analiza otros medicamentos, y obtiene como media que este riesgo es 1,95 veces mayor. En algún caso, como el Effexor de la farmacéutica Wyeth, es hasta cinco veces más elevado.

Estos datos los ha hecho públicos hoy Robert Temple, director del servicio de política sanitaria de la FDA, durante una reunión con expertos médicos, y parecen lanzar definitivamente el debate de las últimas semanas en Estados Unidos sobre la posible relación de estos fármacos y las conductas violentas y suicidas en jóvenes.

Christopher Pittman tiene 15 años. Hace tres, mató a tiros a sus abuelos y huyó de la casa en la que vivía con ellos en Carolina del Sur, tras prenderle fuego. O eso es al menos lo que dice el fiscal. Su abogado no lo niega, pero aduce que cometió los crímenes por una reacción al antidepresivo Zoloft. No se trata de un argumento novedoso, pero sí ha provocado que todo el país se pregunte sobre la idoneidad de administrar este tipo de medicamentos a niños y adolescentes.

El Zoloft — un inhibidor de serotonina como el Prozac o el Seroxat, y el más extendido de los antidepresivos en ese país— lo fabrica la farmacéutica Pfizer, que apoya las tesis de la fiscalía, y afirma que ningún organismo oficial ha hallado nexos entre su medicamento y los comportamientos suicidas u homicidas.

En 2001, un abogado convenció a un jurado de Wyoming de que el Seroxat había impulsado a un hombre, a los dos días de tomarlo, a matar a su mujer, a su hija y a su nieta antes de suicidarse. Su fabricante, GlaxoSmithKline, fue condenado a pagar 6,5 millones de dólares a la familia. Dos años después la empresa informó a las autoridades de EE UU y del Reino Unido de la relación del Seroxat con el aumento de intentos de suicidio entre adolescentes. El pasado mes de abril, otro hombre fue absuelto en California de la acusación de intento de asesinato al fallar el jurado que el Zoloft le impedía ser dueño de sus actos.

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