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"En la URSS había 700 accidentes importantes de petróleo cada año"

Murray Feshbach, profesor de Demografía en la Universidad de Georgetown (Washington D.C.), conoce como pocos las complejidades del medio ambiente en Rusia. Coautor de Ecocidio en la URSS, está a punto de publicar otro libro en el que actualiza los datos de las catástrofes ecológicas en Rusia y sugiere prioridades y soluciones. Murray Feshbach cree que lo ocurrido ahora, con el vertido de petróleo que se dirige al Ártico, es normal y se muestra pesimista sobre el futuro del medio ambiente en Rusia y sus repercusiones internacionales.Pregunta. El vertido de petróleo ha sacado a la luz las condiciones en las que funcionan las empresas rusas del petróleo. ¿Qué enseña este incidente sobre la política medioambiental de Rusia?

Respuesta. Los rusos, efectivamente, tienen una política. Lo que no tienen es dinero. Hay que ver cuánto dinero se les puede dar para que lleven a cabo su política, durante cuántos años, hasta que la gente diga: "Ya está bien, tenemos nuestros propios problemas. Solucionad vosotros vuestras complicaciones". Y hay que analizar las consecuencias de esta actitud para el mundo, para la seguridad medioambiental, desde el calentamiento global hasta la propagación de enfermedades por razones ecológicas. Eso es lo que hay que valorar cuando se habla de un accidente como éste, que no es único, ni mucho menos. De hecho, es más bien normal. Hay que recordar que cada año, en la antigua URSS, se producían unos 700 accidentes importantes con petróleo y gas: ¡700 cada año, que son más o menos dos al día! Y eso, sin incluir 28.000 incidentes leves. Ahora, lo mas preocupante es que esto ha occurido en la zona de la tundra, una parte muy frágil del medio ambiente.

P. ¿Se sabe lo que va a pasar cuando lleguen los hielos?

R. Éste no es el primer derrame de este tipo. A lo mejor es la primera vez que la prensa internacional le ha dado tanta importancia. Hay millones de kilómetros de gaseoductos y oleoductos en Rusia, y uno de cada cinco tiene 30 años o más, cuando lo normal es 2025 años. No es ninguna sorpresa que pase esto, lo único nuevo es que ahora nosotros estamos allí: organismos del Gobierno norteamericano y más empresas y expertos que antes. El problema es si el vertido llega al río Pechora, al Ártico, que es un mar cerrado, muy parecido al Mediterráneo. Por lo tanto, lo que va a pasar depende de la rapidez del flujo, de si se congela, de cómo afecta a los seres vivos.

P. ¿Cómo se evitan accidentes de este tipo?

R. Hay que atender a lo peor, aunque, ¿cómo se elige entre problemas de radioactividad, productos químicos, contaminación del aire y del agua? Todos son terribles. Imagine que el Gobierno español quiere hacer algo, y tiene una empresa en Sevilla; nosotros tenemos otra en Denver, los suecos, en Upsala. Todos han estado allí por separado, pero nunca han hablado entre ellos, y todos quieren el negocio para su país. Las instituciones internacionales tardan años en moverse y, mientras tanto, sigue habiendo accidentes. Yo temo que la situación va a ir a peor; no a mejor.

P. La recuperación económica en Rusia ¿es contradictoria con las exigencias del medio ambiente?

R. Eso depende de si se cree en el principio de que la ecología es compatible o no con la economía. Los últimos estudios muestran que sí. Yo creo que si en Rusia se sigue contaminando, la salud de la población sufrirá de tal manera que, por ejemplo, la fuerza de trabajo no será productiva.

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