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España contradice a Francia sobre el riesgo de los transgénicos

La decisión del Gobierno francés de suspender el cultivo del maíz transgénico MON 810 "tiene un componente político importante" y no obedece a razones ambientales, según el director ejecutivo de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (AESAN), José Ignacio Arranz. Este organismo es el responsable, dentro del Ministerio de Sanidad, de velar por la seguridad de lo que llega a la mesa.

Francia anunció el pasado viernes que veta este cereal, modificado genéticamente contra la plaga de taladro, basándose en los efectos nocivos para el medio ambiente que se desprenden de los últimos estudios de la Alta Autoridad sobre Organismos Modificados Genéticamente.

Sin embargo, según Arranz, el informe no aporta novedades en cuanto a los efectos para la salud, por lo que su consumo es seguro. "El Gobierno francés ha distorsionado sus conclusiones", declaró. "El maíz MON 810 ya obtuvo el visto bueno de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria en 2005".

Arranz ha criticado la doble moral del veto francés, que se limita al ámbito ambiental. Es decir, que se suspende el cultivo pero no el comercio y las importaciones para su consumo.

Líder en cultivos

Francia es el cuarto país que se suma al veto contra el maíz transgénico, tras Alemania, Austria y Hungría. Su decisión ha comprometido a España, ya que es el líder europeo en el cultivo de la planta con 75.148 hectáreas sembradas, cuatro veces más que la superficie dedicada en cualquier país Europeo.

La oposición francesa ha animado a los movimientos que se oponen al uso de transgénicos en España. Ayer, más de 300 investigadores, ecologistas, agricultores y representantes de sindicatos presentaron en Madrid un manifiesto para denunciar los "peligros" e "impactos" que implica la introducción de los transgénicos "en el medio ambiente y en nuestros platos".

Sobre el respaldo del Gobierno a estos productos, el responsable de la Campaña de Transgénicos de Greenpeace, Juan Felipe Carrasco, declaró que su opinión está basada en "un grupo científico que no es independiente de las multinacionales vinculadas al poder corporativo" en referencia al consejo asesor sobre transgénicos.

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