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Primeros datos de la sonda suicida que penetró en Jupiter

La sonda suicida de la nave espacial Galileo que penetró en1a atmósfera de Júpiter el pasado mes de diciembre, encontró fuertes vientos pero poca agua en la atmósfera, resultados que obligan a los científicos a replantearse sus teorías sobre la formación del planeta, según informó la NASA ayer.Los investigadores de la agencia espacial estadounidense en el Centro de Investigación Ames, en Mountain View (California), hicieron pública ayer la primera información sobre los datos tomados por la sonda que descendió por la atmósfera joviana antes de destruirse por las duras condiciones de intenso calor y presión que afrontó. El descenso duró 57 minutos que han proporcionado datos sorprendentes.

Los instrumentos de la sonda encontraron la región de entrada en la atmósfera más seca de lo previsto y no detectaron la estructura,de tres capas que muchos investigadores esperaban. Además, la cantidad de helio medida es la mitad de lo esperado.

Richard Young, responsable científico del proyecto afirmó que estos descubrimientos iniciales han animado a los científicos a replantearse sus teorías sobre la formación de Júpiter y la naturaleza de los procesos de evolución del planeta. "La calidad de los datos de la sonda superan todas nuestras previsiones más optimistas", dijo Wesley Huntress, responsable de los programas científicos de la NASA.

La sonda suicida, que se había desprendido de la nave Galileo el pasado mes de julio , entró en la atmósfera joviana el 7 de diciembre a una velocidad superior a los 170.000 kilómetros por hora. Envió los datos que fue tomando durante el descenso a la Galileo, que estaba a 209.000 kilómetros por encima de ella, donde quedaron almacenados para su envío posterior a la Tierra, envío que se ha visto ralentizado por la avería de la antena principal de la nave detectada poco después de su lanzamiento hace seis años.Turbulencias

Lo que se encontró el artefacto suicida, la primera misión de este tipo que se realiza, fueron vientos extremadamente fuertes y turbulencias muy intensas, informaron ayer los científicos. Detectó un hasta ahora desconocido cinturón de radiación intensa a una altura de unos 50.000 kilómetros por encima de las capas superiores de nubes. Sin embargo, no registró los esperados relámpagos. Tampoco hay datos que sugieran la presencia de nubes de agua significativas, aunque observaciones precedentes apuntaban una cierta abundancia de este elemento en la atmósfera joviana.

La Galileo está ahora en órbita del planeta gigante para realizar una exploración del mismo y de sus lunas durante dos años. La misión se planteó hace 20 años para estudiar la formación y evolución del sistema solar.

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