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Especialidad de Urgencias, una especialidad urgente

Realmente sorprende leer, y encontrarse, en pleno siglo XXI con argumentos tan prepotentes y peregrinos, así como con descalificaciones y acusaciones tan burdas como las vertidas en la Tribuna de El País Digital del pasado 19/09/2011, firmada por los presidentes de dos de las más prestigiosas sociedades científicas de España.

Y digo argumentos prepotentes porque no cabe otra interpretación el arrogarse la representación formal de todos los que tiene un determinado título de especialista, por el solo hecho de que ese mismo nombre coincide con el de su sociedad. Si alguien representa de verdad a los médicos de urgencias, con independencia de la especialidad que tengan, es SEMES donde, sabiendo lo que defendemos y por lo que luchamos, sí están asociados voluntariamente la mayoría de ellos. Es por ello que defendemos su buen quehacer profesional, al que contribuimos decididamente desde nuestra sociedad científica adecuando sus conocimientos y competencias profesionales, acercándolas a las necesidades de los pacientes que asistimos en urgencias, de igual manera que trabajamos para mantener la calidad asistencial y la seguridad clínica de todos los servicios de urgencias.

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Y argumentos peregrinos, también por atribuir a todos los que tienen esas especialidades todos los conocimientos necesarios para ejercer eficazmente en un ámbito asistencial tan especifico como es la urgencia, igualmente por el solo hecho de que en el programa docente de esas especialidades tocaban algunos aspectos concretos de la medicina de urgencias. Por esa razón todos los que han cursado cualquier especialidad asistencial serían especialistas en urgencias, y además idénticos.

Con sus argumentos, no entendemos por qué apoyan un proyecto de decreto que permite el acceso a la futura especialidad de urgencias solo a los especialistas en Medicina de Familia, Interna o Intensivos. Es más, lo que no se entiende, ni casa con la ética y la deontología médica, es que se quiera impedir el desarrollo de la formación especializada en urgencias, que es imprescindible para dar una mejor asistencia a los pacientes, también por el solo hecho de defender unos privilegios laborales a un grupo limitado de especialistas. No es así como se procede en la mayoría de los países de nuestro entorno en los que esta especialidad es, desde hace varios años, una realidad y donde se ha demostrado que la especialidad de medicina de urgencias ha contribuido decisivamente a mejorar las expectativas de muchos pacientes.

Por último señalarles, como ya saben muy bien los malintencionados autores de esa Tribuna, que no estamos buscando un título, ni mejoras laborales, que eso es intoxicar a la opinión pública. Simplemente queremos que los futuros médicos que quieran trabajar en urgencias, por vocación, interés o por lo que sea, cuando se incorporen a sus puestos de trabajo tengan la formación necesaria para garantizar la mejor asistencia posible a todos los pacientes. Que además puedan investigar y trabajar para mejorar, consolidar y hacer viables para el futuro los servicios de urgencias, y eso solo se puede asegurar con una formación reglada como es la especialización en Medicina de Urgencias y Emergencias por vía MIR.

Las descalificaciones y acusaciones, mejor pasarlas por alto. Los que saben por qué las hacen, ya les califican, y al resto no merece la pena hacerles entrar en estas lamentables diatribas. Solo deben saber que, como médicos, estamos a su entero servicio y que es una obligación moral señalar las carencias del sistema. Callarse no tendría nombre.

Tomás Toranzo Cepeda es presidente de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES).

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