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El verano siega más de 700 vidas en Estados Unidos

Antonio Caño

La cifra de muertos por la ola de calor de la pasada semana en Chicago (EE UU) se acerca al medio millar, y puede aumentar aún más a medida que se realicen algunas autopsias pendientes, mientras que las autoridades buscan responsabilidades por lo que ya se ha convertido en. uno de los peores desastres naturales de este siglo en el medioeste norteamericano. En otras zonas del este y centro del país el ardor estival se ha cobrado otras 200 víctimas.En total, según el balance ofrecido ayer por las autoridades estadounidenses los muertos en todo el país por la ola de calor son ya 738.El alcalde de Chicago, Richard Daley, declaró ayer que, por el momento, no existen indicios de mal funcionamiento de los servicios médicos y de emergencia, pero reconoció que una más adecuada política de prevención podría haber evitado algunas de las muertes.

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Lo expertos están todavía examinando cadáveres en distintos hospitales para tratar de determinar hasta qué punto el calor influyó en la muerte de tan alto número de personas. Una gran parte de los muertos son ancianos entre los 80 y 100 años, y la mayoría de ellos sobrepasaban los 60 años.

En muchos casos también las víctimas presentaban problemas cardiacos o respiratorios que se vieron agravados por las altas temperaturas de la pasada semana. El jueves pasado los termómetros marcaron en Chicago 40 grados, que, combinados con cerca de un 100% de humedad, se sentían como más de 50 grados.

El alcalde Daley se ha quejado de que la cifra de muertos facilitada por los responsables de salud es exagerada, y ha argumentado que muchos de las muertes atribuidas al calor se deben, en realidad, a otras causas. Pero el centro competente en la elaboración de esa lista ha explicado que, aunque, en efecto, muchas de las víctimas estaban ya enfermas antes de la ola de calor, éste fue el factor último que aceleró su muerte.

Entre las razones que explicarían el desastre causado por el calor están algunos fallos en el sistema eléctrico que impidieron el. funcionamiento del aire de acondicionado en miles de hogares justamente en los días en que las temperaturas eran más altas. Otro de los motivos que se mencionan es que, en los barrios más pobres de la ciudad, mucha gente prefirió mantener sus ventanas cerradas por miedo a la delincuencia.

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