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El Vaticano hará fichar a los funcionarios

La Santa Sede quiere controlar el cumplimiento de la jornada laboral y el rendimiento de su personal

Cambian los tiempos, y la meritocracia se impone hasta en el Vaticano. Los funcionarios de la Santa Sede, obispos incluidos, están recibiendo estos días la moderna tarjeta azul con barra magnética que deberán mostrar al entrar y salir de las oficinas. Empleados y directivos, laicos y eclesiásticos serán controlados por ordenador, y los superiores sabrán cuánto y cuándo trabajan sus subordinados.

Además, el uno de enero próximo entrarán en vigor unas nuevas fichas de valoración para medir el rendimiento individual, lo que ayudará a decidir las retribuciones en función del trabajo de cada uno.

Los trabajadores vaticanos ven con recelo la orden de fichar. Algunos prelados se han quejado de que supone un control demasiado rígido para un trabajo sin horario, especialmente porque muchos de ellos salen a menudo del Vaticano para realizar actividades pastorales. Algunos han recordado que en 1960 el Papa Juan XXIII abolió la obligación de fichar por ser poco adecuada a la tarea eclesiástica.

Las tarjetas azules tienen la ventaja de la ubicuidad; sustituirán a todas las demás en activo, incluida la que se usa para comprar gasolina. Según los medios locales, el salario medio en el Vaticano oscila entre los 1.200 euros del primer nivel y los 2.300 euros del décimo, sin contar la antigüedad y el seguro.

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