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La Marina francesa intenta impedir que la marea negra llegue a la costa

Tres barcos de la Marina francesa intentaban ayer bombear parte del crudo vertido en el océano, frente a Bretaña, por el petrolero maltés Erika, que naufragó el pasado domingo. "Es una operación difícil, pero no imposible", declaró un alto funcionario encargado de operaciones marítimas. Se espera la ayuda de un navío británico y de otro noruego.Las dos grandes manchas de hidrocarburos parecen haberse dividido en una decena y progresan, a lo largo de la costa y en dirección sur, a casi dos kilómetros por hora. Las previsiones del tiempo hablan de una calma relativa hasta mañana, cuando los vientos, hoy más bien bonancibles, procederán del oeste y empujarán el petróleo hacia la costa gala.

"Contemplamos todas las posibilidades, lo mejor y lo peor. Trabajamos sobre todas las zonas costeras de posible contacto con el crudo, hasta la frontera española", dijo un responsable de la lucha contra la polución.

El capitán del petrolero fue procesado ayer por "poner en peligro la vida de terceras personas" y por "polución marítima". La asociación francesa de capitanes ha protestado "contra el trato escandaloso dispensado al comandante indio del Erika", y ha señalado que "hay otros responsables: la compañía que explota el barco y la que lo fletó".

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