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El Ebro trastorna el comienzo de la Expo del Agua

La crecida del río en Zaragoza obliga a cambiar la jornada inaugural

Expo Zaragoza ha puesto en marcha el plan B para su noche de estreno, el 13 de junio: pasará de las gradas del Ebro, parcialmente inundadas por la crecida del río, al anfiteatro, situado también en el frente fluvial. Unos 3.500 invitados seguirán, a través de grandes pantallas, el acto en el Palacio de Congresos (en eso no ha habido cambios), con los Reyes, miembros del Gobierno y otras autoridades. Después, unos y otros, 5.000 personas en total, se congregarán para presenciar el izado de las banderas. Pero no será de cara al Ebro, como estaba previsto, sino detrás del anfiteatro; y no habrá montaje en el Iceberg (un escenario instalado en mitad del cauce) sino espectáculo de pirotecnia. "No queremos correr riesgos", indica el presidente de la muestra, Roque Gistau.

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El presidente de la Expo considera "un milagro" que se haya acabado a tiempo

Riesgos los justos a una semana de la inauguración, con 25 hectáreas de recinto tomadas por técnicos, excavadoras y camiones. Ya se han tapado las zanjas que minaban el terreno hace dos semanas, pero el ritmo frenético indica un trabajo a contrarreloj. "Quedan muchos flecos", sentencia Gistau. Flecos del tamaño del Pabellón Puente proyectado por la arquitecta Haza Hadid, uno de los iconos de este evento, con una colmena de obreros trabajando para que esté listo el 14 de junio. "Llegamos a tiempo, y ha sido un milagro por la envergadura del proyecto", confiesa el presidente. Cuando abra, unirá Zaragoza con la Expo, y expondrá qué será de la humanidad dentro de 25 años si continúan los actuales patrones de consumo.

"Ésta es la muestra del agua y el desarrollo sostenible", recuerda Gistau. Lo que se refleja en los continentes y los contenidos. Como el Pabellón de España, con la proyección de un cortometraje sobre una bóveda más cuatro espacios expositivos sobre agua, cambio climático y arquitectura sostenible. O el Faro, pabellón de iniciativas ciudadanas, con su forma de cántaro hecho de paja, barro y madera certificada, donde 350 ONG denunciarán problemas relacionados con agua y cambio climático, propondrán soluciones y organizarán charlas.

El Faro hay que visitarlo con casco, pero al menos se puede entrar. Cosa que no ocurre con la Torre del Agua, el techo de la Expo, con 76 metros de altura y otra de sus construcciones icónicas: será uno de los tres accesos, conectará con la estación de Delicias mediante una telecabina y albergará la exposición Agua para la vida. Por la Tribuna del Agua desfilarán más de 2.000 expertos. La Expo ha construido también el acuario fluvial más grande de Europa.

"Queremos que la gente se divierta", enfatiza el presidente de la Expo. Que reflexione, se conciencie y salga convencido de que "el planeta es finito", "sus recursos, también lo son", y "hay que conseguir más con menos". Pero que disfrute también de más de 5.000 actuaciones. (Más información en www.expozaragoza2008.es)

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